Dios, la
ciencia y las coincidencias
Creer o no en Dios, es un tema que
lleva milenios en la mesa de las discusiones, y en la actualidad vuelve a
ponerse de moda ante las manifestaciones públicas de los ateístas dentro de las
redes sociales. Sin embargo, no podemos decir que algo haya cambiado en el
debate respecto a los argumentos de ayer y los que hoy, vuelven a enfrentar las
diversas posturas. De hecho, los debates al día de hoy, resultan menos
atractivos que aquellos escenificados decenas o cientos de años atrás.
Lo que hoy ocurre, básicamente,
es una guerra de citas pasadas o de reciente cuño, que intentan de “un solo
golpe” inclinar la balanza hacia uno de los lados. Aunado a eso, el uso de
nuevos medios de edición y publicación de imágenes que intentan ridiculizar lo “absurdo”
de las religiones, en especial y con gran énfasis, sobre el cristianismo, lo
cual es entendible dada su enorme influencia histórica, social y política, y su
abundante feligresía. Porque hay que decirlo, se ataca no a la más “irracional,
absurda, perversa, manipuladora”, etc., de las religiones, sino a la de más
feligresía ¿por qué?.
Responder cabalmente a esa
pregunta, involucraría el desarrollo de todo un compendio histórico para no
obviar nada y dejar en claro que el ataque sistemático al cristianismo y en
especial al catolicismo, responde a un interés por demás obscuro, perverso y
letal. Es decir, se trata de una conspiración orquestada desde todos los
ángulos posibles cuyo fin no es, como se intenta establecer, liberar a la población
del yugo religioso. No, de lo que se trata es de caldear los ánimos entre ateos
y las diversas congregaciones religiosas para al final, enfrentarlos, todos
contra todos y se aniquilen mutuamente, culpando a la religión en general, de
ser la causante de tales luchas intestinas dentro de las sociedades modernas. El
objetivo final es claro: desterrar las religiones como algo caduco, antagónico,
ambiguo, anacrónico, irracional y nocivo para la sociedad, y luego replantear
la espiritualidad humana, a sabiendas, que el ateísmo será incapaz de lograr
avance alguno en ese sentido. Por lo que, llegado el momento, se estará en
condiciones de manifestarlo de ese modo y entonces abrir la puerta para una
nueva religión unificadora de toda la humanidad: el culto a Lucifer.
Pero, ¿cuál es el sustento
epistemológico del ateísmo? ¿dónde los ateos pueden apoyar la racionalización
absoluta del conocimiento humano? ¿cuál sería la metodología para resolver las
grandes preguntas del origen y destino del Ser humano, de su naturaleza,
estructura y evolución? La respuesta es obvia: La Ciencia.
Un Ser humano que no se conoce a
sí mismo, no es capaz de justificar su existencia ni de darle sentido y rumbo. Pero,
¿es realmente la ciencia el único camino para adquirir ese conocimiento? ¿es la
ciencia, suficiente para dar respuesta a todas las cuestiones humanas? En ese
sentido, la ciencia está en pañales. Dentro de sus diversas disciplinas, las
hay con un avance sorprendente, y las hay con un avance raquítico. El resumen
final, es que para que la ciencia llegue a contestar todas la grandes preguntas
sobre la existencia humana, se requieren aún miles de años de investigación y
existe la posibilidad que al final, no logre todas las respuestas. Tan sencillo
como la explicación de la vida: se ha podido identificar el origen de la vida,
los procesos, mecanismo y condiciones, pero todo ello no explica ¿qué es la
vida en sí? Un organismo vivo, puede morir por múltiples causas y aunque se
corrija o reajuste aquella que le provocó la muerte, el organismo no vuelve
jamás a la vida. Algo perdió en el proceso de su muerte, que hace imposible la
reversibilidad, aún volviendo a hacer funcionar sus órganos, restableciendo
cualquier lesión o disfunción, etc., el organismo no volverá a cobrar vida. Esto
nos lleva a la afirmación de que la ciencia no ha explicado aún ¿qué es la
vida?, pues de haberlo hecho, tendría control sobre ella; podría crear vida o
restablecerla. Lo que la ciencia, o mejor dicho, lo que los científicos han
interpretado como VIDA, no es LA VIDA, sino los elementos que la definen y las posibles
causas para perderla. Los científicos, ni siquiera han logrado crear el
intermedio entre un ser vivo y la materia inerte: un organismo “cuasi vivo” como
son los virus. Para crear un virus, se necesita de otro virus. Lo único que han
logrado los científicos, es hacer mutaciones virales, pero no han podido crear
un virus a partir de simple materia inerte. De ahí a crear una célula, hay un
abismo; a crear un organismo multicelular, otro abismo; a un organismo
complejo, otro abismo más; y a un organismo complejo e inteligente, abismo de
nuevo. Por eso la ruta más corta (pero muchísimo más corta) a crear un ente funcional
con características similares a un ser vivo, es la cibernética.
