sábado, 2 de junio de 2012

El Sistema del Poder Vol. 1. Cap. 1


CAPITULO PRIMERO. El funcionamiento del Sistema

Primer apartado
Los filtros del Sistema o la difracción de las ideas.

Como sucede con la luz o cualquier otro fluido de carácter ondulatorio que se difracta al pasar a través de un filtro (v.g.: luz pasando a través del agua), las ideas se difractan al pasar por los filtros del Sistema. Esto significa que la realidad se difracta, cambia su esencia original y se presenta como una "realidad" que es ficticia quedando oculta la realidad auténtica. El ciclo normal en la relación realidad - idea es:

realidad à (sentidos) à impresión à idea à idea conceptual à impresión à interpretación de la realidad (teoría, modelo, métodos) à transformación de la realidad

En tanto, el mismo ciclo, pero contaminado por los filtros del Sistema es:

realidad à (sentidos) à impresión à idea ß (filtro) à idea conceptual deformada à impresión à interpretación deformada de la realidad à transformación errónea de la realidad

La realidad la captamos por nuestros sentidos y nos provoca una impresión. La impresión nos permite generar una idea de la cosa que percibimos; luego podemos interpretar su apariencia y conceptualizar sus propiedades (la idea conceptual) y dar una interpretación del fenómeno. La idea conceptual de la cosa es un modelo que interpreta la realidad, aunque no es la realidad misma. La persistencia de los fenómenos nos permiten extrapolar los conceptos a otras realidades similares que no hemos percibido pero sabemos que existen o pueden existir, de modo que establecemos teorías que de comprobarse derivamos en leyes. Estas leyes, con los medios suficientes, nos permiten reproducir el fenómeno (que genera una impresión) y entonces transformar la realidad; en cada transformación logramos un avance en el dominio de nuestro entorno sin afectar la realidad original. Este mismo proceso, pero contaminado por los filtros del Sistema, produce “leyes” erróneas, pero que son útiles como parte de la adaptación de la persona al Sistema. La idea primitiva, la que es producto de la primera impresión, al conceptualizarse con elementos sistémicos viciados, genera modelos que no interpretan correctamente la realidad. Terminamos “entendiendo” la realidad de otra forma y al reproducirla, lo que hacemos es inventar una realidad alterna, que representa un retroceso, puesto que atenta y llega a destruir a la realidad original. Un ejemplo claro de esto, son las fobias sociales (racismo, xenofobia, etc.): si alguien observa a un “diferente” (negro, pobre, discapacitado, homosexual, etc.), esa percepción de diferencia, que en realidad es diversidad, genera una impresión y una idea de lo observado (idea primitiva) que con la “ayuda” de los dogmas sistémicos, genera una conceptualización deformada; este concepto erróneo, origina la impresión deformada que se manifiesta en forma de rechazo (impresión), el cual se percibe como “natural” (realidad ficticia); del rechazo viene la acción en contra de lo diferente (transformación errónea de la realidad).

Ante un hecho que llega a nuestros sentidos, se genera una impresión que inmediatamente, si estamos atentos y conscientes, inicia un proceso de producción de ideas. Las primeras ideas sobre el hecho que acabamos de percibir, se refieren al hecho mismo, sin involucrar juicio alguno. De ahí, el cerebro busca semejanzas en la memoria con la intención de encuadrar el presente hecho dentro de lo que llamo el catálogo de experiencias y así poder establecer un juicio o conclusión (aproximado a la analítica de Kant), adquirir un conocimiento o devenir en una idea más compleja. Es ahí, dentro del catálogo de experiencias, donde radican los filtros como unidades filosofales, unidades ideológicas, matemáticas, de propiedades, lenguajes, conceptos, etc., que se adhieren a la idea primaria del hecho en cuestión de acuerdo a su compatibilidad con esta. También interviene, además del catálogo de experiencias, lo que he llamado la fuente de la creación ideológica (aproximado a la síntesis de Kant), la cual es similar al catálogo de experiencias en el sentido de estar compuesta de piezas de rompecabezas, pero que en este caso son piezas mucho menos complejas, diría que tan básicas, que por sí solas no representan nada ni conceptúan nada (pueden ser símbolos, impulsos, abstracciones, metáforas, etc.), pero que permiten la construcción de ideas complejas a partir de una semilla (en este caso la idea primaria producto de la percepción de un hecho, aunque también puede ser de otra índole, como una pieza de catálogo alojada en la memoria con anterioridad). Si en el catálogo de experiencias no se encuentra un conjunto suficiente de piezas compatibles con la idea primaria para poder conceptualizarla, la fuente de la creación ideológica asume por completo la tarea en un proceso mucho más largo y tortuoso con el fin de llegar a conceptualizar el hecho, explicarlo y finalmente catalogarlo. Independientemente de que se logre dicho objetivo o no, el resultado de este primer proceso, deriva en una pieza que va a parar al catálogo de experiencias, donde permanece a la espera de un huésped (una idea producto de una percepción u otras piezas “olvidadas” dentro del catálogo) con quien encuentre alguna compatibilidad para desarrollar una nueva idea, concepto o pieza de catálogo.

Analógicamente, el catálogo de experiencias se asemeja a un conjunto de muros aislados; la fuente de creación ideológica a los ladrillos, el cemento o las piezas que unidas pueden formar un muro; y la idea conceptual, es el producto final: una casa, un puente, etc. Las bases de datos con información científica y experimental dentro de un ordenador o plasmada en lenguaje escrito, son en cierto modo, catálogos de experiencias externos que sirven de igual modo para los mismos fines, donde la fuente de creación ideológica estaría compuesta por bits de información. Cuando una idea nueva entra en contacto con estas piezas y se encuentra cierta compatibilidad, ya sea por sí sola o con la ayuda de la fuente (que puede actuar también como ligamen entre piezas para proveer la compatibilidad necesaria), se dice que mediante el uso de la razón se ha deducido tal o cual cosa; se ha explicado un fenómeno o se ha entendido una forma particular de funcionamiento de las cosas. Este conocimiento es en realidad un mapa que delimita continuidades y discontinuidades (excepciones) en los modelos mentales sobre una realidad específica para poder entenderla y manejarla. Es así que conceptos cuyo mapa se encuentra no explicado del todo (o del nada), pero que salen a la luz como experiencias compartidas, representan dogmas más que modelos formales. La inconmensurable ignorancia humana respecto de ciertos temas que requiere manejar (no abordo aquí las razones) para control de su realidad, deviene en la creación de dogmas de fe, mismos que dada la necesidad en su uso cotidiano, van a parar al catálogo de experiencias como piezas para generar conceptos. Las religiones son ejemplos claros de multitud de dogmas: son piezas que “no se pueden” explicar racionalmente, pero que sirven para “explicar” lo que se nos antoje. Recurrir al pensamiento dogmático, es una práctica normal y a veces necesaria dentro de la naturaleza humana; no todo conocimiento nuevo es racional ni todo lo racional aporta conocimiento nuevo. Quiero decir, que el uso del dogma con plena consciencia de sus limitaciones y virtudes puede ser una herramienta útil en muchos casos donde no hay mejor forma de obtener una aproximación satisfactoria para interpretar o entender la realidad. Pero el dogma por tradición o costumbre, limita e inclusive cancela la intervención natural de la fuente de creación ideológica por un lado, y condiciona la libertad en el uso del catálogo de experiencias por el otro, todo lo cual induce al individuo a ofrecer juicios tendenciosos que defiende acaloradamente pero que nunca llega a demostrar racionalmente. El Sistema, introduce en la mente humana, por civilidad, una cantidad significativa de estos dogmas regalando al individuo la comodidad de no tener que pensar para explicar su entorno; sólo requiere de encontrar las piezas de catálogo adecuadas y suficientes para dar un veredicto ante un hecho consabido. Se puede demostrar fácilmente este fenómeno cuando pedimos a alguien contaminado por estos dogmas, que nos explique tal o cual situación desde el punto de vista religioso. La persona cuestionada antes de intentar pensar y usar la razón, acude sistemáticamente a su catálogo de experiencias y sin duda encontrará las piezas dogmáticas requeridas casi instantáneamente. Esto no es razonar, sino recordar y asociar sin comprobar. Entonces, partiendo de un dogma tomado como verdad indiscutible, lo que derive de este (conceptos, ideas, juicios), “necesariamente” se tomará también como verdad y la relación entre producto y materia prima, justifica a ambos, reforzando el error. ¿Cuál es el porcentaje de conocimiento que posee un individuo común que no tiene un origen dogmático?, sorprendentemente, muy bajo.

