CAPITULO PRIMERO. El funcionamiento del Sistema
Primer apartado
Los filtros del Sistema o la difracción de las ideas.
Como sucede con la
luz o cualquier otro fluido de carácter ondulatorio que se difracta al pasar a
través de un filtro (v.g.: luz pasando a través del agua), las ideas se
difractan al pasar por los filtros del Sistema. Esto significa que la realidad
se difracta, cambia su esencia original y se presenta como una
"realidad" que es ficticia quedando oculta la realidad auténtica. El
ciclo normal en la relación realidad - idea es:
realidad à (sentidos) à impresión à idea à idea conceptual à impresión à interpretación de
la realidad (teoría, modelo, métodos) à transformación de la realidad
En tanto, el mismo
ciclo, pero contaminado por los filtros del Sistema es:
realidad à (sentidos) à impresión à idea ß (filtro) à idea conceptual
deformada à impresión à interpretación
deformada de la realidad à transformación errónea de la realidad
La realidad la
captamos por nuestros sentidos y nos provoca una impresión. La impresión nos
permite generar una idea de la cosa que percibimos; luego podemos interpretar
su apariencia y conceptualizar sus propiedades (la idea conceptual) y dar una
interpretación del fenómeno. La idea conceptual de la cosa es un modelo que interpreta
la realidad, aunque no es la realidad misma. La persistencia de los fenómenos
nos permiten extrapolar los conceptos a otras realidades similares que no hemos
percibido pero sabemos que existen o pueden existir, de modo que establecemos
teorías que de comprobarse derivamos en leyes. Estas leyes, con los medios
suficientes, nos permiten reproducir el fenómeno (que genera una impresión) y
entonces transformar la realidad; en cada transformación logramos un avance en
el dominio de nuestro entorno sin afectar la realidad original. Este mismo
proceso, pero contaminado por los filtros del Sistema, produce “leyes”
erróneas, pero que son útiles como parte de la adaptación de la persona al
Sistema. La idea primitiva, la que es producto de la primera impresión, al
conceptualizarse con elementos sistémicos viciados, genera modelos que no
interpretan correctamente la realidad. Terminamos “entendiendo” la realidad de
otra forma y al reproducirla, lo que hacemos es inventar una realidad alterna,
que representa un retroceso, puesto que atenta y llega a destruir a la realidad
original. Un ejemplo claro de esto, son las fobias sociales (racismo,
xenofobia, etc.): si alguien observa a un “diferente” (negro, pobre,
discapacitado, homosexual, etc.), esa percepción de diferencia, que en realidad
es diversidad, genera una impresión y una idea de lo observado (idea primitiva)
que con la “ayuda” de los dogmas sistémicos, genera una conceptualización
deformada; este concepto erróneo, origina la impresión deformada que se manifiesta
en forma de rechazo (impresión), el cual se percibe como “natural” (realidad
ficticia); del rechazo viene la acción en contra de lo diferente
(transformación errónea de la realidad).
Ante un hecho que
llega a nuestros sentidos, se genera una impresión que inmediatamente, si
estamos atentos y conscientes, inicia un proceso de producción de ideas. Las
primeras ideas sobre el hecho que acabamos de percibir, se refieren al hecho
mismo, sin involucrar juicio alguno. De ahí, el cerebro busca semejanzas en la
memoria con la intención de encuadrar el presente hecho dentro de lo que llamo
el catálogo de experiencias y
así poder establecer un juicio o conclusión (aproximado a la analítica de
Kant), adquirir un conocimiento o devenir en una idea más compleja. Es ahí,
dentro del catálogo de experiencias, donde radican los filtros como unidades filosofales, unidades
ideológicas, matemáticas, de propiedades, lenguajes, conceptos, etc., que se
adhieren a la idea primaria del hecho en cuestión de acuerdo a su compatibilidad
con esta. También interviene, además del catálogo de experiencias, lo que he
llamado la fuente de la creación
ideológica (aproximado a la síntesis de Kant), la cual es similar al
catálogo de experiencias en el sentido de estar compuesta de piezas de rompecabezas,
pero que en este caso son piezas mucho menos complejas, diría que tan básicas,
que por sí solas no representan nada ni conceptúan nada (pueden ser símbolos,
impulsos, abstracciones, metáforas, etc.), pero que permiten la construcción de
ideas complejas a partir de una semilla (en este caso la idea primaria producto
de la percepción de un hecho, aunque también puede ser de otra índole, como una
pieza de catálogo alojada en la memoria con anterioridad). Si en el catálogo de
experiencias no se encuentra un conjunto suficiente de piezas compatibles con
la idea primaria para poder conceptualizarla, la fuente de la creación
ideológica asume por completo la tarea en un proceso mucho más largo y tortuoso
con el fin de llegar a conceptualizar el hecho, explicarlo y finalmente
catalogarlo. Independientemente de que se logre dicho objetivo o no, el
resultado de este primer proceso, deriva en una pieza que va a parar al
catálogo de experiencias, donde permanece a la espera de un huésped (una idea
producto de una percepción u otras piezas “olvidadas” dentro del catálogo) con
quien encuentre alguna compatibilidad para desarrollar una nueva idea, concepto
o pieza de catálogo.
Analógicamente, el
catálogo de experiencias se asemeja a un conjunto de muros aislados; la fuente
de creación ideológica a los ladrillos, el cemento o las piezas que unidas
pueden formar un muro; y la idea conceptual, es el producto final: una casa, un
puente, etc. Las bases de datos con información científica y experimental
dentro de un ordenador o plasmada en lenguaje escrito, son en cierto modo,
catálogos de experiencias externos que sirven de igual modo para los mismos
fines, donde la fuente de creación ideológica estaría compuesta por bits de
información. Cuando una idea nueva entra en contacto con estas piezas y se
encuentra cierta compatibilidad, ya sea por sí sola o con la ayuda de la fuente
(que puede actuar también como ligamen entre piezas para proveer la
compatibilidad necesaria), se dice que mediante el uso de la razón se ha deducido
tal o cual cosa; se ha explicado un fenómeno o se ha entendido una forma
particular de funcionamiento de las cosas. Este conocimiento es en realidad un
mapa que delimita continuidades y discontinuidades (excepciones) en los modelos
mentales sobre una realidad específica para poder entenderla y manejarla. Es
así que conceptos cuyo mapa se encuentra no explicado del todo (o del nada),
pero que salen a la luz como experiencias compartidas, representan dogmas más
que modelos formales. La inconmensurable ignorancia humana respecto de
ciertos temas que requiere manejar (no abordo aquí las razones) para control de
su realidad, deviene en la creación de dogmas de fe, mismos que dada la
necesidad en su uso cotidiano, van a parar al catálogo de experiencias como piezas
para generar conceptos. Las religiones son ejemplos claros de multitud de
dogmas: son piezas que “no se pueden” explicar racionalmente, pero que sirven
para “explicar” lo que se nos antoje. Recurrir al pensamiento dogmático, es una
práctica normal y a veces necesaria dentro de la naturaleza humana; no todo
conocimiento nuevo es racional ni todo lo racional aporta conocimiento nuevo.
Quiero decir, que el uso del dogma con plena consciencia de sus limitaciones y
virtudes puede ser una herramienta útil en muchos casos donde no hay mejor
forma de obtener una aproximación satisfactoria para interpretar o entender la
realidad. Pero el dogma por tradición o costumbre, limita e inclusive cancela
la intervención natural de la fuente de creación ideológica por un lado, y
condiciona la libertad en el uso del catálogo de experiencias por el otro, todo
lo cual induce al individuo a ofrecer juicios tendenciosos que defiende
acaloradamente pero que nunca llega a demostrar racionalmente. El Sistema,
introduce en la mente humana, por civilidad, una cantidad significativa de
estos dogmas regalando al individuo la comodidad de no tener que pensar para
explicar su entorno; sólo requiere de encontrar las piezas de catálogo
adecuadas y suficientes para dar un veredicto ante un hecho
consabido. Se puede demostrar fácilmente este fenómeno cuando pedimos a alguien
contaminado por estos dogmas, que nos explique tal o cual situación desde el
punto de vista religioso. La persona cuestionada antes de intentar pensar y
usar la razón, acude sistemáticamente a su catálogo de experiencias y sin duda
encontrará las piezas dogmáticas requeridas casi instantáneamente. Esto no es
razonar, sino recordar y asociar sin comprobar. Entonces, partiendo de un dogma
tomado como verdad indiscutible, lo que derive de este (conceptos, ideas,
juicios), “necesariamente” se tomará también como verdad y la relación entre
producto y materia prima, justifica a ambos, reforzando el error. ¿Cuál es el
porcentaje de conocimiento que posee un individuo común que no tiene un origen
dogmático?, sorprendentemente, muy bajo.
Las piezas de
catálogo dadas por ciertas e infalibles, ya sea por comodidad, por herencia,
por falta de método en su comprobación o por pertenecer a conceptos aceptados
universalmente por necesidad, aún tratándose de dogmas, intervienen de manera
decisiva en la forma de pensar de los individuos y por ende, en el tipo de
respuestas que estos dan ante situaciones específicas. Son, dicho de otra forma
y desde este punto de vista, piezas de
condicionamiento8, las
cuales en conjunto, conforman un programa.
Un individuo con suficiente programación dogmática, llega sin grandes
contratiempos al fanatismo, la intolerancia y con el tiempo, a la cerrazón
absoluta al uso de la razón; es un ser dominado por sus dogmas que no admite
otros si resultan incompatibles con los suyos9,
dejando de poseer un pensamiento autónomo.
El Sistema, como medio de dominación que tiende a fomentar la irracionalidad,
fabrica y distribuye toda clase de programas mentales, entre los que se
encuentran muchas ideas “libertarias”; subculturas, ideas sobre lo que debe ser
y como entender y defender a la civilización actual (inclusive, las formas como
se le debe atacar); reglas de etiqueta, protocolos diplomáticos, marginación
social e ideológica, existencia de castas y clases sociales, ideas sobre lo que
es bueno y malo; el éxito social, el profesional y toda clase de conceptos
tomados a Priori, como elementos
básicos necesarios para el desenvolvimiento social, es decir, como pilares de
la civilización actual. Podemos decir que la forma más cómoda de adaptarse y
triunfar en un medio ambiente civilizado, tiene su base en ser ignorante de la
realidad natural y ser docto en los dogmas.
El trabajo filosófico, se basa en
el proceso analítico, aunque con una cualidad: acude irremplazablemente a la
fuente de la creación ideológica, es decir, a la síntesis ideológica. Las ideas
que llegan desde la percepción, así como otras producto del análisis razonado e
inclusive las piezas de catálogo, son puestas a prueba mediante otras piezas ya
comprobadas con la intervención ineludible de elementos para el análisis,
síntesis y composición de la fuente de la creación ideológica. La actividad
filosófica seria, debe rechazar todo elemento dogmático, a no ser de su uso
como herramienta temporal (truco mental), que sirva para establecer excepciones
y límites en una discontinuidad dentro de un mapa conceptual, por lo que
tampoco se trata de rechazar sistemáticamente al dogma, sino de conocer su
ámbito de acción y sus limitaciones. El dogma, es una
hipótesis, no más.
Estas piezas ya comprobadas dentro del
catálogo, que son como leyes o principios filosóficos, las he llamado piezas filosofales, digamos que son
la contraparte del dogma. Su uso dentro del análisis mental permite, al igual
que los dogmas, ahorrar tiempo en mapear las ideas motivo del análisis, pero
con la diferencia que estamos ciertos de su origen, sus consecuencias y sus
limitaciones; conocemos su nivel de verdad y su nivel de aplicación, con lo
cual podemos hacer la síntesis de nuevos conocimientos. Muchas ideas e
información diversa residentes en el catálogo de experiencias y que
aparentemente no tienen un sentido bien definido ni una aplicación específica,
pueden en determinado momento asirse a un nuevo concepto o idea, para generar
un mapa completo que nos permite definir algún fenómeno. La piedra filosofal, buscada por los
filósofos antiguos, es precisamente una pieza de catálogo que al entrar en
contacto con prácticamente cualquier idea, le da forma y sentido. Esta pieza
por supuesto no existe, o al menos no se ha encontrado, pero la idea pone de
manifiesto un proceso intuido hace siglos. En lugar de esta pieza, tenemos un
conjunto de otras piezas, que unidas pueden ser capaces (dada la capacidad de
la fuente de cada pensador), de permitirnos definiciones muy precisas de los
eventos reales en cortos espacios de tiempo (de unos segundos a unos pocos
años). Todo Ser Humano normal, tiene la capacidad de filosofar acertadamente,
pero ¿por qué no lo hace? En la parte tercera de la obra trataremos este tema a
fondo.
