miércoles, 28 de noviembre de 2012

Dios, la ciencia y las coincidencias (ensayo)


Dios, la ciencia y las coincidencias

Creer o no en Dios, es un tema que lleva milenios en la mesa de las discusiones, y en la actualidad vuelve a ponerse de moda ante las manifestaciones públicas de los ateístas dentro de las redes sociales. Sin embargo, no podemos decir que algo haya cambiado en el debate respecto a los argumentos de ayer y los que hoy, vuelven a enfrentar las diversas posturas. De hecho, los debates al día de hoy, resultan menos atractivos que aquellos escenificados decenas o cientos de años atrás.

Lo que hoy ocurre, básicamente, es una guerra de citas pasadas o de reciente cuño, que intentan de “un solo golpe” inclinar la balanza hacia uno de los lados. Aunado a eso, el uso de nuevos medios de edición y publicación de imágenes que intentan ridiculizar lo “absurdo” de las religiones, en especial y con gran énfasis, sobre el cristianismo, lo cual es entendible dada su enorme influencia histórica, social y política, y su abundante feligresía. Porque hay que decirlo, se ataca no a la más “irracional, absurda, perversa, manipuladora”, etc., de las religiones, sino a la de más feligresía ¿por qué?.

Responder cabalmente a esa pregunta, involucraría el desarrollo de todo un compendio histórico para no obviar nada y dejar en claro que el ataque sistemático al cristianismo y en especial al catolicismo, responde a un interés por demás obscuro, perverso y letal. Es decir, se trata de una conspiración orquestada desde todos los ángulos posibles cuyo fin no es, como se intenta establecer, liberar a la población del yugo religioso. No, de lo que se trata es de caldear los ánimos entre ateos y las diversas congregaciones religiosas para al final, enfrentarlos, todos contra todos y se aniquilen mutuamente, culpando a la religión en general, de ser la causante de tales luchas intestinas dentro de las sociedades modernas. El objetivo final es claro: desterrar las religiones como algo caduco, antagónico, ambiguo, anacrónico, irracional y nocivo para la sociedad, y luego replantear la espiritualidad humana, a sabiendas, que el ateísmo será incapaz de lograr avance alguno en ese sentido. Por lo que, llegado el momento, se estará en condiciones de manifestarlo de ese modo y entonces abrir la puerta para una nueva religión unificadora de toda la humanidad: el culto a Lucifer.

Pero, ¿cuál es el sustento epistemológico del ateísmo? ¿dónde los ateos pueden apoyar la racionalización absoluta del conocimiento humano? ¿cuál sería la metodología para resolver las grandes preguntas del origen y destino del Ser humano, de su naturaleza, estructura y evolución? La respuesta es obvia: La Ciencia.

Un Ser humano que no se conoce a sí mismo, no es capaz de justificar su existencia ni de darle sentido y rumbo. Pero, ¿es realmente la ciencia el único camino para adquirir ese conocimiento? ¿es la ciencia, suficiente para dar respuesta a todas las cuestiones humanas? En ese sentido, la ciencia está en pañales. Dentro de sus diversas disciplinas, las hay con un avance sorprendente, y las hay con un avance raquítico. El resumen final, es que para que la ciencia llegue a contestar todas la grandes preguntas sobre la existencia humana, se requieren aún miles de años de investigación y existe la posibilidad que al final, no logre todas las respuestas. Tan sencillo como la explicación de la vida: se ha podido identificar el origen de la vida, los procesos, mecanismo y condiciones, pero todo ello no explica ¿qué es la vida en sí? Un organismo vivo, puede morir por múltiples causas y aunque se corrija o reajuste aquella que le provocó la muerte, el organismo no vuelve jamás a la vida. Algo perdió en el proceso de su muerte, que hace imposible la reversibilidad, aún volviendo a hacer funcionar sus órganos, restableciendo cualquier lesión o disfunción, etc., el organismo no volverá a cobrar vida. Esto nos lleva a la afirmación de que la ciencia no ha explicado aún ¿qué es la vida?, pues de haberlo hecho, tendría control sobre ella; podría crear vida o restablecerla. Lo que la ciencia, o mejor dicho, lo que los científicos han interpretado como VIDA, no es LA VIDA, sino los elementos que la definen y las posibles causas para perderla. Los científicos, ni siquiera han logrado crear el intermedio entre un ser vivo y la materia inerte: un organismo “cuasi vivo” como son los virus. Para crear un virus, se necesita de otro virus. Lo único que han logrado los científicos, es hacer mutaciones virales, pero no han podido crear un virus a partir de simple materia inerte. De ahí a crear una célula, hay un abismo; a crear un organismo multicelular, otro abismo; a un organismo complejo, otro abismo más; y a un organismo complejo e inteligente, abismo de nuevo. Por eso la ruta más corta (pero muchísimo más corta) a crear un ente funcional con características similares a un ser vivo, es la cibernética.