Las piezas de catálogo dadas por ciertas e infalibles, ya sea por comodidad, por herencia, por falta de método en su comprobación o por pertenecer a conceptos aceptados universalmente por necesidad, aún tratándose de dogmas, intervienen de manera decisiva en la forma de pensar de los individuos y por ende, en el tipo de respuestas que estos dan ante situaciones específicas. Son, dicho de otra forma y desde este punto de vista, piezas de condicionamiento8, las cuales en conjunto, conforman un programa. Un individuo con suficiente programación dogmática, llega sin grandes contratiempos al fanatismo, la intolerancia y con el tiempo, a la cerrazón absoluta al uso de la razón; es un ser dominado por sus dogmas que no admite otros si resultan incompatibles con los suyos9, dejando de poseer un pensamiento autónomo. El Sistema, como medio de dominación que tiende a fomentar la irracionalidad, fabrica y distribuye toda clase de programas mentales, entre los que se encuentran muchas ideas “libertarias”; subculturas, ideas sobre lo que debe ser y como entender y defender a la civilización actual (inclusive, las formas como se le debe atacar); reglas de etiqueta, protocolos diplomáticos, marginación social e ideológica, existencia de castas y clases sociales, ideas sobre lo que es bueno y malo; el éxito social, el profesional y toda clase de conceptos tomados a Priori, como elementos básicos necesarios para el desenvolvimiento social, es decir, como pilares de la civilización actual. Podemos decir que la forma más cómoda de adaptarse y triunfar en un medio ambiente civilizado, tiene su base en ser ignorante de la realidad natural y ser docto en los dogmas.

El trabajo filosófico, se basa en el proceso analítico, aunque con una cualidad: acude irremplazablemente a la fuente de la creación ideológica, es decir, a la síntesis ideológica. Las ideas que llegan desde la percepción, así como otras producto del análisis razonado e inclusive las piezas de catálogo, son puestas a prueba mediante otras piezas ya comprobadas con la intervención ineludible de elementos para el análisis, síntesis y composición de la fuente de la creación ideológica. La actividad filosófica seria, debe rechazar todo elemento dogmático, a no ser de su uso como herramienta temporal (truco mental), que sirva para establecer excepciones y límites en una discontinuidad dentro de un mapa conceptual, por lo que tampoco se trata de rechazar sistemáticamente al dogma, sino de conocer su ámbito de acción y sus limitaciones. El dogma, es una hipótesis, no más.

Estas piezas ya comprobadas dentro del catálogo, que son como leyes o principios filosóficos, las he llamado piezas filosofales, digamos que son la contraparte del dogma. Su uso dentro del análisis mental permite, al igual que los dogmas, ahorrar tiempo en mapear las ideas motivo del análisis, pero con la diferencia que estamos ciertos de su origen, sus consecuencias y sus limitaciones; conocemos su nivel de verdad y su nivel de aplicación, con lo cual podemos hacer la síntesis de nuevos conocimientos. Muchas ideas e información diversa residentes en el catálogo de experiencias y que aparentemente no tienen un sentido bien definido ni una aplicación específica, pueden en determinado momento asirse a un nuevo concepto o idea, para generar un mapa completo que nos permite definir algún fenómeno. La piedra filosofal, buscada por los filósofos antiguos, es precisamente una pieza de catálogo que al entrar en contacto con prácticamente cualquier idea, le da forma y sentido. Esta pieza por supuesto no existe, o al menos no se ha encontrado, pero la idea pone de manifiesto un proceso intuido hace siglos. En lugar de esta pieza, tenemos un conjunto de otras piezas, que unidas pueden ser capaces (dada la capacidad de la fuente de cada pensador), de permitirnos definiciones muy precisas de los eventos reales en cortos espacios de tiempo (de unos segundos a unos pocos años). Todo Ser Humano normal, tiene la capacidad de filosofar acertadamente, pero ¿por qué no lo hace? En la parte tercera de la obra trataremos este tema a fondo.

Cuando al principio del libro se mencionaba la necesidad de “vaciarse” antes de iniciar el camino hacia el descubrimiento del Sistema, se refería precisamente a librarse de los dogmas del Sistema. Quitar de nuestro catálogo de experiencias todo aquello que no pueda ser comprobado por el uso de la razón, ya que son la principal fuente de error en cualquier análisis sujeto a ellas; o si no quitarlas, al menos conocerlas a fondo. David Hume, comenta en su Tratado de la Naturaleza Humana: "Las discusiones se multiplican como si todo fuera dudoso, y estas discusiones son llevadas con el mayor calor, como si todo fuera cierto." El apasionamiento por las ideas y los hallazgos, esconden muchas veces dogmas no confesos; lo realmente importante al darnos cuenta de supuestos errores en los juicios de los demás, no es concentrarnos en el error mismo, sino encontrar las fuentes del error: las piezas de catálogo que distorsionaron la interpretación de la realidad. Encontrar un filtro del Sistema tenido por pieza filosofal, desgranarlo y colocarlo sobre su base real, además de ser una gran aportación a la filosofía, es un camino seguro hacia la verdad10. Obviamente, muchos dogmas permanecen como tales debido a que existe una barrera difícil o imposible de salvar al momento de buscar su nivel de verdad; o bien, socialmente no pueden ser derrumbados, como por ejemplo, los conceptos de Patria, raza (relativo a lo humano), demonio, etc. De aquí que muchas palabras están asociadas a dogmas de tal manera que buena parte del lenguaje, está dogmatizado simbólicamente.

Todos somos (en nuestra forma de ser, actuar y pensar), de una o de otra forma, directa o indirectamente, consecuencia del Sistema. Los pocos individuos y grupos humanos que no son producto del Sistema, ven afectado su entorno y sus relaciones con “el mundo exterior”, a consecuencia de aquél, aunque generalmente padecen alguna forma de aislamiento; el aislamiento de la civilización, es en algunas ocasiones, por rechazo, y en otras por marginación. Rechazo y marginación vienen siendo rechazos al final de cuentas, sólo que cambia el sentido, es decir, el rechazo al que me referí en primer lugar, es el que ejercen quienes prefieren mantenerse alejados del Sistema; en tanto que la marginación, es el rechazo hacia estos individuos por parte de los que pertenecen al Sistema. De una o de otra forma existe una línea divisora entre sistémico y no sistémico, entre un grupo de gente y otro, y entre un individuo y otro. Más adelante en esta obra, se analizarán las diferencias sustanciales entre unos grupos y otros, ahora sólo mencionaré que si bien ambos grupos basan parte de su cultura y comportamiento en las tradiciones, los que están libres de la influencia ideológica del Sistema, tienen un mejor conocimiento del origen y los objetivos finales de sus tradiciones, mientras que los sistémicos, las llevan a cabo un tanto por moda, otro tanto por protocolo social, y un tanto más por romanticismo cultural aceptado por omisión. Por ejemplo, el hecho de vestir de negro para asistir a un velorio, muy poca gente sabe su significado y su origen, e inclusive la mayoría de esa minoría que lo sabe, sigue la tradición no por el significado sino por seguir el protocolo social aceptado.