Cuando al
principio del libro se mencionaba la necesidad de “vaciarse” antes de iniciar
el camino hacia el descubrimiento del Sistema, se refería precisamente a
librarse de los dogmas del Sistema. Quitar de nuestro catálogo de experiencias
todo aquello que no pueda ser comprobado por el uso de la razón, ya que son la
principal fuente de error en cualquier análisis sujeto a ellas; o si no
quitarlas, al menos conocerlas a fondo. David Hume, comenta en su Tratado de la Naturaleza Humana:
"Las discusiones se multiplican como si todo fuera dudoso, y estas
discusiones son llevadas con el mayor calor, como si todo fuera cierto."
El apasionamiento por las ideas y los hallazgos, esconden muchas veces dogmas
no confesos; lo realmente importante al darnos cuenta de supuestos errores en
los juicios de los demás, no es concentrarnos en el error mismo, sino encontrar
las fuentes del error: las piezas de catálogo que distorsionaron la
interpretación de la realidad. Encontrar un filtro del Sistema tenido por pieza
filosofal, desgranarlo y colocarlo sobre su base real, además de ser una gran
aportación a la filosofía, es un camino seguro hacia la verdad10. Obviamente, muchos dogmas permanecen
como tales debido a que existe una barrera difícil o imposible de salvar al
momento de buscar su nivel de verdad; o bien, socialmente no pueden ser
derrumbados, como por ejemplo, los conceptos de Patria, raza
(relativo a lo humano), demonio, etc. De aquí que muchas palabras están
asociadas a dogmas de tal manera que buena parte del lenguaje, está dogmatizado
simbólicamente.
Todos somos (en nuestra forma de
ser, actuar y pensar), de una o de otra forma, directa o indirectamente,
consecuencia del Sistema. Los pocos individuos y grupos humanos que no son
producto del Sistema, ven afectado su entorno y sus relaciones con “el mundo
exterior”, a consecuencia de aquél, aunque generalmente padecen alguna forma de
aislamiento; el aislamiento de la civilización, es en algunas ocasiones, por
rechazo, y en otras por marginación. Rechazo y marginación vienen siendo
rechazos al final de cuentas, sólo que cambia el sentido, es decir, el rechazo
al que me referí en primer lugar, es el que ejercen quienes prefieren
mantenerse alejados del Sistema; en tanto que la marginación, es el rechazo
hacia estos individuos por parte de los que pertenecen al Sistema. De una o de
otra forma existe una línea divisora entre sistémico y no sistémico, entre un
grupo de gente y otro, y entre un individuo y otro. Más adelante en esta obra,
se analizarán las diferencias sustanciales entre unos grupos y otros, ahora
sólo mencionaré que si bien ambos grupos basan parte de su cultura y
comportamiento en las tradiciones, los que están libres de la influencia
ideológica del Sistema, tienen un mejor conocimiento del origen y los objetivos
finales de sus tradiciones, mientras que los sistémicos, las llevan a cabo un
tanto por moda, otro tanto por protocolo social, y un tanto más por
romanticismo cultural aceptado por omisión. Por ejemplo, el hecho de vestir de
negro para asistir a un velorio, muy poca gente sabe su significado y su
origen, e inclusive la mayoría de esa minoría que lo sabe, sigue la tradición
no por el significado sino por seguir el protocolo social aceptado.
Es común ver
escandalizarse a los miembros de la sociedad sistémica, cuando alguien no
cumple un protocolo “obligado”, aunque no tengan argumentos racionales para
objetar ese incumplimiento (que los puede haber). En general los argumentos con
los que pretenden justificar su indignación o crítica, tienen que ver más con
cuestiones puramente “de etiqueta”, de tradición, de apariencia o frivolidad,
que con juicios razonables, pero que son suficientes desde el punto de vista
sistémico, para rechazar al “anormal” o ejercer sobre él actos peores (destruir
la realidad). ¿Alguien a olvidado lo que pasó con los indígenas
norteamericanos? ¿alguien puede justificar razonablemente el destrozo de la
cultura de los indígenas de Mesoamérica y de Sudamérica? ¿El progreso puede
justificar el deterioro ambiental? ¿La economía de las grandes empresas
justifica su eterno atentado contra toda forma de vida?. Etiquetar,
convenientemente, a una sociedad como menos civilizada, bárbara, primitiva,
etc., para justificar su exterminio, ha sido una carta comúnmente usada por los
sistémicos en su búsqueda del poder mediante la apropiación de los recursos de
los despojados.
Segundo apartado
Nodos y Rejillas
Si imaginamos un
plano que comprende un área que representa la parte de la realidad, ficticia o
no, que el Sistema somete a su jurisdicción, los nodos son abultamientos en
dicho plano que representan una alta concentración de cultura sistémica, es
decir, son frentes de desarrollo y conservación del status actual (stablishment),
donde se produce y canoniza a la realidad sistémica. El Estado, con toda su
estructura legislativa y operativa, es el nodo más visible, aunque no siempre
el más prominente.
Por el lado de las
rejillas, estas son, como su nombre lo indica, huecos sobre el plano que
representan zonas donde la cultura sistémica es mínima y discontinua,
representando a grupos sociales o individuos que son renuentes al Sistema; son
los rebeldes conscientes que buscan y encuentran alternativas no sistémicas
para desarrollarse. Estas rejillas, en la actualidad son escasas y difusas,
aunque como ejemplo podemos mencionar a algunas comunidades tibetanas, pueblos
africanos, aborígenes australianos, entre otros, normalmente pueblos
ancestrales que se han mantenido parcialmente alejados de la evolución del
Sistema o atrapados en versiones antiguas del mismo.
La última nueva
rejilla importante de que se tiene noticia, es el movimiento Hippie norteamericano. Gracias a ser un
fenómeno relativamente reciente, existe mucha información al respecto, tanto
veraz como ficticia, que permite entender su origen, su desarrollo y las causas
de su término.
El hippismo como
movimiento ideológico social, representa un excelente sinodal para determinar
la viabilidad de una organización no sistémica, con todo y sus tremendas
limitaciones y su bajo perfil filosófico. Lo más destacable es la influencia
que este movimiento tuvo en la población mundial, tanto sobre los defensores a
ultranza del Sistema, como en los jóvenes idealistas y rebeldes de la época. De
hecho, este movimiento, contrario a las versiones de Estado, representó una
seria amenaza contra el status quo de
la postguerra poniendo en jaque a varios Estados en todo el mundo desde el
punto de vista de su justificación, principalmente al norteamericano. El
enunciado de que “nadie puede estar fuera de los límites del Estado” fue la
espada que esgrimió el Sistema para terminar el movimiento, además de la
manipulación de la información tendiente a colocar a los seguidores de este
movimiento como lo peor de la sociedad y la represión sistemática, permanente y
violenta que terminó por desvirtuar y desintegrar al movimiento. Pero vayamos a
analizar más a fondo este fenómeno.
Originalmente, la
idea de la convivencia comunal surge como una necesidad dentro de una sociedad
norteamericana en transición desde comunidades básicamente rurales hacia
comunidades urbanas alrededor de la década de 1840, justo antes de la guerra
civil, como parte del sueño americano rural fuera de las grandes plantaciones.
De hecho, las ideas libertarias que fueron bandera de la nueva cara del Sistema
(ahora yanqui) hacia una participación social más individualizada, dieron al
traste con el comunismo norteamericano de aquellos años. Sin embargo, muchas
comunidades permanecieron fieles a su forma de vida en comunidad, por brindar
mayor estabilidad social en las comunidades rurales de pequeños propietarios.
Ciento veinte años
después, esa tendencia fue trasmitida al ámbito urbano al ser absorbidas o
asediadas las comunidades rurales por las ciudades de tal forma que la base
cultural del comunitarismo permaneció vigente y antes de claudicar bajo la
influencia del urbanismo, se adaptó a él y no sólo eso, sino que influyó sobre
él de forma sorprendente, ya que esta forma de organización social carecía de
los problemas que comúnmente afectan a las sociedades urbanas. Los primeros
grupos comunalistas identificables nominativamente, fueron los Bohemios de los 30’s y 40’s y los Beats de los 50`s, ambos movimientos
catalogados como disidentes, en cierta medida, del stablishment. Básicamente de estos grupos se derivó el movimiento hippie de los 60’s, pero fue hasta el
intervalo comprendido entre 1966-67 cuando se les identifica plenamente como hippies. Anteriormente, aunque ya
existían asentamientos de tipo hippie, el término fue universalmente acuñado
hasta 1965 y difundido a partir de 1966. El boom comercial se da hasta
finales de los 60’s y principios de los 70’s, especialmente por los medios
masivos de comunicación entre 1968 y 1971, fenómeno que logró pernearse fuera
del ámbito local, gracias a la difusión de algunos investigadores y a la
comercialización de los productos que los hippies producían, principalmente
artesanías donde se intentaba plasmar su “filosofía de vida”, con el fin de
hacerse de recursos para adquirir aquello que no podían ellos producir.
Desgraciadamente, uno de esos productos, fue la cultura de la droga como medio
de escape (de la realidad sistémica) o inspiración (para “entender” la realidad
objetiva).
Este boom
marcó la sentencia del Sistema para fabricar su desaparición en una época donde
la intolerancia era su gran bandera, ya que de otra forma hubiese subsistido
esta disidencia igual y como lo había venido haciendo durante el último siglo.
También es importante mencionar algunos factores que determinaron su
aniquilamiento como son el estrecho vínculo entre la cultura hippie y el uso de
las drogas, principalmente el LSD, y la falta de un tratamiento histórico del
movimiento (filosófica e ideológicamente hablando) por parte de los líderes de
este movimiento social disidente y que sin embargo, esta condición era parte de
su esencia filosófica, es decir, la ignorancia o desdén respecto o hacia todo
lo establecido, era congruente con su actitud, de tal forma que la idea central
de “re iniciar” y “re inventar” la convivencia humana, necesariamente tenía que
pasar por una larga etapa de re aprendizaje, re organización y re invención
marcada por la “ignorancia” (sobre lo establecido) y la falta de métodos
convencionales en su desarrollo. De no ser por su bajo perfil filosófico, este
movimiento hubiese sin duda influido más sobre la sociedad de aquellos años y
quizá, se mantendría vigente hasta nuestros días, con las consecuencias que eso
implicaría.
En ocasiones, los
protectores del Sistema, al percatarse que los grupos e individuos marginados
de los “beneficios” del Sistema, son quienes pueden alcanzar un nivel de
consciencia fuera de su jurisdicción, han desarrollado formas de incluirlos con
el fin de truncarles esa capacidad. Ya se transmite la imagen del indígena
norteamericano pelando al lado de los “cara pálidas” contra los “salvajes”
indios; ya el japonés norteamericano peleando contra los japoneses de Japón; ya
los indígenas mexicanos (completamente convencidos de las bondades sistémicas,
versiones indias del general Monroe), haciendo propaganda comercial o
haciéndose actores de cine, cantantes, etc., a la usanza cultural
norteamericana; ya los esquimales anunciando refrigeradores, etc. El objetivo
es difuminar las rejillas y dar la impresión de que estos grupos sociales
“pertenecen” a nuestra civilización, donde civilización = progreso, además que
es una forma de eliminar toda disidencia pensante que pueda demostrar las
incongruencias del Sistema; los sistémicos no se cansan de “demostrar” que no
hay marginación. Bienaventurados sean los disidentes porque a pesar de su
desventajosa condición de vida y su pobre desarrollo, mantienen su esencia casi
intacta y su libertad de pensamiento mucho más ampliada que aquellos que
pertenecen a la civilización sistémica. Sin embargo, muchos claudican ante la
idea de que El sueño americano, es el sueño del hombre, y a la vez,
garante del progreso y signo de desarrollo personal. No pensar así, equivale a
quedarse en la mediocridad y el subdesarrollo: “No es posible que todo el
mundo esté equivocado”. Lo es, quien así piensa está equivocado.