La condición de supremacía social
respecto a los temas que manejan los científicos, los ha hecho por demás
soberbios. Pocos son los científicos que tienen la capacidad de verse a sí
mismos como lo que realmente son: simples aprendices de la naturaleza. Es así,
que bajo esa coraza de soberbia creen que todo lo que sale de sus bocas, es incuestionable,
y así se lo hacen ver también a la población que ante su falta de manejo en los
temas, acaba por aceptar prácticamente todo lo que los científicos les hacen
saber en sus comunicados.
Sin embargo, el ciudadano común
no está indefenso ante los comunicados del científico, aunque de claro es
decirlo que su alternativa no científica, no es tampoco una “perita en dulce”,
ya que tiene que ver con el desarrollo de la consciencia hasta niveles donde
ningún científico soberbio es capaz de llegar (paradójicamente, por su misma
soberbia), porque además, es incapaz de racionalizar la consciencia, ni la suya
ni la ajena, pues en la ortodoxia irracional en el uso del método científico,
no encuentra asideros viables que le permitan hacerlo. Aunque a veces no es
necesario llegar a tanto: basta con un poco de análisis racional. Por ejemplo,
esta declaración del muy respetado físico Stephen Hawking, quien afirma:
“dios no
podía existir antes del big bang, puesto antes del big bang no existía el
tiempo, ni nada. Nada creo el Universo y todo es consecuencia natural de las
leyes físicas”
Él hace esta afirmación partiendo
del supuesto que en un hoyo negro, el tiempo tiende a cero, y como en el origen
del universo sólo había un hoyo negro infinitesimalmente pequeño e infinitamente
denso, el tiempo no existía, y si el tiempo no existía, no podía haber algo
antes (Dios) que creara nada. He escrito “supuesto” a propósito, ya que si bien
para los físicos teóricos como Hawking, las formulaciones matemáticas entregan
ese resultado respecto al tiempo dentro de un hoyo negro, se hace “incuestionable”
entonces afirmar la existencia de un sistema sin tiempo. Sin embargo, se trata de modelos matemáticos
extremadamente complejos que están sujetos a error, y más aún, persiste en todo
momento la posibilidad de error (error siempre > 0), y no puede ser de otra
forma porque en el plano real, no es posible ir al centro de un hoyo negro y
corroborar que el tiempo no existe. Hawking comete el error de asumir que una
teoría, es correcta cuando su matemática no evidencia errores, ¿y cuáles pueden
ser los orígenes de error? 1. La concepción del tiempo es uno de ellos. Dentro de
la física, el tiempo está intrínsecamente ligado a la materia y la energía, y
más aún, a la materia y energía en movimiento. Por consiguiente, si no hay
materia (la nada), para la física no existe el tiempo ¿y será realmente que no
existe o es simplemente que no lo podemos medir? Recurriendo a las mismas
formulaciones que dan origen a la teoría que sin movimiento no hay tiempo, en
el caso del núcleo de un hoyo negro donde la matemática de las leyes físicas
indican que el tiempo se “desacelera” o se “comprime” (tiende a cero conforme
el objeto se hace más denso y más pequeño). En el mundo real, un hoyo negro
puede tener en su núcleo un tiempo bastante comprimido pero sin embargo, lo
demás que escapa a su alcance no sufre efecto alguno (el tiempo sigue su marcha
normalmente), y más aún, cuando un hoyo negro emite un eje de rayos gama, estos
por el contrario, van a la velocidad máxima y el tiempo en su esfera cercana
mantiene “su paso”. Esto no es más que el reflejo de una concepción del tiempo
enteramente relativa al movimiento porque es el movimiento el marco de
referencia para poderlo medir, y no precisamente es quien le da “vida” al
tiempo. Las formulaciones matemáticas tienen que partir de esta concepción para
ser aplicables (porque a partir de ello es que se desarrollaron), pero no implica
de ninguna manera que no pueda existir otro tiempo que no está atado al
movimiento. El mismo Hawking plantea la posibilidad de otros universos, por
ende, aunque en un universo no exista el tiempo por encontrarse en estado
inicial (antes del big bang), ese tiempo sólo hace referencia a ese universo y
a ningún otro.