Es común ver escandalizarse a los miembros de la sociedad sistémica, cuando alguien no cumple un protocolo “obligado”, aunque no tengan argumentos racionales para objetar ese incumplimiento (que los puede haber). En general los argumentos con los que pretenden justificar su indignación o crítica, tienen que ver más con cuestiones puramente “de etiqueta”, de tradición, de apariencia o frivolidad, que con juicios razonables, pero que son suficientes desde el punto de vista sistémico, para rechazar al “anormal” o ejercer sobre él actos peores (destruir la realidad). ¿Alguien a olvidado lo que pasó con los indígenas norteamericanos? ¿alguien puede justificar razonablemente el destrozo de la cultura de los indígenas de Mesoamérica y de Sudamérica? ¿El progreso puede justificar el deterioro ambiental? ¿La economía de las grandes empresas justifica su eterno atentado contra toda forma de vida?. Etiquetar, convenientemente, a una sociedad como menos civilizada, bárbara, primitiva, etc., para justificar su exterminio, ha sido una carta comúnmente usada por los sistémicos en su búsqueda del poder mediante la apropiación de los recursos de los despojados.

Segundo apartado

Nodos y Rejillas


Si imaginamos un plano que comprende un área que representa la parte de la realidad, ficticia o no, que el Sistema somete a su jurisdicción, los nodos son abultamientos en dicho plano que representan una alta concentración de cultura sistémica, es decir, son frentes de desarrollo y conservación del status actual (stablishment), donde se produce y canoniza a la realidad sistémica. El Estado, con toda su estructura legislativa y operativa, es el nodo más visible, aunque no siempre el más prominente.

Por el lado de las rejillas, estas son, como su nombre lo indica, huecos sobre el plano que representan zonas donde la cultura sistémica es mínima y discontinua, representando a grupos sociales o individuos que son renuentes al Sistema; son los rebeldes conscientes que buscan y encuentran alternativas no sistémicas para desarrollarse. Estas rejillas, en la actualidad son escasas y difusas, aunque como ejemplo podemos mencionar a algunas comunidades tibetanas, pueblos africanos, aborígenes australianos, entre otros, normalmente pueblos ancestrales que se han mantenido parcialmente alejados de la evolución del Sistema o atrapados en versiones antiguas del mismo.

La última nueva rejilla importante de que se tiene noticia, es el movimiento Hippie norteamericano. Gracias a ser un fenómeno relativamente reciente, existe mucha información al respecto, tanto veraz como ficticia, que permite entender su origen, su desarrollo y las causas de su término.

El hippismo como movimiento ideológico social, representa un excelente sinodal para determinar la viabilidad de una organización no sistémica, con todo y sus tremendas limitaciones y su bajo perfil filosófico. Lo más destacable es la influencia que este movimiento tuvo en la población mundial, tanto sobre los defensores a ultranza del Sistema, como en los jóvenes idealistas y rebeldes de la época. De hecho, este movimiento, contrario a las versiones de Estado, representó una seria amenaza contra el status quo de la postguerra poniendo en jaque a varios Estados en todo el mundo desde el punto de vista de su justificación, principalmente al norteamericano. El enunciado de que “nadie puede estar fuera de los límites del Estado” fue la espada que esgrimió el Sistema para terminar el movimiento, además de la manipulación de la información tendiente a colocar a los seguidores de este movimiento como lo peor de la sociedad y la represión sistemática, permanente y violenta que terminó por desvirtuar y desintegrar al movimiento. Pero vayamos a analizar más a fondo este fenómeno.

Originalmente, la idea de la convivencia comunal surge como una necesidad dentro de una sociedad norteamericana en transición desde comunidades básicamente rurales hacia comunidades urbanas alrededor de la década de 1840, justo antes de la guerra civil, como parte del sueño americano rural fuera de las grandes plantaciones. De hecho, las ideas libertarias que fueron bandera de la nueva cara del Sistema (ahora yanqui) hacia una participación social más individualizada, dieron al traste con el comunismo norteamericano de aquellos años. Sin embargo, muchas comunidades permanecieron fieles a su forma de vida en comunidad, por brindar mayor estabilidad social en las comunidades rurales de pequeños propietarios.

Ciento veinte años después, esa tendencia fue trasmitida al ámbito urbano al ser absorbidas o asediadas las comunidades rurales por las ciudades de tal forma que la base cultural del comunitarismo permaneció vigente y antes de claudicar bajo la influencia del urbanismo, se adaptó a él y no sólo eso, sino que influyó sobre él de forma sorprendente, ya que esta forma de organización social carecía de los problemas que comúnmente afectan a las sociedades urbanas. Los primeros grupos comunalistas identificables nominativamente, fueron los Bohemios de los 30’s y 40’s y los Beats de los 50`s, ambos movimientos catalogados como disidentes, en cierta medida, del stablishment. Básicamente de estos grupos se derivó el movimiento hippie de los 60’s, pero fue hasta el intervalo comprendido entre 1966-67 cuando se les identifica plenamente como hippies. Anteriormente, aunque ya existían asentamientos de tipo hippie, el término fue universalmente acuñado hasta 1965 y difundido a partir de 1966. El boom comercial se da hasta finales de los 60’s y principios de los 70’s, especialmente por los medios masivos de comunicación entre 1968 y 1971, fenómeno que logró pernearse fuera del ámbito local, gracias a la difusión de algunos investigadores y a la comercialización de los productos que los hippies producían, principalmente artesanías donde se intentaba plasmar su “filosofía de vida”, con el fin de hacerse de recursos para adquirir aquello que no podían ellos producir. Desgraciadamente, uno de esos productos, fue la cultura de la droga como medio de escape (de la realidad sistémica) o inspiración (para “entender” la realidad objetiva).

Este boom marcó la sentencia del Sistema para fabricar su desaparición en una época donde la intolerancia era su gran bandera, ya que de otra forma hubiese subsistido esta disidencia igual y como lo había venido haciendo durante el último siglo. También es importante mencionar algunos factores que determinaron su aniquilamiento como son el estrecho vínculo entre la cultura hippie y el uso de las drogas, principalmente el LSD, y la falta de un tratamiento histórico del movimiento (filosófica e ideológicamente hablando) por parte de los líderes de este movimiento social disidente y que sin embargo, esta condición era parte de su esencia filosófica, es decir, la ignorancia o desdén respecto o hacia todo lo establecido, era congruente con su actitud, de tal forma que la idea central de “re iniciar” y “re inventar” la convivencia humana, necesariamente tenía que pasar por una larga etapa de re aprendizaje, re organización y re invención marcada por la “ignorancia” (sobre lo establecido) y la falta de métodos convencionales en su desarrollo. De no ser por su bajo perfil filosófico, este movimiento hubiese sin duda influido más sobre la sociedad de aquellos años y quizá, se mantendría vigente hasta nuestros días, con las consecuencias que eso implicaría.