La consigna del Sistema es eliminar
toda rejilla, ya sea absorbiéndola o desintegrándola (para el caso es lo mismo,
sólo cambia el método). Por ejemplo, muchas de las sub culturas actuales, han
dejado de ser disidentes, aunque lo parezcan, ya que la raíz de estas ha
llegado a ser controlada y manipulada por el propio Sistema, como los dark,
los darketos e infinidad de corrientes que funcionan más como frentes
comerciales o pandillas, que como rejillas. Las bases de estas sub culturas han
dejado de ser manifestaciones libres de sus líderes para convertirse en actos
imitativos impuestos desde fuera por medio de la mercadotecnia, a cargo de
especialistas cuyo objetivo es sembrar tales sub culturas (inofensivas para el
Sistema) para canalizar, desviar, aislar y finalmente quebrantar las
inquietudes libertarias de los jóvenes (sentirse ausentes del stablishment
y proclamar su propia civilización paralela). Este quebranto sobreviene de la
pérdida de autenticidad de una ideología cuando se ahoga en la cultura paralela
que va creando. Por ejemplo, los dark surgieron en Francia, con una
ideología más o menos definida, clara y aunque simple, bastante redondeada,
como respuesta contra el Sistema; la
forma de expresar visualmente esa ideología fue usando simbolismos,
generalmente asociados al color negro, como muestra reflejo de aquello que el
Sistema destruye en el individuo, es decir, la consciencia. Sin embargo,
nuestra condición imitativa ha hecho del movimiento más que una ideología
proyectiva, tan sólo una moda, donde los jóvenes que la toman como suya, poco
saben y menos entienden el significado de los simbolismos; al paso del tiempo,
la ideología pierde peso respecto a la cultura que creó y, al final, sólo
prevalece la cultura teniendo a la ideología como simple justificante social,
porque fuera de la moda, las demás actitudes que manifiesten la ideología de
donde proviene, simplemente no se dan. Es claro que este fenómeno del
quebranto, no es culpa de los jóvenes, sino del Sistema por medio de la
comercialización de toda forma de cultura. Es claro para mí que la
comercialización de cualquier tipo de cultura, es destruir el espíritu de esa
cultura, aunque desde la óptica sistémica, representa una oportunidad de
progreso (asociado a lo económico, por supuesto). Sólo cuando existe plena
consciencia del espíritu de la cultura, comercializarla no involucra
necesariamente destruir su espíritu. (El concepto de espíritu se trata
ampliamente en la parte segunda).
Desde el punto de vista individual,
el Sistema no tiene grandes problemas para marginar, relegar, destruir o
absorber a los individuos que intentan manejarse fuera de sus límites.
Cualquiera que intenta salirse de ellos, es inmediatamente reprimido por la
misma sociedad que le rodea y si esto no es suficiente, entran las fuerzas
coercitivas y represoras del Estado. Las opciones para estos individuos son la
muerte, la cárcel, la persecución, la marginación, el rechazo o en el último de
los casos, el aislamiento voluntario fuera del contacto con la civilización y
aún así, algunas de sus libertades seguirán siendo coartadas.
Sin embargo, en comunidad, el
Sistema suele tolerar a grupos que por ser demasiado cerrados (poco o nada entra
o sale de ellas), viven con cierta autonomía sus relaciones sociales locales,
como por ejemplo, los grupos menonitas, comunidades indígenas parcialmente
aisladas, etc. Es decir, se trata de grupos que no representan un peligro para
el stablishment, ya que no tienen un nivel de influencia significativo
fuera de las fronteras donde se las tolera.
Tercer apartado
La Pieza Filosofal como elemento evolutivo.
Como se ha
mencionado en el primer apartado de este capítulo, los juicios o
interpretaciones de la realidad que son producto de la influencia del Sistema,
generan modelos tendientes a destruir la realidad original, ocultarla o
presentarla erróneamente. Muchas atrocidades tenidas por “actos de justicia”,
provienen de estas interpretaciones, desde el apedreamiento de las mujeres
adúlteras en tiempos antiguos, hasta la invasión de un territorio por
cuestiones de “seguridad”; la generalización por el Sistema de estos juicios y
el uso indiscriminado de dogmas, son signos inequívocos de que el proceso natural
de análisis y síntesis del pensamiento humano, ha sido trastocado por el
Sistema y en consecuencia, la habilidad para usar la razón en una especie
pensante, se estropea e incluso se cancela: “¿para qué piensas si el mundo está
resulto?, lo que falta, es ponernos de acuerdo”. Los procesos evolutivos
naturales están marcados por la necesidad de supervivencia y esto involucra la
supremacía de la especie sobre otras especies y sobre los fenómenos que
representan un riesgo a la vida. Los dogmas del Sistema lanzan el mensaje de
que el uso de la razón no es necesario para preservar a la especie, entonces
esta condición natural, a lo largo de los siglos, se atrofia y finalmente se
cancela. En la parte tercera, trataremos más a fondo este tema ya que no sólo
se establece una diferencia de clase por cuestiones sociales, políticas o
económicas, sino que está en puerta una diferencia biológica a través de la
manipulación genética de las personas.
En la actualidad,
este fenómeno de resistencia al uso de la razón, es voluntaria, es decir, la
persona decide no pensar (por influencia del Sistema) y esto se da en forma
artificial, ya que no es producto de una condición natural de evolución. Sin
embargo, tanto se trabaja al respecto, que llegará el día en que tal condición será
producto de un reajuste evolutivo con las consecuencias que esta tragedia
involucra. Ahora mismo, con la lectura de esta obra, pueden estarse
imponiendo en el lector la flojera mental, el desinterés por aquello que
aparentemente no tiene una utilidad funcional inmediata o simplemente prevalece
la idea de que estos son temas exclusivos para intelectuales y filósofos.
Otro aspecto a
considerar, es la preocupación sobre el avance intelectual a través de siglos
de historia: se percibe un cierto estancamiento, que puede ser aparente, como
si los genios fuesen producto del azar, siendo que ese azar se repite cada vez
menos en un mundo poblado como nunca antes. Hoy en día tenemos más conocimiento
pero la producción de genios, en relación con el nivel de población, parece
inferior en comparación con otras épocas, por ejemplo, con el Renacimiento.
Actualmente, la humanidad vive otra época oscura, aunque nada similar a la Edad
Media, pero no es visible debido al avance tecnológico. ¿Cómo puede ser esto?
¿no es una contradicción hablar de avance tecnológico en una época oscura?. La
oscuridad en cuanto a la ciencia y tecnología de la Edad Media, estaba
resguardada por el poder religioso y su influencia dogmática; actualmente, esa
oscuridad ha sido superada, pero prevalece en cuanto al conocimiento de nuestra
condición humana fuera del marco de referencia social del Sistema. Sabemos lo
necesario para sobrevivir socialmente, pero ignoramos los aspectos de nuestra
naturaleza no asociados a tal premisa. De hecho, ni siquiera estamos
conscientes de ello ni sabemos cuáles son esos aspectos.
Por otro lado, se
tiene noticia de una nueva generación de individuos con capacidad de defensa
antisistémica como respuesta natural de nuestra genealogía ante el riesgo de la
involución que está provocando el Sistema a la especie, conocidos como niños
índigo, pero desgraciadamente no he encontrado suficientes estudios
serios para documentarlo. En caso de ser cierto, no creo que se trate de un
hecho reciente, sino constante a lo largo de la historia de la humanidad, pero
que apenas se está descubriendo, aunque si la proporción está siendo superior a
tiempos pasados, sería una gran noticia que puede obedecer a que las
condiciones de acceso a la información permite a los niños un desarrollo más
veloz en sus primeros años que resulta notorio. Esto, comprobaría la teoría de
la involución decretada por el Sistema, de modo que la naturaleza humana está
respondiendo en sentido contrario al Sistema para evitar la extinción.
Recordemos que la evolución natural responde contra aquello que está amenazando
la subsistencia. En contrapartida con los niños índigo, percibo una
generación de niños sistémicos, como si el pensamiento sistémico
empezara a formar parte de nuestra condición genética. De ser esto comprobado,
la humanidad se encuentra en el umbral de una automatización irracional y
predominantemente funcional.
Retomando el tema, la generación y
uso de las piezas filosofales, son entonces condiciones para asegurar la
evolución de la humanidad desde el punto de vista intelectual. El nivel de
supremacía de la humanidad, nos colocó en un panorama donde ya no había otras
especies que pudieran poner en riesgo nuestra supervivencia, hasta la
“aparición” de los microorganismos. Pero a no ser de una pandemia, este riesgo
está controlado por ahora, lo que ha puesto la mesa para que la principal
amenaza de la humanidad, sea la humanidad misma, pero no por ser humanidad,
sino por ser sistémica. El Sistema, como hemos visto, es fuente de conflictos
entre unos grupos humanos y otros; los liderazgos negativos que promueve, han
sido y siguen siendo, origen de millones de muertes y deterioro ambiental, y
las políticas comerciales en las cuales se sostiene, son la causa indirecta de
cambios de los que apenas empezamos a tener noticia, como la mutación y
expansión de organismos virales.
La pieza filosofal es la alternativa no sólo para
revertir el camino hacia la muerte de millones por guerras, fanatismo y por
destrucción del entorno, sino como
pasaporte de la especie para acceder a las mejoras evolutivas que actualmente
están estancadas o en retroceso, dependiendo esto de la predominancia en
cierto tipo de ambientes de desarrollo. No es posible que en la era de la
información, donde el acceso a la misma es extraordinariamente superior que en
épocas pasadas, y donde se tienen más y mejores herramientas para acceder al
conocimiento, se tenga una producción, extensión y resonancia tan pobres de
creación ideológica formal, como si el mundo estuviera ya resuelto, como si lo único
que se necesitara fuera la aplicación de los conocimientos actuales para seguir
evolucionando, como si en el ámbito filosófico, lo que faltara fueran solo
elementos para el análisis de la sociedad actual, cuando es un hecho que el
Sistema nos está matando y poco se transmite a este respecto.
La pieza
filosofal, es todo aquél conocimiento probado que es producto de una
interpretación cruda y racional de la realidad, no de la
interpretación funcional que suele darse para convenir a los intereses del Sistema
haciéndolos pasar como intereses humanos. La pieza filosofal, debe ser la base
en la búsqueda de nuevos conocimientos; es el cedazo para comprobar los
actuales y para eliminar los dogmas tenidos por verdad absoluta o al menos como
verdad relativa, histórica o funcional. Aunque es importante aclarar que el
concepto de racionalidad desde la óptica sistémica, puede diferir del que la
óptica no sistémica considera, por lo que nuestra plataforma de análisis puede
no estar al mismo nivel que la plataforma donde se encuentra el lector. Esta
relatividad, será aclarada en la parte tercera de esta obra.
Cuarto apartado
Los fractales del Sistema
El Sistema en su
conjunto, como concepto global es, a su vez, promotor de la globalización; el
hecho de requerir contrarios es una aparente paradoja cuyo fin es homogeneizar,
pero no como dice la propaganda: “extender el progreso” o “acabar con el mal”,
sino que se trata de una lucha fratricida para arrebatar el liderazgo desde una
versión y visión del Sistema sobre otra. Aunque versión y visión son
irrelevantes en realidad, sirven como justificantes hacia el interior, mientras
que hacia el exterior, se explotan los conceptos de enemigo y amenaza; ya luego
para los más entendidos, se manejan intereses en términos económicos, pero que
a final de cuentas, siguen siendo un pretexto para quienes así lo quieren ver.