La condición de supremacía social respecto a los temas que manejan los científicos, los ha hecho por demás soberbios. Pocos son los científicos que tienen la capacidad de verse a sí mismos como lo que realmente son: simples aprendices de la naturaleza. Es así, que bajo esa coraza de soberbia creen que todo lo que sale de sus bocas, es incuestionable, y así se lo hacen ver también a la población que ante su falta de manejo en los temas, acaba por aceptar prácticamente todo lo que los científicos les hacen saber en sus comunicados.

Sin embargo, el ciudadano común no está indefenso ante los comunicados del científico, aunque de claro es decirlo que su alternativa no científica, no es tampoco una “perita en dulce”, ya que tiene que ver con el desarrollo de la consciencia hasta niveles donde ningún científico soberbio es capaz de llegar (paradójicamente, por su misma soberbia), porque además, es incapaz de racionalizar la consciencia, ni la suya ni la ajena, pues en la ortodoxia irracional en el uso del método científico, no encuentra asideros viables que le permitan hacerlo. Aunque a veces no es necesario llegar a tanto: basta con un poco de análisis racional. Por ejemplo, esta declaración del muy respetado físico Stephen Hawking, quien afirma:

 “dios no podía existir antes del big bang, puesto antes del big bang no existía el tiempo, ni nada. Nada creo el Universo y todo es consecuencia natural de las leyes físicas

Él hace esta afirmación partiendo del supuesto que en un hoyo negro, el tiempo tiende a cero, y como en el origen del universo sólo había un hoyo negro infinitesimalmente pequeño e infinitamente denso, el tiempo no existía, y si el tiempo no existía, no podía haber algo antes (Dios) que creara nada. He escrito “supuesto” a propósito, ya que si bien para los físicos teóricos como Hawking, las formulaciones matemáticas entregan ese resultado respecto al tiempo dentro de un hoyo negro, se hace “incuestionable” entonces afirmar la existencia de un sistema sin tiempo. Sin embargo, se trata de modelos matemáticos extremadamente complejos que están sujetos a error, y más aún, persiste en todo momento la posibilidad de error (error siempre > 0), y no puede ser de otra forma porque en el plano real, no es posible ir al centro de un hoyo negro y corroborar que el tiempo no existe. Hawking comete el error de asumir que una teoría, es correcta cuando su matemática no evidencia errores, ¿y cuáles pueden ser los orígenes de error? 1. La concepción del tiempo es uno de ellos. Dentro de la física, el tiempo está intrínsecamente ligado a la materia y la energía, y más aún, a la materia y energía en movimiento. Por consiguiente, si no hay materia (la nada), para la física no existe el tiempo ¿y será realmente que no existe o es simplemente que no lo podemos medir? Recurriendo a las mismas formulaciones que dan origen a la teoría que sin movimiento no hay tiempo, en el caso del núcleo de un hoyo negro donde la matemática de las leyes físicas indican que el tiempo se “desacelera” o se “comprime” (tiende a cero conforme el objeto se hace más denso y más pequeño). En el mundo real, un hoyo negro puede tener en su núcleo un tiempo bastante comprimido pero sin embargo, lo demás que escapa a su alcance no sufre efecto alguno (el tiempo sigue su marcha normalmente), y más aún, cuando un hoyo negro emite un eje de rayos gama, estos por el contrario, van a la velocidad máxima y el tiempo en su esfera cercana mantiene “su paso”. Esto no es más que el reflejo de una concepción del tiempo enteramente relativa al movimiento porque es el movimiento el marco de referencia para poderlo medir, y no precisamente es quien le da “vida” al tiempo. Las formulaciones matemáticas tienen que partir de esta concepción para ser aplicables (porque a partir de ello es que se desarrollaron), pero no implica de ninguna manera que no pueda existir otro tiempo que no está atado al movimiento. El mismo Hawking plantea la posibilidad de otros universos, por ende, aunque en un universo no exista el tiempo por encontrarse en estado inicial (antes del big bang), ese tiempo sólo hace referencia a ese universo y a ningún otro.