En ocasiones, los protectores del Sistema, al percatarse que los grupos e individuos marginados de los “beneficios” del Sistema, son quienes pueden alcanzar un nivel de consciencia fuera de su jurisdicción, han desarrollado formas de incluirlos con el fin de truncarles esa capacidad. Ya se transmite la imagen del indígena norteamericano pelando al lado de los “cara pálidas” contra los “salvajes” indios; ya el japonés norteamericano peleando contra los japoneses de Japón; ya los indígenas mexicanos (completamente convencidos de las bondades sistémicas, versiones indias del general Monroe), haciendo propaganda comercial o haciéndose actores de cine, cantantes, etc., a la usanza cultural norteamericana; ya los esquimales anunciando refrigeradores, etc. El objetivo es difuminar las rejillas y dar la impresión de que estos grupos sociales “pertenecen” a nuestra civilización, donde civilización = progreso, además que es una forma de eliminar toda disidencia pensante que pueda demostrar las incongruencias del Sistema; los sistémicos no se cansan de “demostrar” que no hay marginación. Bienaventurados sean los disidentes porque a pesar de su desventajosa condición de vida y su pobre desarrollo, mantienen su esencia casi intacta y su libertad de pensamiento mucho más ampliada que aquellos que pertenecen a la civilización sistémica. Sin embargo, muchos claudican ante la idea de que El sueño americano, es el sueño del hombre, y a la vez, garante del progreso y signo de desarrollo personal. No pensar así, equivale a quedarse en la mediocridad y el subdesarrollo: “No es posible que todo el mundo esté equivocado”. Lo es, quien así piensa está equivocado.

La consigna del Sistema es eliminar toda rejilla, ya sea absorbiéndola o desintegrándola (para el caso es lo mismo, sólo cambia el método). Por ejemplo, muchas de las sub culturas actuales, han dejado de ser disidentes, aunque lo parezcan, ya que la raíz de estas ha llegado a ser controlada y manipulada por el propio Sistema, como los dark, los darketos e infinidad de corrientes que funcionan más como frentes comerciales o pandillas, que como rejillas. Las bases de estas sub culturas han dejado de ser manifestaciones libres de sus líderes para convertirse en actos imitativos impuestos desde fuera por medio de la mercadotecnia, a cargo de especialistas cuyo objetivo es sembrar tales sub culturas (inofensivas para el Sistema) para canalizar, desviar, aislar y finalmente quebrantar las inquietudes libertarias de los jóvenes (sentirse ausentes del stablishment y proclamar su propia civilización paralela). Este quebranto sobreviene de la pérdida de autenticidad de una ideología cuando se ahoga en la cultura paralela que va creando. Por ejemplo, los dark surgieron en Francia, con una ideología más o menos definida, clara y aunque simple, bastante redondeada, como respuesta contra el Sistema; la  forma de expresar visualmente esa ideología fue usando simbolismos, generalmente asociados al color negro, como muestra reflejo de aquello que el Sistema destruye en el individuo, es decir, la consciencia. Sin embargo, nuestra condición imitativa ha hecho del movimiento más que una ideología proyectiva, tan sólo una moda, donde los jóvenes que la toman como suya, poco saben y menos entienden el significado de los simbolismos; al paso del tiempo, la ideología pierde peso respecto a la cultura que creó y, al final, sólo prevalece la cultura teniendo a la ideología como simple justificante social, porque fuera de la moda, las demás actitudes que manifiesten la ideología de donde proviene, simplemente no se dan. Es claro que este fenómeno del quebranto, no es culpa de los jóvenes, sino del Sistema por medio de la comercialización de toda forma de cultura. Es claro para mí que la comercialización de cualquier tipo de cultura, es destruir el espíritu de esa cultura, aunque desde la óptica sistémica, representa una oportunidad de progreso (asociado a lo económico, por supuesto). Sólo cuando existe plena consciencia del espíritu de la cultura, comercializarla no involucra necesariamente destruir su espíritu. (El concepto de espíritu se trata ampliamente en la parte segunda).

Desde el punto de vista individual, el Sistema no tiene grandes problemas para marginar, relegar, destruir o absorber a los individuos que intentan manejarse fuera de sus límites. Cualquiera que intenta salirse de ellos, es inmediatamente reprimido por la misma sociedad que le rodea y si esto no es suficiente, entran las fuerzas coercitivas y represoras del Estado. Las opciones para estos individuos son la muerte, la cárcel, la persecución, la marginación, el rechazo o en el último de los casos, el aislamiento voluntario fuera del contacto con la civilización y aún así, algunas de sus libertades seguirán siendo coartadas.

Sin embargo, en comunidad, el Sistema suele tolerar a grupos que por ser demasiado cerrados (poco o nada entra o sale de ellas), viven con cierta autonomía sus relaciones sociales locales, como por ejemplo, los grupos menonitas, comunidades indígenas parcialmente aisladas, etc. Es decir, se trata de grupos que no representan un peligro para el stablishment, ya que no tienen un nivel de influencia significativo fuera de las fronteras donde se las tolera.

Tercer apartado
La Pieza Filosofal como elemento evolutivo.

Como se ha mencionado en el primer apartado de este capítulo, los juicios o interpretaciones de la realidad que son producto de la influencia del Sistema, generan modelos tendientes a destruir la realidad original, ocultarla o presentarla erróneamente. Muchas atrocidades tenidas por “actos de justicia”, provienen de estas interpretaciones, desde el apedreamiento de las mujeres adúlteras en tiempos antiguos, hasta la invasión de un territorio por cuestiones de “seguridad”; la generalización por el Sistema de estos juicios y el uso indiscriminado de dogmas, son signos inequívocos de que el proceso natural de análisis y síntesis del pensamiento humano, ha sido trastocado por el Sistema y en consecuencia, la habilidad para usar la razón en una especie pensante, se estropea e incluso se cancela: “¿para qué piensas si el mundo está resulto?, lo que falta, es ponernos de acuerdo”. Los procesos evolutivos naturales están marcados por la necesidad de supervivencia y esto involucra la supremacía de la especie sobre otras especies y sobre los fenómenos que representan un riesgo a la vida. Los dogmas del Sistema lanzan el mensaje de que el uso de la razón no es necesario para preservar a la especie, entonces esta condición natural, a lo largo de los siglos, se atrofia y finalmente se cancela. En la parte tercera, trataremos más a fondo este tema ya que no sólo se establece una diferencia de clase por cuestiones sociales, políticas o económicas, sino que está en puerta una diferencia biológica a través de la manipulación genética de las personas.

En la actualidad, este fenómeno de resistencia al uso de la razón, es voluntaria, es decir, la persona decide no pensar (por influencia del Sistema) y esto se da en forma artificial, ya que no es producto de una condición natural de evolución. Sin embargo, tanto se trabaja al respecto, que llegará el día en que tal condición será producto de un reajuste evolutivo con las consecuencias que esta tragedia involucra. Ahora mismo, con la lectura de esta obra, pueden estarse imponiendo en el lector la flojera mental, el desinterés por aquello que aparentemente no tiene una utilidad funcional inmediata o simplemente prevalece la idea de que estos son temas exclusivos para intelectuales y filósofos.