El motivo de fondo en todo esto, va más allá de los intereses económicos, que
si bien pueden ser suficientes para quienes ponen en marcha las fuerzas de
ataque y defensa, para el Sistema no significan mas que una herramienta para la
homogeneización. En otras palabras, la lucha se da entre diferentes caras del
mismo Sistema y el enemigo no es un agente externo al mismo, sino son los
agentes que predominan en uno y en otro rostro que buscan la hegemonía por el
control total o por mantener al menos el control local, de modo que el pretexto
económico sólo es la parte que proporciona la “energía” para llevar a cabo las
acciones. Así ha sido a lo largo de la historia: las riquezas obtenidas que no
han engendrado poder o no han servido para mantenerlo, muy pronto quedan en
otras manos (vea la historia de Pedro Romanov -el Grande-, último Zar de
Rusia). Dos claros ejemplos de versión y visión de Sistema, son, por un lado,
la versión capitalista contra la versión comunista, y por el otro, la visión
occidental y la visión oriental.
Pues bien, los
fractales del Sistema son estructuras de menor alcance y dimensión, pero con
las mismas características básicas que el Sistema global. Los Estados de los
diversos países, son fractales del Sistema; así también muchas organizaciones
productivas, sociales o de servicios, hasta llegar a la familia. De hecho, el
proceso partió en su origen desde el círculo más interior, es decir, desde la familia,
para de ahí reproducirse en estructuras cada vez mayores y más complejas, donde
el conjunto de núcleos familiares seguía como rector de las estructuras
imitativas superiores. Es hasta cierto grado de madurez del Sistema, que
empieza su preeminencia sobre estructuras inferiores hasta llegar a la familia
y al individuo, proceso en sentido contrario. Hoy por hoy, el tejido social
se rige desde el vértice a la base y se justifica en sentido inverso. Pero
tal justificación ha sido recreada para los fines del Sistema, es decir, no
parte de la satisfacción de las necesidades del núcleo familiar, sino que este
se atiene a las necesidades del Sistema. Para dejar claro esto, si la falta de
alimentación no fuera consecuencia de muerte, hace tiempo que habría dejado de
ser un justificante básico (aún como demagogia) para la existencia del Estado.
Entonces, el
Estado, y por ende el Sistema, se justifica a sí mismo sobre dos pilares que
supuestamente tienen como interés el bienestar de la población: la satisfacción
de las necesidades primarias, como justificantes básicos, a los que el
Sistema atiende porque no le queda de otra; y la satisfacción de las demás
necesidades, secundarias y terciarias (estas últimas, la mayoría creadas por el
Sistema a su conveniencia), como justificantes accesorios, que sin
embargo para el Sistema son los más importantes, los que más procura por ser
estos objetivo o producto del mismo, los que hasta el momento puede manipular
con mayor libertad. Si se pone en un esquema, vemos que la razón coloca a las
necesidades primarias y secundarias como las más importantes para el individuo
y la sociedad, en tanto que a las necesidades sistémicas, las coloca en menor
grado de importancia (a veces nula). Pues bien, contrario a lo que la razón
dice, el Sistema las coloca en orden inverso de importancia, promoviendo así
que las necesidades por él creadas (terciarias), suplanten en importancia a las
que pueden suplantar, es decir, a las necesidades secundarias. Este proceso
involucra dos consecuencias principales inmediatas: que va en contra del uso de
la razón convirtiéndola en elemento accesorio; y que la suplantación de unas
necesidades menos importantes sobre otras más importantes, crea seguidores
ciegos y fanáticos: especímenes a veces vergonzantes de la especie humana.
Para que la
maquinaria funcione, el Sistema se reproduce a todos niveles y jerarquías: la
estructura más amplia se refleja en las subestructuras hasta llegar a nivel de
familia e inclusive de individuo (en el caso del individuo, la variante
permisible es la subordinación de unos valores ante otros). Esta estructura de
fractales, permite que el Sistema tenga un “policía” en cada nivel estructural
y en la mente de cada individuo, asegurándose así su preeminencia. Nos inoculan
valores que tienen por objetivo suplantar a otros en importancia y de esta
manera el control se lleva a cabo mediante la explotación de la culpa
(situación similar al modo en que operan las religiones).
Los niveles de
mando y autoridad que se manifiestan en una familia, se reproducen dentro de
las organizaciones de mayor tamaño y complejidad estructural, como las
empresas. Así mismo, estas relaciones de poder se reproducen a nivel Estado. Es
claro el objetivo de que del mismo modo, este esquema se reproduzca a nivel mundial.
La pauta se establece al grabar estos modos estructurales de la sociedad en el
cerebro, de tal manera, que la práctica invariablemente tienda a la
verticalidad con dependencias de abajo hacia arriba y necesidades no confesas
de arriba hacia abajo (el líder necesita seguidores y los seguidores se hacen
dependientes del líder).
Quinto apartado
Reversibilidad e Irreversibilidad
La fisicoquímica
termodinámica, establece dentro del estudio de ciertos fenómenos, dos tipos de
procesos: los reversibles y los irreversibles. La diferencia básica entre estos
dos tipos de procesos, es que en los primeros, el cambio de un sistema se da de
manera infinitesimal, de modo que resulta posible regresar al estado inmediato
anterior; en el segundo caso, no ocurre así: los cambios en un sistema se dan
en tal magnitud, que resulta imposible regresar al estado inmediato anterior,
generalmente porque hay un cambio drástico en las propiedades de la materia en
proceso. El concepto aplicado a lo social, no es igual, pero podemos echar mano
de un modelo analógico para entender los procesos de cambio social desde esta
perspectiva.
Veamos dos
ejemplos de esta diferencia; uno atendiendo a un fenómeno natural y otro a un
fenómeno social. En el caso del fenómeno natural, un proceso reversible sería
producir una molécula de agua a partir de hidrógeno y oxígeno; podemos tomar
después la misma molécula de agua y producir hidrógeno y oxígeno. Por el lado
del proceso irreversible, podemos considerar a la combustión de un madero; los
productos de la combustión, no pueden servir de materia prima para volver a
producir el madero.
En el ámbito
social, procesos reversibles pueden ser: realizar un manifestación, sugestionar
a una persona, mediatizar a la población, la privación de la libertad, etc.;
mientras que dentro de los procesos irreversibles podemos mencionar a la
represión violenta, al asesinato, las guerras, etc. En general, los procesos
reversibles son aquellos donde el cambio puede revertirse cuando se trabaja en
ello y se cuenta con los medios y las técnicas necesarios; los procesos
sociales irreversibles, en cambio, involucran
modificaciones que no pueden ser revertidas. Desde este punto de vista, la
dogmatización y el control mental que el Sistema ejerce sobre la población, es
un proceso reversible. El problema es que quienes están bajo su influencia,
quieran librarse de ella y que, quien decida oponerse, se expone a que el
Sistema decrete sobre él procesos irreversibles.
Encontrar y seguir
el camino de la verdad, de la evolución armónica, es un proceso irreversible
por cuanto toma la existencia desde una base racional que nutre el espíritu y
justifica al Ser. Un individuo con consciencia de especie, se torna en
funcional para la especie y en infuncional para el Sistema al terminarse en él
la tergiversación de los valores; es el camino difícil, el camino de disentir
contra la mayoría. La buena noticia es que quines viven el camino de los dogmas
del Sistema, tienen remedio, siempre y cuando quieran.
En una sociedad
evolucionada, los procesos sociales benéficos para la población, deberán ser
predominantemente irreversibles, aunque no se rechaza la posibilidad de que
sean reversibles; mientras que los procesos que afectan a la sociedad, debe
procurarse que sean reversibles, si no hay otra alternativa en aplicarlos, pero
nunca procesos irreversibles. Esto es extensible al manejo del medio ambiente
natural.
Un proceso
reversible en lo social, además de que en cualquier momento se puede revertir,
es mucho más sensible al entorno que uno irreversible. Por ejemplo, aplicado a
la organización de una unidad productiva, una organización reversible es capaz
de reaccionar a los cambios del entorno casi de inmediato si se cuenta con un
sistema de monitoreo eficiente; una organización rígida, de hecho es
actualmente causa de muchos quiebres de empresas, porque no puede cambiar a la
misma velocidad que el entorno, conlleva un estado de deterioro imposible de
remediar. Para corregir esto, se puede llevar a cabo una reingeniería de
procesos, pero si se vuelve a establecer una organización rígida, en
relativamente poco tiempo, el problema se volverá a presentar. Es como vaciar
el cubo que remedia la gotera, pero volviéndolo a colocar en vez de arreglar la
gotera.
Así, el Sistema
intenta consolidar procesos irreversibles (sobretodo a nivel mental) que tienen
que ver con la eficacia de la manipulación ideológica y cultural de fondo sobre
la población. Sus métodos son principalmente relativos a la repetición, de la
forma “repetir una mentira hasta hacerla una verdad”. En tanto, plantea
procesos reversibles en lo superfluo, como en la moda, para evitar la
saturación y agotamiento de las sub culturas, por un lado, y por el otro, para
dar la impresión que el mundo cambia y se mueve en beneficio de la actividad comercial
masiva, de poco o nulo beneficio para la gente.
Resumiendo, lo
reversible es lo adaptable y el Sistema lo asocia con lo superfluo; en tanto lo
irreversible es lo rígido y el Sistema lo asocia con su esencia, tanto lo
tangible como lo intangible. Esto lo podemos ejemplificar más claramente si
pensamos en un elefante de circo. Al principio, se le ata una pata a una estaca
clavada en la tierra para que no se vaya. Al paso del tiempo, cuando el
elefante se ha acostumbrado a esa forma de vida, se le puede dejar sin la
atadura y no se irá. Ha sufrido un proceso aparentemente irreversible en su
esencia que lo ha hecho perder su espíritu natural de libertad. Es así que,
para que una persona civilizada recupere su esencia original, será necesario
que lleve a cabo un proceso que le permita escaparse de la influencia del
Sistema a nivel mental.
Sexto apartado
El Sistema como herencia obligada
Cada individuo que
viene al mundo, tiene un lugar predefinido dentro de la sociedad, establecido
por el Sistema; nadie, absolutamente nadie, no importa dónde nazca, lo hace con
todas sus libertades intactas. El grupo social y el lugar geográfico donde una
persona nace, determinan en gran medida las posibilidades de esa persona para
desarrollarse en todos los campos de la vida. Esto no es contrario a la
naturaleza de la especie ni tendría por qué representar un perjuicio para la
sociedad si no fuese por la enorme distancia entre unos humanos y otros y por
las herencias del Sistema. Además de lo señalado como posibilidades de
desarrollo, se encuentran otros elementos que añade el Sistema, como son: la
desigualdad de oportunidades, el status
quo en lo político, económico y social; herencias de influencia y poder, y;
las consideraciones dadas y hechos por omisión. Todos estas anexiones
artificiales que hace el Sistema, persiguen un sólo objetivo: mantener y tratar
de incrementar la desigualdad social, obviamente en favor de sus promotores y
en contra del resto de la población. Lo interesante de este punto es que estas
anexiones funcionan tan bien para los de "arriba", como para los de
"abajo". Es decir, las bondades del Sistema se heredan del mismo modo
que los males, por ejemplo, el trato diferente que recibe un pobre en
comparación con un rico en cualquier lugar o instancia privada o pública donde
coincidan. Si alguien dice que esto "¡es lógico!"... , es que tiene
el status quo que el Sistema le ha
heredado, bien grabado en su conciencia, ...y yo demuestro un caso más respecto
al tema. Los filtros que distorsionan la realidad, la ocultan o impiden rebasar
ciertos límites, son parte de estas herencias.