La otra fuente de error, es el
enunciado mismo: si como dice Hawking no existía nada “antes” porque no había
comenzado la cuenta del tiempo (tiempo=0), por las misma ley del tiempo basada
en el movimiento (sucesos), simplemente nunca hubiera podido darse el big
bang!!! Pero se dio, sucedió y como todo suceso requiere tiempo, era premisa un
tiempo “anterior” que permitiera el suceso. Aquí podría argumentarse que tiempo
y suceso se dan al unísono, como co-dependientes inseparables uno de otro, pero
volviendo a las leyes físicas, un estado inmóvil es un sistema en equilibrio y
sólo cuando se rompe ese equilibrio el sistema cambia (big bang). Entonces “algo”
debió suceder una infinitesimal fracción de segundo “antes” que rompió el
equilibrio y provocó el big bang!!! Sin la presencia de otros universos, ese
algo no puede ser otra cosa que el “dedo de Dios”, pues la materia por sí sola,
no “toma decisiones” ajenas a las leyes que la rigen.
Desde este punto de vista, ya no
hace falta entrar en cuestionamientos sobre “ese punto infinitesimalmente pequeño
e infinitamente denso” que contenía TODO lo que hay en el Universo. Ni la
física ni la lógica, ni el “sentido común” más retrógrada pueden creer
semejante disparate (a la fecha, la teoría “M” o de cuerdas, parece estar cerca
de explicar el origen del Universo, pero tal teoría requiere del manejo de
múltiples dimensiones que si bien podrían aportar un modelo matemático “funcional”
para dar satisfacción a los científicos, es completamente “infuncional” a la
hora de querer demostrarla en el mundo real (con 3 dimensiones espaciales y una
temporal).
Visto desde ese ángulo, es más salvaje creer en “un puntito que
contenía a todo el universo” o creer en una teoría indemostrable que explica el
origen de todo, que creer en un Dios Creador. El problema con los científicos,
sobre todo con los ateos, es que no son doctos en teología (sería mucho
pedirles), así que conforme van dictando sus descubrimientos al mundo, no se
resisten a “demostrar” que Dios no existe. El mismo Hawking cae en tal situación
cuando rechaza la hipótesis de Isaac Newton según la cual el Universo no puede
haber surgido del caos gracias sólo a las leyes de la naturaleza sino que tuvo
que haber intervenido Dios en su creación. Según Hawking, “el primer golpe asestado a esa teoría fue la observación en 1992 de un
planeta que giraba en órbita en torno a una estrella distinta de nuestro Sol. Eso
hace que las coincidencias de las condiciones planetarias de nuestro sistema
-la feliz combinación de distancia Tierra-Sol y masa solar- sean mucho menos
singulares y no tan determinantes como prueba de que la Tierra fue
cuidadosamente diseñada (por Dios) para solaz de los humanos", escribe
Hawking.