Otro aspecto a considerar, es la preocupación sobre el avance intelectual a través de siglos de historia: se percibe un cierto estancamiento, que puede ser aparente, como si los genios fuesen producto del azar, siendo que ese azar se repite cada vez menos en un mundo poblado como nunca antes. Hoy en día tenemos más conocimiento pero la producción de genios, en relación con el nivel de población, parece inferior en comparación con otras épocas, por ejemplo, con el Renacimiento. Actualmente, la humanidad vive otra época oscura, aunque nada similar a la Edad Media, pero no es visible debido al avance tecnológico. ¿Cómo puede ser esto? ¿no es una contradicción hablar de avance tecnológico en una época oscura?. La oscuridad en cuanto a la ciencia y tecnología de la Edad Media, estaba resguardada por el poder religioso y su influencia dogmática; actualmente, esa oscuridad ha sido superada, pero prevalece en cuanto al conocimiento de nuestra condición humana fuera del marco de referencia social del Sistema. Sabemos lo necesario para sobrevivir socialmente, pero ignoramos los aspectos de nuestra naturaleza no asociados a tal premisa. De hecho, ni siquiera estamos conscientes de ello ni sabemos cuáles son esos aspectos.

Por otro lado, se tiene noticia de una nueva generación de individuos con capacidad de defensa antisistémica como respuesta natural de nuestra genealogía ante el riesgo de la involución que está provocando el Sistema a la especie, conocidos como niños índigo, pero desgraciadamente no he encontrado suficientes estudios serios para documentarlo. En caso de ser cierto, no creo que se trate de un hecho reciente, sino constante a lo largo de la historia de la humanidad, pero que apenas se está descubriendo, aunque si la proporción está siendo superior a tiempos pasados, sería una gran noticia que puede obedecer a que las condiciones de acceso a la información permite a los niños un desarrollo más veloz en sus primeros años que resulta notorio. Esto, comprobaría la teoría de la involución decretada por el Sistema, de modo que la naturaleza humana está respondiendo en sentido contrario al Sistema para evitar la extinción. Recordemos que la evolución natural responde contra aquello que está amenazando la subsistencia. En contrapartida con los niños índigo, percibo una generación de niños sistémicos, como si el pensamiento sistémico empezara a formar parte de nuestra condición genética. De ser esto comprobado, la humanidad se encuentra en el umbral de una automatización irracional y predominantemente funcional.

Retomando el tema, la generación y uso de las piezas filosofales, son entonces condiciones para asegurar la evolución de la humanidad desde el punto de vista intelectual. El nivel de supremacía de la humanidad, nos colocó en un panorama donde ya no había otras especies que pudieran poner en riesgo nuestra supervivencia, hasta la “aparición” de los microorganismos. Pero a no ser de una pandemia, este riesgo está controlado por ahora, lo que ha puesto la mesa para que la principal amenaza de la humanidad, sea la humanidad misma, pero no por ser humanidad, sino por ser sistémica. El Sistema, como hemos visto, es fuente de conflictos entre unos grupos humanos y otros; los liderazgos negativos que promueve, han sido y siguen siendo, origen de millones de muertes y deterioro ambiental, y las políticas comerciales en las cuales se sostiene, son la causa indirecta de cambios de los que apenas empezamos a tener noticia, como la mutación y expansión de organismos virales.

La pieza filosofal es la alternativa no sólo para revertir el camino hacia la muerte de millones por guerras, fanatismo y por destrucción del entorno, sino como pasaporte de la especie para acceder a las mejoras evolutivas que actualmente están estancadas o en retroceso, dependiendo esto de la predominancia en cierto tipo de ambientes de desarrollo. No es posible que en la era de la información, donde el acceso a la misma es extraordinariamente superior que en épocas pasadas, y donde se tienen más y mejores herramientas para acceder al conocimiento, se tenga una producción, extensión y resonancia tan pobres de creación ideológica formal, como si el mundo estuviera ya resuelto, como si lo único que se necesitara fuera la aplicación de los conocimientos actuales para seguir evolucionando, como si en el ámbito filosófico, lo que faltara fueran solo elementos para el análisis de la sociedad actual, cuando es un hecho que el Sistema nos está matando y poco se transmite a este respecto.

La pieza filosofal, es todo aquél conocimiento probado que es producto de una interpretación cruda y racional de la realidad, no de la interpretación funcional que suele darse para convenir a los intereses del Sistema haciéndolos pasar como intereses humanos. La pieza filosofal, debe ser la base en la búsqueda de nuevos conocimientos; es el cedazo para comprobar los actuales y para eliminar los dogmas tenidos por verdad absoluta o al menos como verdad relativa, histórica o funcional. Aunque es importante aclarar que el concepto de racionalidad desde la óptica sistémica, puede diferir del que la óptica no sistémica considera, por lo que nuestra plataforma de análisis puede no estar al mismo nivel que la plataforma donde se encuentra el lector. Esta relatividad, será aclarada en la parte tercera de esta obra.

Cuarto apartado
Los fractales del Sistema

El Sistema en su conjunto, como concepto global es, a su vez, promotor de la globalización; el hecho de requerir contrarios es una aparente paradoja cuyo fin es homogeneizar, pero no como dice la propaganda: “extender el progreso” o “acabar con el mal”, sino que se trata de una lucha fratricida para arrebatar el liderazgo desde una versión y visión del Sistema sobre otra. Aunque versión y visión son irrelevantes en realidad, sirven como justificantes hacia el interior, mientras que hacia el exterior, se explotan los conceptos de enemigo y amenaza; ya luego para los más entendidos, se manejan intereses en términos económicos, pero que a final de cuentas, siguen siendo un pretexto para quienes así lo quieren ver. El motivo de fondo en todo esto, va más allá de los intereses económicos, que si bien pueden ser suficientes para quienes ponen en marcha las fuerzas de ataque y defensa, para el Sistema no significan mas que una herramienta para la homogeneización. En otras palabras, la lucha se da entre diferentes caras del mismo Sistema y el enemigo no es un agente externo al mismo, sino son los agentes que predominan en uno y en otro rostro que buscan la hegemonía por el control total o por mantener al menos el control local, de modo que el pretexto económico sólo es la parte que proporciona la “energía” para llevar a cabo las acciones. Así ha sido a lo largo de la historia: las riquezas obtenidas que no han engendrado poder o no han servido para mantenerlo, muy pronto quedan en otras manos (vea la historia de Pedro Romanov -el Grande-, último Zar de Rusia). Dos claros ejemplos de versión y visión de Sistema, son, por un lado, la versión capitalista contra la versión comunista, y por el otro, la visión occidental y la visión oriental.

Pues bien, los fractales del Sistema son estructuras de menor alcance y dimensión, pero con las mismas características básicas que el Sistema global. Los Estados de los diversos países, son fractales del Sistema; así también muchas organizaciones productivas, sociales o de servicios, hasta llegar a la familia. De hecho, el proceso partió en su origen desde el círculo más interior, es decir, desde la familia, para de ahí reproducirse en estructuras cada vez mayores y más complejas, donde el conjunto de núcleos familiares seguía como rector de las estructuras imitativas superiores. Es hasta cierto grado de madurez del Sistema, que empieza su preeminencia sobre estructuras inferiores hasta llegar a la familia y al individuo, proceso en sentido contrario. Hoy por hoy, el tejido social se rige desde el vértice a la base y se justifica en sentido inverso. Pero tal justificación ha sido recreada para los fines del Sistema, es decir, no parte de la satisfacción de las necesidades del núcleo familiar, sino que este se atiene a las necesidades del Sistema. Para dejar claro esto, si la falta de alimentación no fuera consecuencia de muerte, hace tiempo que habría dejado de ser un justificante básico (aún como demagogia) para la existencia del Estado.