Ahora bien, dentro
de las diversas modalidades o facetas del Sistema, hay sociedades donde por
diferentes caminos, todos tienen posibilidades de ser, por ejemplo, presidente
de su país (si el corte es Republicano o similar), pero obviamente la
oportunidad no es igual entre las distintas clases y grupos sociales. En el
fondo, al Sistema no le interesa quien
llegue al poder ni por su origen social, ni por su ideología, ni por los
medios usados para tal fin. Lo que le interesa al Sistema es que quien sea y
como sea, llegue al poder por los medios del Sistema y que sea un garante
defensor del Sistema. Sea que use la democracia, la guerra o cualquier otro
medio, lo relevante es que prosiga el
Sistema, quizá con diferente modelo político - económico. Esto es posible
porque gracias a las herencias del Sistema, la "realidad" y su
interpretación se encuentra acotada y son muy pocos los que perciben que puede
haber otras realidades, porque no se atreven a explorar fuera del área
delimitada que determina el Sistema. Lo que se ha hecho, es buscar y rebuscar
dentro del mismo modelo de dominación tratando de remediar los errores que dan
al traste con cada versión sucesiva del Sistema, errores que produjeron
fracturas dentro del sistema de seguridad del Estado, provocando transiciones
de poder generalmente violentas.
Dentro del Estado
romano, por ejemplo, dominado por el Senado, en una sociedad cuyo crecimiento y
desarrollo dependía en extremo de campañas militares, los generales estaban
sujetados por el Senado y eso en muchos casos derivaba en un Estado de
respuesta retardada o en la falta de respuesta. Silas, somete al Senado a su
mandato iniciándose así una tiranía. El problema para un Estado gobernado por
un tirano, es que muriendo el tirano, se acaba la tiranía o se cae en una
guerra civil por el control del Estado. Este problema se resuelve con la
monarquía, donde el poder se hereda para darle continuidad al gobierno y
disminuir las guerras intestinas. Pero la monarquía también trae sus propios
problemas cuyo origen tiene que ver con el abuso irracional del poder heredado
por quienes no vivieron la etapa de conquista, sometimiento, crecimiento y
desarrollo, situación que les hace perder el rumbo y caen en los excesos. En
otros casos, la monarquía va alimentando la formación de pequeños cotos de
poder reflejados en nombramientos y, en ocasiones, sustentados con territorios
(feudalismo). La monarquía pues, deja su lugar a formas de gobierno más cercanas
al pueblo con figuras tales como los diputados y los senadores bajo el esquema
parlamentario. Estos modelos más cercanos al pueblo, van formando
dialécticamente las condiciones para lo que hoy conocemos como democracia,
la cual, como veremos, es la versión más avanzada del Sistema, capaz de
resolver muchos de sus conflictos referentes a la herencia del poder y al
control del Estado, pero por otro lado, no resuelve la injusticia social ni
permite acceder a los límites más elevados de la libertad y la consciencia, ni
garantiza el desarrollo pleno del Ser Humano, aunque en la retórica, estos
sean sus supuestos pilares. Las herencias del Sistema no son cónclave para su
consecución, pero sí garantizan su evolución por largos periodos de tiempo.
Los Estados mas
avanzados en democracia, están en Europa, donde la injusticia social, la falta
de libertad y el desarrollo de la consciencia parecen resolverse mejor que en
el resto del mundo, pero aún así, prevalecen límites estructurales que conforme
se avanza en estos temas, se va perdiendo la inercia inicial hasta acercarse al
estancamiento, es decir, experimenta una aceleración negativa que
comparativamente hablando, deja las cosas en general mejor respecto al pasado y
respecto al resto del mundo, lo que produce un foco de atracción para otras
sociedades menos avanzadas, específicamente del mundo islámico y África. Para
que el modelo económico se mantenga en equilibrio, se requiere establecer un
amplio marco comercial liberal. Es bien sabido que Europa vive una época donde
el comercio es la pieza clave para continuar su desarrollo; un alto porcentaje
de su población, el más alto del mundo, está ligada directa o indirectamente al
comercio. Mantener el equilibrio interno, necesariamente involucra un
desequilibrio global donde los grandes perdedores son los países en desarrollo.
El Sistema actualmente apunta hacia la regionalización de las oportunidades, a
la formación de bloques comerciales por geografía, cultura, etnias y
similitudes respecto a los modelos socio – económicos, políticos y en ocasiones
religiosos. En este sentido, mucho tiene que ver la visión que mantiene cada
país respecto a las herencias ideológicas y estructurales del Sistema.
En el marco del
Sistema, una misma realidad es cambiante y depende de la interpretación. No es
lo mismo nacer judío en Nueva York que en Palestina; no es igual nacer negro en
Sudáfrica que en Jamaica; no es equivalente ser un ebrio drogadicto dentro de
una familia del más alto poder, que serlo viviendo en la calle; el primero puede
llegar a ser Presidente del país más poderoso del mundo, mientras el segundo
terminará muerto en la calle o en la cárcel. A todo esto, si nos fiamos de los
dogmas de la cultura heredada, no hallaremos inconformidad; consideramos válida
la razón de ser de las cosas cuando se sustenta en el pensamiento contemporáneo
o en tradiciones actualmente aceptadas. Quiero usar ejemplos que a cualquiera
parezcan las cosas más naturales, y lo son desde la perspectiva del Sistema,
todo por demostrar la enorme influencia del Sistema sobre nuestras vidas por
suplantación de unos valores por otros, y que en realidad, van más allá de ser
simples influencias: son marcas que nos
han atrofiado el juicio, como marcas de ganado puestas en nuestra mente
desde que nacemos hasta que morimos. Inclusive, si un hecho como los que pongo
en la discusión, nos causa indignación por un lado, por el otro concluimos que
nada se puede hacer para cambiar las cosas, porque “así es el mundo”, que lo
importante es adaptarse a él para sobrevivir. Caemos en la TINA ( there is not
alterative) de Margaret Tatcher: “no hay alternativa”. El Sistema también nos
hereda una sensación de impotencia ante situaciones completamente injustas y,
en la medida exacta, nos coloca las barreras necesarias para que precisamente
no podamos hacer nada al respecto; nos dice: “por aquí no se puede”... y nos
quedamos con el dicho como cosa terminada. En realidad lo que hace el Sistema
es mostrarnos el camino inaccesible, mismo que creó él mismo y que se nos
presenta como única alternativa, pero eso no quiere decir que sea así.
Normalmente, el Sistema ofrece dos alternativas de cambio: 1) la vía legal,
institucional, de sentido común, es decir, lo que él mismo establece como las
alternativas correctas, y; 2) la vía ilegal, contestataria, clandestina, es
decir, las alternativas que el Sistema considera incorrectas, pero con todo y
eso, dentro de su jurisdicción mediante un marco normativo, punitivo y
judicial. Sin embargo existe una alternativa no contemplada, y es aquella que proviene
de la consciencia, que surge a partir del ejercicio de las libertades innatas
del Ser Humano y se expresa fuera y por encima de su marco normativo atendiendo
a los derechos elementales de toda persona (no sólo de aquellos que reconoce el
Sistema). Pero de esta alternativa, hablaremos más adelante en detalle. Por el
momento, solo diremos que hay un
camino al que todos tenemos acceso para combatir cualquier injusticia: la
abolición del Sistema por decreto propio a nivel individual, que es el despertar
de la consciencia acerca de nuestra esencia natural y espiritual, y la unión de
esas consciencias individuales dentro de una nueva conciencia colectiva.
Todo lo que del Sistema proviene,
se coloca como juicio cierto o al menos, conveniente, práctico, útil, normativo
e indispensable para la vida en sociedad. La razón se topa con esto y
retrocede, dejándonos una sensación de ser demasiado insignificantes; y si nos
planteamos el reto de cambiar algo, el sólo hecho de pensarlo, nos hace sentir
como unos necios, utópicos y estúpidos soñadores. Hay que señalar que
efectivamente, hay pocas cosas de fondo sustentadas sobre lo comúnmente
aceptado por el Sistema, que se pueden cambiar a partir de una simple
iniciativa individual, ya que el verdadero camino del cambio, obviamente, está
oculto a nuestra percepción sistémica; la solución de fondo entonces no
proviene del mismo Sistema, sino del pensamiento liberado.
Puedo asegurar que
muchos, después de leer y analizar superficialmente estas ideas, se
pronunciarán de acuerdo con ellas, pero las marcas en su mente, los devolverán
a la inmovilidad que impone la realidad ficticia a la que estamos acostumbrados
y en la cual nos sentimos como pez en el agua. Es por ello, que un cambio real
no depende sólo de dar la razón a la razón, sino de librarse primero de las
herencias del Sistema que tenemos en la mente, como se planteó en la parte
introductoria de esta obra. No se trata de formar seguidores ni de conjuntar
acuerdos, ni siquiera de plantear acciones. Se trata simplemente de liberarse
internamente, que lo demás estará por venir si se alcanza la masa crítica y se
da como proceso natural reversible. En el octavo apartado, hablaré de la masa
crítica.
Como conclusión de
este apartado, señalaremos que las herencias del Sistema son de dos tipos:
las herencias estructurales y las herencias ideológicas. Dentro de las
primeras, se encuentran la posición social, económica y política. En las
segundas, están la cultura, las tradiciones, la forma de vida, la forma de
pensar, sean todos ellos de corte dogmático o no, las ideas sobre el género, la
tergiversación de los valores, etc. Obviamente, los que rigen nuestra vida
negativamente, por el lado de lo ideológico, son los dogmas, y por el lado de
lo estructural, es la aplicación de la justicia por omisión, según el
destinatario y el control de la institucionalidad. El resto de herencias no negativas, son de alguna manera, motivo por el
cual muchos buscan encontrar un Sistema justo que, a ciencia cierta, es
imposible sin el despertar de la consciencia y por lo que ya se ha señalado
hasta el momento en esta obra11, pues
bajo esta bandera el Sistema ha experimentado infinidad de cambios sin lograr
más que avances relativos, pues si bien se han logrado mejorar algunos
aspectos, otros en cambio, los más ocultos, se han perfeccionado para ejercer
una dominación velada, invisible en su origen, menos agresiva físicamente en
forma directa, pero más letal en forma indirecta; se ha perfeccionado en poner
más obstáculos a la libertad de pensamiento y complicar extraordinariamente el
deshacerse de los dogmas para despertar la consciencia. En resumen: los cambios del Sistema no han sido otra
cosa que su perfeccionamiento y lo que nosotros percibimos como mejoras
sociales, no son más que el resultado de métodos menos agresivos pero más
eficientes de dominación y control. ¿Para qué llevar a cabo una empresa
como la de Darío el Grande, la de Jérjes (su hijo y sucesor) o la de Alejandro
Magno si la obtención del poder se ha tecnificado tanto que no resulta indispensable
conquistar por las armas a los pueblos del mundo?.
La civilidad en
nuestra sociedad, es el equivalente al nivel de entrenamiento dentro de un
grupo de perros: los mejor entrenados son más fáciles de dominar por el
entrenador y, por ende, obtienen mejores recompensas. Vemos cómo se ensalza el
desarrollo de la economía en China, en Europa, etc., pero estos logros no han
hecho más que reducir el déficit de algunas reivindicaciones para la población
y no gratuitamente: se trata de adaptar a la población a los modelos
comerciales para que puedan ser más productivos. A las vacas se les proporciona
una mejor dieta, se les da mejor trato, se les ofrecen servicios veterinarios,
etc., etc., todo con el fin de aumentar su producción y mejorar la calidad del
producto para que el dueño obtenga mayores ganancias, pero no dejan de ser
explotadas. Contrariamente, las “vacas” libres son marginadas, perseguidas y si
es posible, exterminadas.