La otra fuente de error, es el enunciado mismo: si como dice Hawking no existía nada “antes” porque no había comenzado la cuenta del tiempo (tiempo=0), por las misma ley del tiempo basada en el movimiento (sucesos), simplemente nunca hubiera podido darse el big bang!!! Pero se dio, sucedió y como todo suceso requiere tiempo, era premisa un tiempo “anterior” que permitiera el suceso. Aquí podría argumentarse que tiempo y suceso se dan al unísono, como co-dependientes inseparables uno de otro, pero volviendo a las leyes físicas, un estado inmóvil es un sistema en equilibrio y sólo cuando se rompe ese equilibrio el sistema cambia (big bang). Entonces “algo” debió suceder una infinitesimal fracción de segundo “antes” que rompió el equilibrio y provocó el big bang!!! Sin la presencia de otros universos, ese algo no puede ser otra cosa que el “dedo de Dios”, pues la materia por sí sola, no “toma decisiones” ajenas a las leyes que la rigen.

Desde este punto de vista, ya no hace falta entrar en cuestionamientos sobre “ese punto infinitesimalmente pequeño e infinitamente denso” que contenía TODO lo que hay en el Universo. Ni la física ni la lógica, ni el “sentido común” más retrógrada pueden creer semejante disparate (a la fecha, la teoría “M” o de cuerdas, parece estar cerca de explicar el origen del Universo, pero tal teoría requiere del manejo de múltiples dimensiones que si bien podrían aportar un modelo matemático “funcional” para dar satisfacción a los científicos, es completamente “infuncional” a la hora de querer demostrarla en el mundo real (con 3 dimensiones espaciales y una temporal).

Visto desde ese ángulo, es más salvaje creer en “un puntito que contenía a todo el universo” o creer en una teoría indemostrable que explica el origen de todo, que creer en un Dios Creador. El problema con los científicos, sobre todo con los ateos, es que no son doctos en teología (sería mucho pedirles), así que conforme van dictando sus descubrimientos al mundo, no se resisten a “demostrar” que Dios no existe. El mismo Hawking cae en tal situación cuando rechaza la hipótesis de Isaac Newton según la cual el Universo no puede haber surgido del caos gracias sólo a las leyes de la naturaleza sino que tuvo que haber intervenido Dios en su creación. Según Hawking, “el primer golpe asestado a esa teoría fue la observación en 1992 de un planeta que giraba en órbita en torno a una estrella distinta de nuestro Sol. Eso hace que las coincidencias de las condiciones planetarias de nuestro sistema -la feliz combinación de distancia Tierra-Sol y masa solar- sean mucho menos singulares y no tan determinantes como prueba de que la Tierra fue cuidadosamente diseñada (por Dios) para solaz de los humanos", escribe Hawking.