Entonces, el Estado, y por ende el Sistema, se justifica a sí mismo sobre dos pilares que supuestamente tienen como interés el bienestar de la población: la satisfacción de las necesidades primarias, como justificantes básicos, a los que el Sistema atiende porque no le queda de otra; y la satisfacción de las demás necesidades, secundarias y terciarias (estas últimas, la mayoría creadas por el Sistema a su conveniencia), como justificantes accesorios, que sin embargo para el Sistema son los más importantes, los que más procura por ser estos objetivo o producto del mismo, los que hasta el momento puede manipular con mayor libertad. Si se pone en un esquema, vemos que la razón coloca a las necesidades primarias y secundarias como las más importantes para el individuo y la sociedad, en tanto que a las necesidades sistémicas, las coloca en menor grado de importancia (a veces nula). Pues bien, contrario a lo que la razón dice, el Sistema las coloca en orden inverso de importancia, promoviendo así que las necesidades por él creadas (terciarias), suplanten en importancia a las que pueden suplantar, es decir, a las necesidades secundarias. Este proceso involucra dos consecuencias principales inmediatas: que va en contra del uso de la razón convirtiéndola en elemento accesorio; y que la suplantación de unas necesidades menos importantes sobre otras más importantes, crea seguidores ciegos y fanáticos: especímenes a veces vergonzantes de la especie humana.

Para que la maquinaria funcione, el Sistema se reproduce a todos niveles y jerarquías: la estructura más amplia se refleja en las subestructuras hasta llegar a nivel de familia e inclusive de individuo (en el caso del individuo, la variante permisible es la subordinación de unos valores ante otros). Esta estructura de fractales, permite que el Sistema tenga un “policía” en cada nivel estructural y en la mente de cada individuo, asegurándose así su preeminencia. Nos inoculan valores que tienen por objetivo suplantar a otros en importancia y de esta manera el control se lleva a cabo mediante la explotación de la culpa (situación similar al modo en que operan las religiones).

Los niveles de mando y autoridad que se manifiestan en una familia, se reproducen dentro de las organizaciones de mayor tamaño y complejidad estructural, como las empresas. Así mismo, estas relaciones de poder se reproducen a nivel Estado. Es claro el objetivo de que del mismo modo, este esquema se reproduzca a nivel mundial. La pauta se establece al grabar estos modos estructurales de la sociedad en el cerebro, de tal manera, que la práctica invariablemente tienda a la verticalidad con dependencias de abajo hacia arriba y necesidades no confesas de arriba hacia abajo (el líder necesita seguidores y los seguidores se hacen dependientes del líder).

Quinto apartado

Reversibilidad e Irreversibilidad


La fisicoquímica termodinámica, establece dentro del estudio de ciertos fenómenos, dos tipos de procesos: los reversibles y los irreversibles. La diferencia básica entre estos dos tipos de procesos, es que en los primeros, el cambio de un sistema se da de manera infinitesimal, de modo que resulta posible regresar al estado inmediato anterior; en el segundo caso, no ocurre así: los cambios en un sistema se dan en tal magnitud, que resulta imposible regresar al estado inmediato anterior, generalmente porque hay un cambio drástico en las propiedades de la materia en proceso. El concepto aplicado a lo social, no es igual, pero podemos echar mano de un modelo analógico para entender los procesos de cambio social desde esta perspectiva.

Veamos dos ejemplos de esta diferencia; uno atendiendo a un fenómeno natural y otro a un fenómeno social. En el caso del fenómeno natural, un proceso reversible sería producir una molécula de agua a partir de hidrógeno y oxígeno; podemos tomar después la misma molécula de agua y producir hidrógeno y oxígeno. Por el lado del proceso irreversible, podemos considerar a la combustión de un madero; los productos de la combustión, no pueden servir de materia prima para volver a producir el madero.

En el ámbito social, procesos reversibles pueden ser: realizar un manifestación, sugestionar a una persona, mediatizar a la población, la privación de la libertad, etc.; mientras que dentro de los procesos irreversibles podemos mencionar a la represión violenta, al asesinato, las guerras, etc. En general, los procesos reversibles son aquellos donde el cambio puede revertirse cuando se trabaja en ello y se cuenta con los medios y las técnicas necesarios; los procesos sociales irreversibles, en cambio, involucran modificaciones que no pueden ser revertidas. Desde este punto de vista, la dogmatización y el control mental que el Sistema ejerce sobre la población, es un proceso reversible. El problema es que quienes están bajo su influencia, quieran librarse de ella y que, quien decida oponerse, se expone a que el Sistema decrete sobre él procesos irreversibles.

Encontrar y seguir el camino de la verdad, de la evolución armónica, es un proceso irreversible por cuanto toma la existencia desde una base racional que nutre el espíritu y justifica al Ser. Un individuo con consciencia de especie, se torna en funcional para la especie y en infuncional para el Sistema al terminarse en él la tergiversación de los valores; es el camino difícil, el camino de disentir contra la mayoría. La buena noticia es que quines viven el camino de los dogmas del Sistema, tienen remedio, siempre y cuando quieran.

En una sociedad evolucionada, los procesos sociales benéficos para la población, deberán ser predominantemente irreversibles, aunque no se rechaza la posibilidad de que sean reversibles; mientras que los procesos que afectan a la sociedad, debe procurarse que sean reversibles, si no hay otra alternativa en aplicarlos, pero nunca procesos irreversibles. Esto es extensible al manejo del medio ambiente natural.

Un proceso reversible en lo social, además de que en cualquier momento se puede revertir, es mucho más sensible al entorno que uno irreversible. Por ejemplo, aplicado a la organización de una unidad productiva, una organización reversible es capaz de reaccionar a los cambios del entorno casi de inmediato si se cuenta con un sistema de monitoreo eficiente; una organización rígida, de hecho es actualmente causa de muchos quiebres de empresas, porque no puede cambiar a la misma velocidad que el entorno, conlleva un estado de deterioro imposible de remediar. Para corregir esto, se puede llevar a cabo una reingeniería de procesos, pero si se vuelve a establecer una organización rígida, en relativamente poco tiempo, el problema se volverá a presentar. Es como vaciar el cubo que remedia la gotera, pero volviéndolo a colocar en vez de arreglar la gotera.

Así, el Sistema intenta consolidar procesos irreversibles (sobretodo a nivel mental) que tienen que ver con la eficacia de la manipulación ideológica y cultural de fondo sobre la población. Sus métodos son principalmente relativos a la repetición, de la forma “repetir una mentira hasta hacerla una verdad”. En tanto, plantea procesos reversibles en lo superfluo, como en la moda, para evitar la saturación y agotamiento de las sub culturas, por un lado, y por el otro, para dar la impresión que el mundo cambia y se mueve en beneficio de la actividad comercial masiva, de poco o nulo beneficio para la gente.

Resumiendo, lo reversible es lo adaptable y el Sistema lo asocia con lo superfluo; en tanto lo irreversible es lo rígido y el Sistema lo asocia con su esencia, tanto lo tangible como lo intangible. Esto lo podemos ejemplificar más claramente si pensamos en un elefante de circo. Al principio, se le ata una pata a una estaca clavada en la tierra para que no se vaya. Al paso del tiempo, cuando el elefante se ha acostumbrado a esa forma de vida, se le puede dejar sin la atadura y no se irá. Ha sufrido un proceso aparentemente irreversible en su esencia que lo ha hecho perder su espíritu natural de libertad. Es así que, para que una persona civilizada recupere su esencia original, será necesario que lleve a cabo un proceso que le permita escaparse de la influencia del Sistema a nivel mental.