Un individuo
heredado por el Sistema no es un individuo libre a menos que rechace la
herencia. Desde el potentado que surge de ancestros explotadores del trabajo
ajeno, como el miserable cuya única herencia fue la falta de oportunidades son,
innegablemente, productos natos del Sistema y como tales, sus vidas están
sometidas a los caprichos de este. Es de “sentido común”, dicen, que alguien
reciba con regocijo la herencia material de su padre, y entre más cuantiosa sea
esta, mayor regocijo; que “sólo un loco”, dicen, rechazaría la riqueza
acumulada que un pariente le heredó. Sólo algunos moralinos se incomodan con
herencias que a todas luces son producto de actos ilícitos, como el
narcotráfico, el crimen organizado, etc., pero no saben que el 99% (por decir
una cifra) de las grandes fortunas del mundo son, sin duda alguna, producto de
la inmoralidad. La demostración es fácil: ¿quién con su propio trabajo es capaz
de generar una gran fortuna? No existe un Ser Humano capaz de hacerlo en una
vida de trabajo con sus propias manos. Para formar una fortuna se requiere
necesariamente de apropiarse del trabajo de los demás y de los recursos
naturales de todos. Las clases opulentas no levantan un ladrillo para la
edificación de sus mansiones, ni realizan un trabajo equivalente en ninguna
otra parte. Pagan 5 por algo que vale 100, donde el dinero excedente es usado
para continuar con la explotación, de modo que se convierte en una espiral que
no tendrá fin mientras exista una masa de trabajadores con permanentes
necesidades insatisfechas. No se diga las ganancias producto del comercio. Una falacia muy difundida por los dueños del capital a
través de organismos internacionales como la OMC, el BM y el FMI, es la que
pone a las maquiladoras como una buena opción para el desarrollo de los países
emergentes. Se trata de un juego donde todos ganan a costa del trabajador y de
la sociedad del país donde se instalan este tipo de empresas. Por ejemplo, se
anuncian con bombo y platillo los miles de empleos que las maquiladoras
trasnacionales generan en una región, pero se omite que el trabajador sólo recibe
una parte mínima de los beneficios económicos; que los empleados trabajan más
de ocho horas diarias sin remuneración adicional y a veces sin día de descanso
porque se les contrata por destajo; se omite que el costo de producción
incluyendo sueldos y salarios es en ocasiones más de doscientas veces inferior
al precio de venta del producto en tienda. Lo que realmente fomentan este tipo
de empresas, es que sirven como un retén para disminuir el flujo de
trabajadores ilegales hacia los países desarrollados (no es casualidad que se
instalen predominantemente en las zonas fronterizas), donde además se
aprovechan los menores niveles salariales de los países sede para bajar los
costos de producción; se beneficia a las grandes cadenas comercializadoras, la
mayoría también trasnacionales, a las que se les vende el producto para que
estas les pongan su marca y aumentar el precio de venta dos, tres o hasta
veinte veces más; se deteriora significativamente la capacidad de competencia
del productor local cuando este no puede competir con las economías de escala
de las maquiladoras, deterioro que a la larga acaba por eliminar dicha
competencia con la consecuente pérdida de empleos directos y el deterioro
social; se fomenta el contrabando y las prácticas desleales de mercado de
marcas extranjeras con precios dumping, lo que contribuye al destrozo de
la micro, pequeña y mediana industria nacional, a la perdida de empleos, al
quiebre de proveedores nacionales, a impedir la sana competencia en prejuicio
del consumidor y al crecimiento de la economía informal como alternativa de
sobre vivencia. Esto es lo que representan las maquiladoras trasnacionales, las
cuales con los raquíticos beneficios que aportan, no son capaces de resarcir el
tremendo daño que ocasionan a las economías y medio ambientes locales.
No importa echar
mano de inversiones extranjeras, no importa reducir a la nada las iniciativas
locales modestas, no importa el deterioro ambiental, no importa la sobre
explotación, ...no importa nada para mantener vivas y funcionales las herencias
económicas, culturales, ideológicas y políticas del Sistema: el látigo y la
mentalidad de clase tienen que pasar de una generación a otra para mantener
esta irracionalidad que alimenta a una clase dominante cada vez más obesa y paradójicamente,
más hambrienta e insatisfecha.
El objetivo de una
sociedad avanzada y racional, debe ser que nadie carezca de todo lo que
necesita para vivir, y para que esto sea alcanzable, tampoco nadie puede tener
más de lo que necesita para vivir. Es un objetivo alcanzable si sabemos
que en promedio, el 68% de la riqueza producida va a parar a manos del 7% de la
población y que sólo el 12% de la riqueza acaba en manos del 80% de la gente,
quedando el restante 32% de la riqueza en manos del 20% de las personas. Las
herencias obligadas son el artífice fundamental para mantener esta tremenda
desigualdad. Esto equivale a que de cada 100 dólares, a cada rico le tocan
casi 7 dólares, a cada pobre le tocan menos de 14 centavos y a cada uno de la
clase media, poco más de 1 dólar. Obviamente, quitando los promedios, hay ricos
a quienes les toca mucho más de 7 dólares y pobres a quienes les toca mucho
menos de 14 centavos. Cuando los poderosos encontraron esta forma de
organización, la llamaron civilización y desde entonces se hereda generación
tras generación para perpetuar el sometimiento de la mayoría. Estas
herencias se sustentan en un trípode: el secuestro de la tecnología, las
economías de escala, y el poder (económico, político y el social por la vía
jurídica, bélica o programática pro inconsciencia). En el Capítulo IV,
veremos como estos tres elementos crean una burbuja de competencia imparable
que arrasa todo lo que encuentra a su paso.
Séptimo apartado
Los clanes
Dentro del sistema, los clanes son
parte fundamental para simplificar el dominio sobre el grueso de la población y
para el control de la versión y visión del Sistema vigente en cada sociedad, de
tal manera que los métodos son más eficientes, más sencillos y menos costosos
cuando se trata de la manipulación del pensamiento, del establecimiento de
normas y la conservación de las costumbres y dogmas, que sobre un grupo de
individuos aislados. Esto se debe a que los clanes son unidades que cumplen
cierta homogeneidad entre ellas y entre sus miembros en al menos el punto que
las define. Una de estas unidades, son las familias. Antiguamente, cada familia
o grupo de parientes cercanos formaba un clan, como se les denominaba, mismo
que podía llegar a crecer en tal magnitud que conformaba un pueblo entero con las
mismas raíces culturales y en general algo que identifica a sus miembros.
La familia
moderna, difícilmente puede llegar a formar un pueblo, pues el número de
miembros que aglomera, ha sido acotado por cuestiones sociales, económicas y
políticas inherentes a la civilización actual, donde además se restringe su
libertad de acción y autodeterminación. Sin embargo, se ha conservado en gran
medida el núcleo familiar interno, es decir, los parientes de nivel más próximo
casi inalterable a lo largo de los siglos, a la vez que, la formación de clanes
ya no depende exclusivamente de las relaciones de parentesco, sino de intereses
comerciales. Es así, que el sindicalismo, basado en relaciones gremiales y
laborales, surge como una forma de organización social en clanes, donde muchas
veces basta con influir sobre los líderes para tener a toda la masa
representada bajo el efecto de la misma influencia (por convencimiento o
imposición). La dominación a través de los clanes, es una lucha de equilibrio
donde por un lado, un sector social se agrupa para tener fuerza y defenderse
mejor, y por el otro, el hecho de agruparse permite fenómenos como el de banco
de peces, la enajenación en masa, etc. Por ejemplo, Juan Pérez,
comerciante ambulante, intenta conseguir ciertas prerrogativas para ejercer su
profesión en libertad. El resultado es que normalmente, no obtendrá nada
positivo a su favor, pero si Juan Pérez se une a otros muchos como él, y forman
una asociación civil legalmente registrada (cumple con los protocolos del Sistema),
e intenta de ese modo lo mismo en lo que anteriormente fracasó, seguramente
logrará algo a favor, pero el precio puede ser que a su vez, tenga que ceder a
ciertos intereses de quienes tienen el poder de otorgar las libertades buscadas
por la asociación. En ocasiones, si los grupos sociales con similitudes no son
capaces de organizarse por sí mismos, el mismo Sistema los organiza para así
tener una palanca de negociación y control, por ejemplo el gremio de taxistas,
son organizados por el Sistema para tenerlos bajo control y se los identifica
con una placa y otros elementos distintivos. Todo aquél que no pertenezca
formalmente al gremio, no podrá dedicarse a la misma profesión en libertad o se
hará acreedor a persecución hasta que logre regularizar su situación. Esto
atenta contra las libertades más elementales del Ser Humano. Obviamente, una
regla precede a otra, de modo que nos vemos atrapados en un entramado donde
para cambiar una parte pequeña que nos afecta, a veces hay que cambiar un sin
número de dependencias con lo cual se hace imposible cualquier cambio, de modo
que la regla en cuestión, pasa a formar parte de la idiosincrasia de la gente,
aceptada por omisión. Un ejemplo claro es cuando alguien intenta pasear desnudo
en medio de un boulevard; la normatividad vigente sólo le acarreará
persecución, así que para poder ejercer su derecho tendría que cambiar no sólo
las leyes al respecto, sino la cultura de la sociedad donde se desenvuelve.
Como ya se ha mencionado, el
anarquismo es un buen antídoto contra la influencia del Sistema, sin embargo
puede considerarse sólo como un arma, más no como el camino a la solución
final; al menos no como los principales ideólogos del anarquismo lo han
propuesto: anarquismo libertario sostenido sobre un sindicalismo libertario con
un gobierno que no gobierna. Este modelo, descentraliza por un lado las
funciones administrativas, de control, gestión, etc., del núcleo del Estado
para ponerlas en manos de los comités sindicales, y por el otro, al extenderse
la organización social del Estado, crea nuevas necesidades que deben ser
atendidas de alguna manera, sobretodo en los aspectos de las formas para
ponerse de acuerdo sobre puntos de interés general, lo cual promueve la
generación de comités y otras estructuras burocráticas centralizadoras del
poder, que además suelen funcionar como un obstáculo para la libertad de
pensamiento y la libre autodeterminación. Entonces, un anarquismo libertario
es, en esencia, una versión ligera del Sistema, ya que mientras el poder
de unos esté por encima de la mayoría, necesariamente habrá de ser fuente de
injusticia social. Los términos de autogestión, autodeterminación, autonomía,
igualdad, fraternidad, etc., son insertados en los sofismas que a manera de
declaración de principios se enarbolan por los anarquistas que quieren tomar el
control del Estado y con este, del Sistema. No deja de ser demagogia ofrecer una vida de igualdad para todos cuando
las condiciones humanas y del ambiente hacen imposible alcanzar en los hechos
tal condición, porque la igualdad basada en los bienes, en el nivel de vida, en
las oportunidades de desarrollo y en los derechos, es la más grande falacia de
la historia, siendo que de hecho, está vigente como un objetivo dentro del
Sistema actual, aunque sólo como postulado, pues el objetivo nunca se alcanza;
viene siendo la zanahoria delante del asno. Una civilización dependiente de un
Estado, representa a una sociedad convertida a los intereses de los poderosos,
por lo que aún dentro de un sistema anarquista, los controles para evitar la
desintegración social, necesariamente conllevan el ejercicio del poder
unilateral e intransigente de la minoría dominante.