Por principio de cuentas, esa
singularidad que permite la vida en la Tierra no es única, hay miles (y Hawking
lo sabe, pero utiliza una para decir que no hay un diseño divino exclusivo
detrás) . Aquí algunas de ellas:
-
La formación de la luna terrestre justo antes de
que se desarrollara cualquier forma de vida en la Tierra y en el tiempo preciso
para ir alentando las rotaciones terrestres hasta una duración ideal para el
desarrollo de las primeras plantas. La luna, por su masa, su tamaño y distancia
de la Tierra, permite las mareas, los vientos y tiene injerencia (aunque cada
vez menos conforme se aleja) sobre las corrientes internas de magma que
mantienen al planeta “vivo”, todo lo cual ha sido factor clave para la
formación de vida y su evolución.
- - Un 5% más cerca o un 5% más lejos del sol, y la vida no sería como la conocemos o simplemente no la habría en este planeta.
- - El campo magnético de la tierra protege la vida del bombardeo solar de partículas cargadas.
- - El ozono evita la incidencia extrema de rayos UV, letales para el ADN.
- - Los elementos que conforman la Tierra y su proporción provienen de la muerte de una estrella gigante y de material llegado de otras latitudes (otras estrellas muertas). Sin elementos como el oro, plata, magnesio, cobre, hierro, yodo, etc., la vida no sería como la conocemos o no existiría. Igualmente sobre las proporciones y composición de agua, aire y tierra dispuestos en las proporciones ideales. Así como el tamaño, la densidad, la masa, campos magnéticos, gravedad terrestre, solar y lunar, y sus distancias respectivas.
- - Las leyes de la física aplicadas a la orgánica, tienden a la vida (la materia de forma completamente natural bajo ciertas condiciones muy específicas, se organiza para crear compuestos orgánicos cada vez más complejos y estables, con la ayuda indispensable del sol y de la actividad subterránea).
- - Meteoros y otros sucesos que han producido extinciones en masa, tras cada cual, las especies se han ido haciendo más complejas hasta llegar al Ser humano.
- - Empatía de los seres vivos con su entorno. La belleza de la naturaleza se juzga como tal por el cerebro dada la correspondencia con el mismo.
- - Infinidad de sucesos químicos, biológicos, físicos, climatológicos, internos, externos, del subsuelo, de la vecindad, de la lejanía, etc., que en un hilo cronológico probabilísticamente poco repetible, dieron lugar a cada cosa en su momento y produjeron la evolución de todo en su justa medida para proveer el equilibrio. La probabilidad de que exista otro sistema similar en el universo es pequeña pero existe, pero la probabilidad de que se den los mismos procesos en la misma medida, secuencia, magnitud y tiempo en ese otro sistema, es prácticamente cero.
Es así, que
tomando en cuenta estos otros “detalles”, el argumento de Hawking para
desacreditar a Newton, queda reducido a nada. Somos, científicamente hablando,
el resultado de millones de felices coincidencias que conforman un sistema
probabilísticamente irrepetible tanto en la vecindad del Universo, como en la
más alarmante lejanía. Esto no significa sin embargo, que no pueda existir vida
en otras latitudes (las leyes de la física, bajo las condiciones adecuadas,
tienden a la vida), pero desde el punto de vista estrictamente científico, somos
únicos en su tipo.
Por mi parte,
es todo por el momento. Queda pendiente ahondar el fenómeno de la vida y la
existencia de un Creador, desde el punto de vista espiritual, donde la ciencia
tiene poco o nada que aportar fuera de las cacayacas comunes de algunos “científicos”,
donde el feeling sobresale por encima
del rigor científico. Para muestra un botón.
“El conocido biólogo ateo Richard
Dawkins se felicitó de la conclusión a la que parece haber
llegado su colega Hawking: ‘Es exactamente lo que afirmamos nosotros. No
conozco los detalles de la física, pero es lo que he sospechado siempre’".
¡¡¡WTF?
A. Mascherpa (2012)