Sexto apartado
El Sistema como herencia obligada

Cada individuo que viene al mundo, tiene un lugar predefinido dentro de la sociedad, establecido por el Sistema; nadie, absolutamente nadie, no importa dónde nazca, lo hace con todas sus libertades intactas. El grupo social y el lugar geográfico donde una persona nace, determinan en gran medida las posibilidades de esa persona para desarrollarse en todos los campos de la vida. Esto no es contrario a la naturaleza de la especie ni tendría por qué representar un perjuicio para la sociedad si no fuese por la enorme distancia entre unos humanos y otros y por las herencias del Sistema. Además de lo señalado como posibilidades de desarrollo, se encuentran otros elementos que añade el Sistema, como son: la desigualdad de oportunidades, el status quo en lo político, económico y social; herencias de influencia y poder, y; las consideraciones dadas y hechos por omisión. Todos estas anexiones artificiales que hace el Sistema, persiguen un sólo objetivo: mantener y tratar de incrementar la desigualdad social, obviamente en favor de sus promotores y en contra del resto de la población. Lo interesante de este punto es que estas anexiones funcionan tan bien para los de "arriba", como para los de "abajo". Es decir, las bondades del Sistema se heredan del mismo modo que los males, por ejemplo, el trato diferente que recibe un pobre en comparación con un rico en cualquier lugar o instancia privada o pública donde coincidan. Si alguien dice que esto "¡es lógico!"... , es que tiene el status quo que el Sistema le ha heredado, bien grabado en su conciencia, ...y yo demuestro un caso más respecto al tema. Los filtros que distorsionan la realidad, la ocultan o impiden rebasar ciertos límites, son parte de estas herencias.

Ahora bien, dentro de las diversas modalidades o facetas del Sistema, hay sociedades donde por diferentes caminos, todos tienen posibilidades de ser, por ejemplo, presidente de su país (si el corte es Republicano o similar), pero obviamente la oportunidad no es igual entre las distintas clases y grupos sociales. En el fondo, al Sistema no le interesa quien llegue al poder ni por su origen social, ni por su ideología, ni por los medios usados para tal fin. Lo que le interesa al Sistema es que quien sea y como sea, llegue al poder por los medios del Sistema y que sea un garante defensor del Sistema. Sea que use la democracia, la guerra o cualquier otro medio, lo relevante es que prosiga el Sistema, quizá con diferente modelo político - económico. Esto es posible porque gracias a las herencias del Sistema, la "realidad" y su interpretación se encuentra acotada y son muy pocos los que perciben que puede haber otras realidades, porque no se atreven a explorar fuera del área delimitada que determina el Sistema. Lo que se ha hecho, es buscar y rebuscar dentro del mismo modelo de dominación tratando de remediar los errores que dan al traste con cada versión sucesiva del Sistema, errores que produjeron fracturas dentro del sistema de seguridad del Estado, provocando transiciones de poder generalmente violentas.

Dentro del Estado romano, por ejemplo, dominado por el Senado, en una sociedad cuyo crecimiento y desarrollo dependía en extremo de campañas militares, los generales estaban sujetados por el Senado y eso en muchos casos derivaba en un Estado de respuesta retardada o en la falta de respuesta. Silas, somete al Senado a su mandato iniciándose así una tiranía. El problema para un Estado gobernado por un tirano, es que muriendo el tirano, se acaba la tiranía o se cae en una guerra civil por el control del Estado. Este problema se resuelve con la monarquía, donde el poder se hereda para darle continuidad al gobierno y disminuir las guerras intestinas. Pero la monarquía también trae sus propios problemas cuyo origen tiene que ver con el abuso irracional del poder heredado por quienes no vivieron la etapa de conquista, sometimiento, crecimiento y desarrollo, situación que les hace perder el rumbo y caen en los excesos. En otros casos, la monarquía va alimentando la formación de pequeños cotos de poder reflejados en nombramientos y, en ocasiones, sustentados con territorios (feudalismo). La monarquía pues, deja su lugar a formas de gobierno más cercanas al pueblo con figuras tales como los diputados y los senadores bajo el esquema parlamentario. Estos modelos más cercanos al pueblo, van formando dialécticamente las condiciones para lo que hoy conocemos como democracia, la cual, como veremos, es la versión más avanzada del Sistema, capaz de resolver muchos de sus conflictos referentes a la herencia del poder y al control del Estado, pero por otro lado, no resuelve la injusticia social ni permite acceder a los límites más elevados de la libertad y la consciencia, ni garantiza el desarrollo pleno del Ser Humano, aunque en la retórica, estos sean sus supuestos pilares. Las herencias del Sistema no son cónclave para su consecución, pero sí garantizan su evolución por largos periodos de tiempo.

Los Estados mas avanzados en democracia, están en Europa, donde la injusticia social, la falta de libertad y el desarrollo de la consciencia parecen resolverse mejor que en el resto del mundo, pero aún así, prevalecen límites estructurales que conforme se avanza en estos temas, se va perdiendo la inercia inicial hasta acercarse al estancamiento, es decir, experimenta una aceleración negativa que comparativamente hablando, deja las cosas en general mejor respecto al pasado y respecto al resto del mundo, lo que produce un foco de atracción para otras sociedades menos avanzadas, específicamente del mundo islámico y África. Para que el modelo económico se mantenga en equilibrio, se requiere establecer un amplio marco comercial liberal. Es bien sabido que Europa vive una época donde el comercio es la pieza clave para continuar su desarrollo; un alto porcentaje de su población, el más alto del mundo, está ligada directa o indirectamente al comercio. Mantener el equilibrio interno, necesariamente involucra un desequilibrio global donde los grandes perdedores son los países en desarrollo. El Sistema actualmente apunta hacia la regionalización de las oportunidades, a la formación de bloques comerciales por geografía, cultura, etnias y similitudes respecto a los modelos socio – económicos, políticos y en ocasiones religiosos. En este sentido, mucho tiene que ver la visión que mantiene cada país respecto a las herencias ideológicas y estructurales del Sistema.