La familia, tal como la conocemos,
es por un lado, síntoma de una sociedad no evolucionada por su organización piramidal,
y por el otro, cónclave o pilar del Sistema de dominación por ser modelo
celular del sistema de clanes, cuyo funcionamiento es en gran medida, un
fractal del Sistema. De hecho, el modelo familiar consolidado dentro de las
primeras civilizaciones, proporcionó la base epistemológico - práctica del
Sistema en sus comienzos. La sociedad civilizada, tuvo por núcleo primero a la
familia, luego al clan, luego al Estado, condición que perdura hasta nuestros
días, donde está en primer lugar sobre las conciencias, el Estado, luego el
clan, luego la familia y finalmente el individuo. Una sociedad evolucionada, no
tiene por núcleo a la familia, ni al clan y no existe el Estado; la base de la
sociedad es el individuo desde el punto de vista de una cosmovisión que lo
sitúa como el promotor consciente del desarrollo y evolución de todo cuanto le
rodea y de sí mismo como especie e individuo. El hombre actual tiene la capacidad intelectual y los medios
tecnológicos para situarse bajo esa perspectiva, pero más que promotor de
desarrollo se ha convertido, a través del Sistema, en promotor de la involución
de la especie y de su entorno. Un
modelo familiar que no evoluciona, es debido no sólo a la influencia del
Sistema, sino también porque el modelo es funcional dentro de ciertos límites y
sobretodo porque funciona adecuadamente para los intereses sistémicos; es la
primera escuela sistémica, luego viene el segundo nivel, que es la calle, el
medio ambiente inmediato. En una sociedad volcada a la violencia como consecuencia
de la injusticia social (pobreza, marginación, falta de oportunidades, falta de
educación, falta de espacios, etc.), los sectores más agraviados, descargan su
frustración primero sobre el círculo más cercano, la familia; luego sobre el
siguiente y así hasta aquellos círculos donde logran de una u otra manera,
tener acceso. En mi infancia, tuve un amigo que falleció a los ocho años de
edad por inhalación de solventes. Había empezado a los cinco años. En la calle,
se formaban clanes a manera de pandillas donde se defendía la territorialidad,
sin caer en la cuenta que los rivales de un clan, eran exactamente iguales en
esencia al otro clan: igualmente agraviados, igualmente violentados, igualmente
marginados, pero el hecho de pertenecer a un clan distinto en apariencia, los
convertía en enemigos. No se diga lo que pasa entre clanes de distinta clase
social. Desde pequeños, el Sistema nos vende la idea de que la pertenencia a un
clan es vital para hallar nuestra identidad, para llegar a ser alguien
con un valor determinado, de otra forma no tenemos voz ni voto. El darwinismo
social ha sido el arma para separar a la sociedad en clanes, en clases y en
corrientes de pensamiento que se hacen irreductibles y por lo tanto,
irreconciliables con otras. De ahí, y no de otra parte, surgen las condiciones
para la organización vertical de la sociedad y sus fractales en todos los demás
ámbitos, y con esta, la obtención de poder irracional, donde lo que importa son
la ventaja táctica y la logística.
Algunos pensadores
han hecho la acotación de que la globalización está determinando el fin del
Estado como marco de referencia de la sociedad, y señalan que todo apunta hacia
el ecologismo como marco de referencia emergente. Tienen algo de razón, pero se
equivocan respecto al derrumbe del Estado, pues lo que promueve la
globalización es la formación de un Estado Mundial (que ya existe pero sus
cauces de acción chocan con los localismos) donde el poder se encuentre aún más
centralizado y su radio de acción no conozca límites. Ahora bien, si el Estado
no desaparece, sino más bien se globaliza, la ecología sufrirá grandes
consecuencias y por esta misma razón, el ecologismo puede ser fuente de
conciencia social. Un Estado globalizado, con todos los medios económicos,
tecnológicos y políticos a su servicio, sería un gran nodo capaz de controlar a
toda la humanidad hundiéndola en la más abominable etapa de su historia;
condenándola primero al estancamiento y luego a un retroceso evolutivo de
difícil solución. Un ejemplo claro de una organización globalizada, es la
FIFA. Organizaciones de este tipo, representan ejercicios previos de
globalización del Sistema. Con Milton Freedman, viene y se aplica una
globalización de la economía basada en el progreso material, carente de
humanismo y raciocinio.
Sin embargo, en la lucha contra el
Sistema con un Estado globalizado, no se tiene como trinchera a la ecología,
sino al individuo como ente individual y social. Es innegable la necesidad de
proteger al medio ambiente, pero es más importante y decisivo proteger a la
especie desde el punto de vista evolutivo, de dotarla de las herramientas
filosóficas capaces de vencer al Sistema dentro de la propia mentalidad, que es
la esencia de la humanidad, la que la coloca como un Ser Humano socialmente
viable. Cuando la consciencia, no digamos completa, pero al menos sobre ciertos
puntos se ha desarrollado, es entonces que se puede luchar por esos puntos. Por
ejemplo, el proyecto internacional de privatizar el agua, representa un paso
más hacia el control total de la humanidad, por lo que la gente consciente de
este hecho, se organiza para protestar; si tiene éxito esta política, ya se
irán sumando otras tendientes a sujetar al individuo cada vez más cerca del
cuello, quiero decir, controlando sus satisfactores básicos y dosificando a
conveniencia cosas que por principio pertenecen a todos y representan parte de
nuestros derechos humanos. El pretexto, nunca falta y en este caso es la
escasez. Ya vimos cómo el poder deviene de tener el privilegio y la ventaja de
explotar la escasez, de concentrar el control de los bienes que les faltan a
los demás en unas cuantas manos. Nos dicen, como siempre, que es
“indispensable” la participación del capital privado para poder echar a andar
proyectos de alta inversión. Al final, además del poder obtenido en base al
control de los recursos que crean la necesidad, se acrecienta la riqueza de los
inversionistas y con ello, su capacidad para imponer sus modelos y políticas a
los Estados del mundo, formando un círculo vicioso cuyo objetivo final es no
sólo adueñarse de la economía mundial, sino de sujetar a sus caprichos al mundo
y a su gente tomando las riendas del control del Sistema globalizado. Desde el
clan familiar y hasta el clan de las clases gobernantes, se conforma una
pirámide donde la libertad crece hacia arriba y decrece hacia abajo, y donde a
criterio de los poderosos, falta la cereza del pastel: un clan mundial con
poder absoluto sobre todos los demás. Retomaremos este tema en el Capítulo
cuarto.
Octavo apartado
La masa crítica
Para que el
Sistema funcione en “automático”, se requiere de una masa crítica capaz de absorber y adaptar a los nuevos miembros
de la comunidad social, sin necesidad de inducción, preparación, capacitación,
etc. Los nuevos miembros son los recién llegados a la cultura sistémica, como
son los recién nacidos y los individuos provenientes de etnias y grupos
sociales marginados, o inclusive, provenientes de otras civilizaciones. Un
ejemplo podría ser, los inmigrantes africanos que se incorporan a la sociedad
europea; otro ejemplo, los indígenas que migran desde sus comunidades hacia las
grandes ciudades; uno más, los latinoamericanos que ingresan a los EEUU. En
estos ejemplos, los nuevos ciudadanos se adaptan más rápidamente a la versión
del Sistema al que ingresan, por provenir de otra versión similar; los cambios
básicamente son culturales y normativos, pero lo relevante, es que esos
cambios, determinan un comportamiento distinto en el individuo al adaptarse a
la nueva cultura, aunque sin perder rasgos distintivos de su cultura original.
Otro ejemplo muy claro, es la adaptación que el pueblo japonés ha
experimentado, principalmente a partir del fin de la SGM, donde no se han
perdido sus rasgos culturales originales, pero su actitud social responde a los
intereses de la eficiencia del Sistema, no a la tradición cultural.
Sin embargo, el
ejemplo más claro y natural, es el del recién nacido, que desde el momento de
nacer, ya está sujeto a las herencias del Sistema (controles que determinan sus
posibilidades de desarrollo, restringen sus libertades y determinarán su forma
de pensar) que lo pondrán en contacto con una masa crítica (la sociedad que le
rodea, empezando con la familia) de la cual absorberá los elementos que le
permitirán adaptarse a la cultura sistémica.
La masa crítica es pues, la cantidad de personas que
comulgan en los mismos intereses, circunstancias y tradiciones (cultura), y que
es capaz de absorber, para esos mismos intereses, circunstancias y cultura, a
nuevos individuos (externos o internos), por simple contacto prolongado, aprovechando la
capacidad adaptativa del individuo. Es una fuerza de influencia de la que pocos
pueden quedar al margen al entrar en contacto con ella, de hecho, todos somos
absorbidos por el Sistema al estar en contacto con él, por lo que el Sistema
depende de una masa crítica, y así del mismo modo, de una masa crítica depende
su fin.
Cuando la masa
crítica ejerce su influencia, el nuevo miembro consciente o inconscientemente,
al percibirla, reacciona ante ella como condición de sobrevivencia: busca
seguridad y aceptación, desestimando los inconvenientes y centrando su razón en
los beneficios. Esto resulta natural en una especie social y determina
diferencias a veces insalvables entre los miembros de un pueblo respecto a otro
pueblo. Cuando un Ser Humano nace en Medio Oriente, no difiere en nada respecto
a otro Ser Humano nacido en Norteamérica, salvo las diferencias naturales
consecuencia de la diversidad de especie. La versión del Sistema a la que cada
uno será sometido, marcarán en definitiva su forma de pensar y de actuar; sus
fobias, sus gustos y sus ideas religiosas, políticas y sociales. Pero ¿en
verdad este marcaje es definitivo? Ciertamente, si se dejan llevar por la
corriente de pensamiento de sus respectivas culturas, así será. La consecuencia
de abandonarse por seguridad y pertenencia a determinada cultura, no importa su
nivel de desarrollo racional, implica necesariamente perder la autonomía en
muchos aspectos de la personalidad, desde la forma de ver al mundo, de
comportarse, de pensar y de actuar; se entra en una dinámica donde el individuo
y la sociedad a la que pertenece conforman un mosaico de fractales donde las
diferencias no escapan al marco de referencia vigente. La salida es posible
ciertamente desde una perspectiva individual, pero requiere alcanzar cierto
nivel de consciencia poco accesible y a veces inalcanzable bajo las influencias
sistémicas; el otro camino es por medio de la influencia de la masa crítica,
específicamente de un grupo liberado. Existe un tercer camino, pero ese
involucra la pérdida de la razón o de la salud mental.
Veamos cómo
funciona esto en el ámbito de las organizaciones, sean privadas o públicas.
Para que el nuevo empleado absorba y se adapte a la cultura de la organización
con el fin de alcanzar los objetivos de la misma, se implementan cursos de
inducción, preparación, adiestramiento y capacitación, porque la organización
no alcanza la masa crítica para que esto se de en automático. Sin embargo,
dentro del sector público, por ser generalmente organismos de gran dimensión,
la masa crítica está presente, para mal, influenciando a los nuevos empleados
en la ineficiencia, la corrupción, la falta de responsabilidad, etc. Entonces
¿de cuántos individuos que confluyen en los mismos intereses estamos hablando
para determinar que se ha llegado a la masa crítica?. La masa crítica es una
cantidad variable que va desde un individuo, hasta miles. Un líder capaz de
mover a un pueblo entero, cualquiera que sea la justificación empleada, es una
masa crítica de un individuo; un grupo de cuatro músicos capaz de absorber y
adaptar a uno más sin perder su esencia y su estilo, es una masa crítica de
cuatro individuos. Entonces la masa crítica depende del nivel de influencia que
puede alcanzar. Por ejemplo, el mismo grupo de cuatro músicos, si intenta
absorber y adaptar a toda una orquesta, encontrará serias dificultades para
hacerlo, porque su influencia no alcanza el nivel necesario; necesitará echar
mano de otras formas de inducción y en general, forzar la situación, pero de
esa manera ya no representará una masa crítica. Los Beatles, por su enorme
influencia social, representaban una masa crítica de cuatro individuos capaces
de absorber momentáneamente a toda una orquesta. Especialmente, este fenómeno
social, gracias a la comercialización masiva, se hace de alto consumo y
representa la comprobación de las teorías sobre el control de la población a
través de los medios masivos de comunicación, dogmatizándola, dándole una idea
de rechazo sistémico ceñido a una contra cultura ligth, que si bien
puede tener argumentos efectivos para justificar tal rechazo, la misma
comercialización de la nueva cultura, le hace perder su espíritu y al final
todo queda en una moda que se sincroniza con la temporicidad de la moda: cambia
la moda y cambia la cultura con todo y su base ideológica. Dicho en otras
palabras, las ideologías se vuelven desechables al ceñirse a la moda que las
representa, misma que le da velocidad de crecimiento a la ideología y a la vez,
la que determina su decaimiento. Toda forma de cultura que se hace dependiente
de la economía, pierde su espíritu original y queda como elemento de museo.