Por principio de cuentas, esa singularidad que permite la vida en la Tierra no es única, hay miles (y Hawking lo sabe, pero utiliza una para decir que no hay un diseño divino exclusivo detrás) . Aquí algunas de ellas:
-          La formación de la luna terrestre justo antes de que se desarrollara cualquier forma de vida en la Tierra y en el tiempo preciso para ir alentando las rotaciones terrestres hasta una duración ideal para el desarrollo de las primeras plantas. La luna, por su masa, su tamaño y distancia de la Tierra, permite las mareas, los vientos y tiene injerencia (aunque cada vez menos conforme se aleja) sobre las corrientes internas de magma que mantienen al planeta “vivo”, todo lo cual ha sido factor clave para la formación de vida y su evolución.

  • -      Un 5% más cerca o un 5% más lejos del sol, y la vida no sería como la conocemos o simplemente no la habría en este planeta.
  • -        El campo magnético de la tierra protege la vida del bombardeo solar de partículas cargadas.
  • -        El ozono evita la incidencia extrema de rayos UV, letales para el ADN.
  • -          Los elementos que conforman la Tierra y su proporción provienen de la muerte de una estrella gigante y de material llegado de otras latitudes (otras estrellas muertas). Sin elementos como el oro, plata, magnesio, cobre, hierro, yodo, etc., la vida no sería como la conocemos o no existiría. Igualmente sobre las proporciones y composición de agua, aire y tierra dispuestos en las proporciones ideales. Así como el tamaño, la densidad, la masa, campos magnéticos, gravedad terrestre, solar y lunar, y sus distancias respectivas.
  • -     Las leyes de la física aplicadas a la orgánica, tienden a la vida (la materia de forma completamente natural bajo ciertas condiciones muy específicas, se organiza para crear compuestos orgánicos cada vez más complejos y estables, con la ayuda indispensable del sol y de la actividad subterránea).
  • -        Meteoros y otros sucesos que han producido extinciones en masa, tras cada cual, las especies se han ido haciendo más complejas hasta llegar al Ser humano.
  • -       Empatía de los seres vivos con su entorno. La belleza de la naturaleza se juzga como tal por el cerebro dada la correspondencia con el mismo.
  • -      Infinidad de sucesos químicos, biológicos, físicos, climatológicos, internos, externos, del subsuelo, de la vecindad, de la lejanía, etc., que en un hilo cronológico probabilísticamente poco repetible, dieron lugar a cada cosa en su momento y produjeron la evolución de todo en su justa medida para proveer el equilibrio. La probabilidad de que exista otro sistema similar en el universo es pequeña pero existe, pero la probabilidad de que se den los mismos procesos en la misma medida, secuencia, magnitud y tiempo en ese otro sistema, es prácticamente cero.
Es así, que tomando en cuenta estos otros “detalles”, el argumento de Hawking para desacreditar a Newton, queda reducido a nada. Somos, científicamente hablando, el resultado de millones de felices coincidencias que conforman un sistema probabilísticamente irrepetible tanto en la vecindad del Universo, como en la más alarmante lejanía. Esto no significa sin embargo, que no pueda existir vida en otras latitudes (las leyes de la física, bajo las condiciones adecuadas, tienden a la vida), pero desde el punto de vista estrictamente científico, somos únicos en su tipo.

Por mi parte, es todo por el momento. Queda pendiente ahondar el fenómeno de la vida y la existencia de un Creador, desde el punto de vista espiritual, donde la ciencia tiene poco o nada que aportar fuera de las cacayacas comunes de algunos “científicos”, donde el feeling sobresale por encima del rigor científico. Para muestra un botón.

El conocido biólogo ateo Richard Dawkins se felicitó de la conclusión a la que parece haber llegado su colega Hawking: ‘Es exactamente lo que afirmamos nosotros. No conozco los detalles de la física, pero es lo que he sospechado siempre’". ¡¡¡WTF?

A. Mascherpa (2012)