La masa critica se
enfrenta regularmente a su vez, a otra masa critica que se opone. Cuando ambas
fuerzas son de dimensiones e influencia similares, podrán pasar toda la vida
intentando absorber una a la otra sin lograrlo (perpetuo conflicto). En cambio,
cuando una de las masas tiene mayor peso específico, tarde o temprano terminará
absorbiendo a la de menor peso. En el ejemplo del cuarteto que intenta absorber
a la orquesta, puede terminar siendo este el absorbido o quedar en conflicto.
Otro ejemplo es el de la cultura occidental: han triunfado en muchos campos
logrando imponer parte de su cultura e intereses al resto del mundo y este
triunfo se promueve como un signo del progreso y la
civilidad. No resulte extraño el eterno conflicto en Medio Oriente, donde los
musulmanes, no acaban de ser absorbidos por la masa crítica del mundo
occidental y entonces, sólo quedan dos caminos: la imposición por la fuerza de
las armas, y / o la imposición de un sincretismo cultural basado en introducir
la “funcionalidad” del modelo occidental de comercio para que este conviva con
el tradicionalismo social, lo vaya cubriendo y con el tiempo lo deje en una
práctica ritual, similar a como ha sucedido en Japón, sobretodo después de la
SGM. Para que una masa crítica funcione como tal, es decir, que su influencia
sea efectiva, se requiere en los individuos un determinado potencial de susceptibilidad
a ser absorbidos que depende de una o varias identidades; la compatibilidad del
individuo con estas identidades determina el nivel de influencia que puede
ejercer sobre él una masa crítica. De esta manera, los gobiernos de los Estados
seudo democráticos, constantemente están buscando y explotando esas identidades
atractivas para seducir a los votantes. Las engañifas, los mitos, los dogmas y
la mal información abundan alrededor de los discursos resultantes. El Sistema,
primero prefabrica identidades con las cuales el individuo se habrá de
identificar; utiliza o fabrica ideales humanos que muy pocos puedan rechazar;
después, simplemente conecta unos con otros por medio de la cultura y la
historia de los pueblos; maneja conceptos como Patria, nacionalismo, raza,
civilidad, libertad, progreso, modernismo, etc. El resultado es una masa
mansa y dispuesta a defender lo que cree suyo desde la perspectiva del Sistema,
que se vuelve en extremo fácil de manipular y, ante los excesos de los
poderosos, tiene la certeza de que “así es, ya no sólo el mundo, sino la vida
misma y nada se puede hacer”.
Sin embargo, el
Estado, además de que la sociedad que representa ejerce influencias de masa
crítica, necesita de posturas y estructuras impositivas para asegurarse de tener
todo y a todos bajo control y, en muchos casos, recurre a acciones represivas
cuando la influencia no alcanza el nivel necesario para absorber y adaptar a
todos los individuos de la sociedad, es decir, no se alcanza el nivel de masa
crítica para someterlos a su hegemonía. La última opción, que en ocasiones es
la primera en los hechos, es la exterminación de los disidentes.
En la historia del
Sistema, desde su creación fue necesario que un grupo social alcanzara el nivel
de masa crítica para el establecimiento de la primera civilización. Desde ahí y
hasta nuestros días, este elemento es condición de la permanencia y de los
cambios del Sistema; de cambios en lo accesorio y de permanencia en lo
sustancial, es decir, de cambios en los modelos, las formas de convivencia, los
métodos, las formas de gobierno, las culturas, etc., y de permanencia en que el
interés comercial que crea y preserva privilegios especiales está por sobre
todos los demás. No hay que perder de vista lo comercial, como fin máximo del Sistema
y que para ello requiere del poder político, económico y con estos, del social,
pero que estos no son su fin, sino sus medios. Es cierto que estos poderes son
el fin de los que nos gobiernan, pero ellos no son el Sistema, pues la
estructura de poder, que es la parte tangible del Sistema, no son las personas
que entran en esa estructura. La estructura del poder, existe inclusive sin
miembros. ¿Cómo puede ser esto posible? Dos ejemplos simples: la figura
presidencial es una parte de la estructura y existe aún sin una persona que
ocupe el cargo de presidente; la Secretaría de Economía, sigue existiendo sin
un Secretario. Se dice que las organizaciones existen porque hay quienes
pertenecen a ellas. Esto es válido sólo fuera de las estructuras básicas del Estado,
pues estas existen previas a que los cargos sean ocupados, llámense como se
llamen. En un cambio de gobierno, donde las Secretarías del Estado son
renovadas, puede haber el caso de que uno o varios cargos queden sin ocuparse
por un tiempo, y esto no quiere decir que dejen de existir. Esta forma de
organización es conocida como institucional,
es decir, las instituciones permanecen a pesar de quienes las ocupan o de que
nadie las ocupe. Entonces quienes tienen el control de las instituciones son
los mismos que tienen el control del Sistema en lo estructural.
Ahora bien, la
masa crítica como detonador de influencia social, puede operar en sentido
inverso a como el Sistema lo tiene previsto, es decir, que su influencia sobre
la sociedad sea en contra del Sistema. Esto puede ser posible si un número
determinado de personas se liberan de los dogmas sistémicos y llegan a ser en
tal cantidad y con tal nivel de alcance, que lleguen a conformar una masa
crítica. Bajo esta condición, puede generarse una reacción en cadena que destruya los ligamentos entre la estructura
básica del poder y el stablishment,
propiciando la desintegración del Sistema; el condicionamiento mental y social
que el Sistema ejerce sobre la población, dejaría de tener efecto al instante
mismo de abrir una puerta capaz de mirar más allá del Sistema. Gandhi, logró la
independencia de la India y Paquistán gracias a que supo aprovechar el rechazo
a lo establecido formando una masa crítica unificando a la población. En lo
personal, pienso que la independencia era sólo un requisito previo para
alcanzar un objetivo final más ambicioso: liberar a los hindúes y paquistaníes
del Sistema; obviamente, se tuvo que recurrir al fanatismo para detenerlo. El
Sistema puede tolerar y asimilar la independencia económica, militar o política
de un pueblo, inclusive a la anarquía, pero no tolera la independencia de ese
pueblo respecto al Sistema.
Ahora bien, la anarquía
desencadenada a partir del derrumbe del marco de referencia social establecido,
deja de ser anarquía cuando la referencia que así lo califica deja de existir; no se pueden violar leyes si no hay leyes; no se puede ir contra lo
establecido cuando no hay nada establecido. La anarquía es de todas formas un
modelo definido desde la perspectiva del Sistema como lo que no se ajusta a sus
reglas (las de ese momento, cuando prevalece una versión del Sistema
impositiva). Entonces es como un nuevo comienzo y en muchos sentidos así lo es, pero en realidad se trata de una
nueva etapa histórica que, como hemos visto, es igualmente sistémica. Algunos
podrán decir, sobretodo desde el punto de vista del dogma sistémico, que muchos
grupos sociales o inclusive la sociedad toda, caería en vandalismo y pillaje,
al no tenerse medios de control y represión, pero esto es una verdad a medias,
ya que bajo una masa crítica donde la consciencia
de especie prevalece, la influencia se encamina hacia una postura de justicia y
libertad; el resultado de este despertar no se trata de una versión retrógrada
del Sistema, sino de su abolición como marco de referencia y por ende, de
encontrar otro marco de referencia, que a todas luces apunta hacia la
satisfacción de las necesidades de supervivencia humana retomando el camino
correcto de la evolución de la especie y estableciendo la diversidad como norma
racional del nuevo mundo. Los grupos de resistencia a la influencia de esta
nueva masa crítica, en unas cuantas generaciones no tendrían una razón válida
que justifique su rebeldía y serían absorbidos por el nuevo orden. La
diferencia entre la anarquía definida por el Sistema y el nuevo orden (no me
refiero a lo económico), es que en el primer caso se atiende a las necesidades
propias inmediatas mientras que en el segundo, se trata de atender a las
necesidades propias de la especie sin menoscabo de la individualidad. Pero ¿qué
pasaría con las empresas y en general con las estructuras económicas del
Sistema? ¿quiénes serían los que produzcan para satisfacer las necesidades de
vida de la población? Estas y otras preocupaciones nacen ahora del dogma
sistémico porque son enclaves en la forma de vida y organización tal como las
conocemos, pero no tendrían sentido sin el Sistema. No se pueden hacer
observaciones objetivas de una sociedad no sistémica, sobre la base de juicios
sistémicos. En los capítulos II y IV se analiza más a fondo esta cuestión.
La existencia de empresas viene a
ser un elemento de seguridad sistémica, por lo que su mantenimiento y promoción
es necesario para el Sistema y se sustenta en un trípode: el dogma que crea
inseguridad y miedo, el poder económico y político para imponerlas y, el
secuestro de la tecnología. Una clave importante que tiene que ver con los
dogmas sistémicos, es el asunto de la seguridad. Muchas civilizaciones pasadas
vinieron a pique cuando sus sistemas de seguridad fallaron. Un factor
importante de todo sistema de seguridad, es la alimentación. Si un Estado no es
capaz de garantizarla a la sociedad subyacente, entrará en crisis y dependiendo
de su capacidad de respuesta, puede inclusive llegar a la autodestrucción de
las estructuras de poder y con estas, a falta de consciencia de especie, la
desintegración de la civilización desde el punto de vista político
organizacional. Por ejemplo, se sabe que la civilización teotihuacana, se
desintegró precisamente porque el Estado no previó alternativas viables y
suficientes ante el agotamiento de los recursos locales. Cuando el comercio se
establece en una sociedad como principal forma de vida, se engendra una inercia
difícil de contener o al menos, no resulta prudente contenerla pues de esta
contención se originan gran parte de los conflictos sociales que normalmente
derivan en el debilitamiento de las estructuras básicas del poder. Es así que
los Estados del mundo, buscan a toda costa mantener el crecimiento comercial en
al menos la misma medida que el crecimiento de las necesidades de la población.
Como resumen del
capítulo, podemos decir que el
funcionamiento del Sistema se basa en el control de las instituciones sociales
(simbolismos de masa crítica) por los grupos de poder económico y político; y
en una herencia cultural que aparentemente no requiere del uso de la razón para
encontrar su validez. Además, como ligámenes, el lenguaje, las formas de
pensar, las tradiciones, los sistemas sociales, políticos y económicos, la
estructura familiar de subordinación, las formas de organización productivas de
corte piramidal, los clanes con liderazgo corrompido, las religiones, la CC,
etc. El establecimiento y crecimiento del nivel de influencia de las
instituciones internacionales, acerca a los poderosos sin fronteras al control
del mundo por medio del control de estas instituciones. Ejemplos de ellas, hay
muchos, pero aún no son suficientes ni con el nivel de influencia que querrían
sus dueños, aunque con el tiempo han ido ganando terreno. Están la FIFA, la
OMC, la ONU, el BM, la OECD, el FMI, entre otras.
8 El Sistema,
utiliza este método de condicionar nuestras respuestas y formas de pensar, como
la forma más efectiva de asegurar su permanencia como rector de nuestra
sociedad. (nota del autor)
9 Muchos de
los conflictos sociales se derivan a partir del enfrentamiento entre grupos de
fanáticos. La defensa de los dogmas, por ser enteramente irracional, impide
conciliar intereses generándose, necesariamente, la violencia. (nota del autor)
10 La verdad
vista desde dos ópticas: la relativa, que es un modelo de interpretación
funcional de la realidad en base a la historicidad de Hegel, y; la absoluta,
que es funcional independientemente de la historicidad. En el volumen segundo
se hace un análisis más detallado de este término. Sólo diremos que la verdad
absoluta es la misma cosa que la realidad.
11 Cuanta
verdad hay en el dicho: “cada pueblo, tiene el gobierno que merece”. Nosotros,
los civilizados, seguiremos mereciendo estar bajo el control de la desigualdad
mientras no despertemos nuestra consciencia de lo que realmente somos y lo que
representamos como especie pensante. (nota del autor)
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