En el marco del Sistema, una misma realidad es cambiante y depende de la interpretación. No es lo mismo nacer judío en Nueva York que en Palestina; no es igual nacer negro en Sudáfrica que en Jamaica; no es equivalente ser un ebrio drogadicto dentro de una familia del más alto poder, que serlo viviendo en la calle; el primero puede llegar a ser Presidente del país más poderoso del mundo, mientras el segundo terminará muerto en la calle o en la cárcel. A todo esto, si nos fiamos de los dogmas de la cultura heredada, no hallaremos inconformidad; consideramos válida la razón de ser de las cosas cuando se sustenta en el pensamiento contemporáneo o en tradiciones actualmente aceptadas. Quiero usar ejemplos que a cualquiera parezcan las cosas más naturales, y lo son desde la perspectiva del Sistema, todo por demostrar la enorme influencia del Sistema sobre nuestras vidas por suplantación de unos valores por otros, y que en realidad, van más allá de ser simples influencias: son marcas que nos han atrofiado el juicio, como marcas de ganado puestas en nuestra mente desde que nacemos hasta que morimos. Inclusive, si un hecho como los que pongo en la discusión, nos causa indignación por un lado, por el otro concluimos que nada se puede hacer para cambiar las cosas, porque “así es el mundo”, que lo importante es adaptarse a él para sobrevivir. Caemos en la TINA ( there is not alterative) de Margaret Tatcher: “no hay alternativa”. El Sistema también nos hereda una sensación de impotencia ante situaciones completamente injustas y, en la medida exacta, nos coloca las barreras necesarias para que precisamente no podamos hacer nada al respecto; nos dice: “por aquí no se puede”... y nos quedamos con el dicho como cosa terminada. En realidad lo que hace el Sistema es mostrarnos el camino inaccesible, mismo que creó él mismo y que se nos presenta como única alternativa, pero eso no quiere decir que sea así. Normalmente, el Sistema ofrece dos alternativas de cambio: 1) la vía legal, institucional, de sentido común, es decir, lo que él mismo establece como las alternativas correctas, y; 2) la vía ilegal, contestataria, clandestina, es decir, las alternativas que el Sistema considera incorrectas, pero con todo y eso, dentro de su jurisdicción mediante un marco normativo, punitivo y judicial. Sin embargo existe una alternativa no contemplada, y es aquella que proviene de la consciencia, que surge a partir del ejercicio de las libertades innatas del Ser Humano y se expresa fuera y por encima de su marco normativo atendiendo a los derechos elementales de toda persona (no sólo de aquellos que reconoce el Sistema). Pero de esta alternativa, hablaremos más adelante en detalle. Por el momento, solo diremos que  hay un camino al que todos tenemos acceso para combatir cualquier injusticia: la abolición del Sistema por decreto propio a nivel individual, que es el despertar de la consciencia acerca de nuestra esencia natural y espiritual, y la unión de esas consciencias individuales dentro de una nueva conciencia colectiva.

Todo lo que del Sistema proviene, se coloca como juicio cierto o al menos, conveniente, práctico, útil, normativo e indispensable para la vida en sociedad. La razón se topa con esto y retrocede, dejándonos una sensación de ser demasiado insignificantes; y si nos planteamos el reto de cambiar algo, el sólo hecho de pensarlo, nos hace sentir como unos necios, utópicos y estúpidos soñadores. Hay que señalar que efectivamente, hay pocas cosas de fondo sustentadas sobre lo comúnmente aceptado por el Sistema, que se pueden cambiar a partir de una simple iniciativa individual, ya que el verdadero camino del cambio, obviamente, está oculto a nuestra percepción sistémica; la solución de fondo entonces no proviene del mismo Sistema, sino del pensamiento liberado.

Puedo asegurar que muchos, después de leer y analizar superficialmente estas ideas, se pronunciarán de acuerdo con ellas, pero las marcas en su mente, los devolverán a la inmovilidad que impone la realidad ficticia a la que estamos acostumbrados y en la cual nos sentimos como pez en el agua. Es por ello, que un cambio real no depende sólo de dar la razón a la razón, sino de librarse primero de las herencias del Sistema que tenemos en la mente, como se planteó en la parte introductoria de esta obra. No se trata de formar seguidores ni de conjuntar acuerdos, ni siquiera de plantear acciones. Se trata simplemente de liberarse internamente, que lo demás estará por venir si se alcanza la masa crítica y se da como proceso natural reversible. En el octavo apartado, hablaré de la masa crítica.

Como conclusión de este apartado, señalaremos que las herencias del Sistema son de dos tipos: las herencias estructurales y las herencias ideológicas. Dentro de las primeras, se encuentran la posición social, económica y política. En las segundas, están la cultura, las tradiciones, la forma de vida, la forma de pensar, sean todos ellos de corte dogmático o no, las ideas sobre el género, la tergiversación de los valores, etc. Obviamente, los que rigen nuestra vida negativamente, por el lado de lo ideológico, son los dogmas, y por el lado de lo estructural, es la aplicación de la justicia por omisión, según el destinatario y el control de la institucionalidad. El resto de herencias no negativas, son de alguna manera, motivo por el cual muchos buscan encontrar un Sistema justo que, a ciencia cierta, es imposible sin el despertar de la consciencia y por lo que ya se ha señalado hasta el momento en esta obra11, pues bajo esta bandera el Sistema ha experimentado infinidad de cambios sin lograr más que avances relativos, pues si bien se han logrado mejorar algunos aspectos, otros en cambio, los más ocultos, se han perfeccionado para ejercer una dominación velada, invisible en su origen, menos agresiva físicamente en forma directa, pero más letal en forma indirecta; se ha perfeccionado en poner más obstáculos a la libertad de pensamiento y complicar extraordinariamente el deshacerse de los dogmas para despertar la consciencia. En resumen: los cambios del Sistema no han sido otra cosa que su perfeccionamiento y lo que nosotros percibimos como mejoras sociales, no son más que el resultado de métodos menos agresivos pero más eficientes de dominación y control. ¿Para qué llevar a cabo una empresa como la de Darío el Grande, la de Jérjes (su hijo y sucesor) o la de Alejandro Magno si la obtención del poder se ha tecnificado tanto que no resulta indispensable conquistar por las armas a los pueblos del mundo?.

La civilidad en nuestra sociedad, es el equivalente al nivel de entrenamiento dentro de un grupo de perros: los mejor entrenados son más fáciles de dominar por el entrenador y, por ende, obtienen mejores recompensas. Vemos cómo se ensalza el desarrollo de la economía en China, en Europa, etc., pero estos logros no han hecho más que reducir el déficit de algunas reivindicaciones para la población y no gratuitamente: se trata de adaptar a la población a los modelos comerciales para que puedan ser más productivos. A las vacas se les proporciona una mejor dieta, se les da mejor trato, se les ofrecen servicios veterinarios, etc., etc., todo con el fin de aumentar su producción y mejorar la calidad del producto para que el dueño obtenga mayores ganancias, pero no dejan de ser explotadas. Contrariamente, las “vacas” libres son marginadas, perseguidas y si es posible, exterminadas.

Un individuo heredado por el Sistema no es un individuo libre a menos que rechace la herencia. Desde el potentado que surge de ancestros explotadores del trabajo ajeno, como el miserable cuya única herencia fue la falta de oportunidades son, innegablemente, productos natos del Sistema y como tales, sus vidas están sometidas a los caprichos de este. Es de “sentido común”, dicen, que alguien reciba con regocijo la herencia material de su padre, y entre más cuantiosa sea esta, mayor regocijo; que “sólo un loco”, dicen, rechazaría la riqueza acumulada que un pariente le heredó. Sólo algunos moralinos se incomodan con herencias que a todas luces son producto de actos ilícitos, como el narcotráfico, el crimen organizado, etc., pero no saben que el 99% (por decir una cifra) de las grandes fortunas del mundo son, sin duda alguna, producto de la inmoralidad. La demostración es fácil: ¿quién con su propio trabajo es capaz de generar una gran fortuna? No existe un Ser Humano capaz de hacerlo en una vida de trabajo con sus propias manos. Para formar una fortuna se requiere necesariamente de apropiarse del trabajo de los demás y de los recursos naturales de todos. Las clases opulentas no levantan un ladrillo para la edificación de sus mansiones, ni realizan un trabajo equivalente en ninguna otra parte. Pagan 5 por algo que vale 100, donde el dinero excedente es usado para continuar con la explotación, de modo que se convierte en una espiral que no tendrá fin mientras exista una masa de trabajadores con permanentes necesidades insatisfechas. No se diga las ganancias producto del comercio. Una falacia muy difundida por los dueños del capital a través de organismos internacionales como la OMC, el BM y el FMI, es la que pone a las maquiladoras como una buena opción para el desarrollo de los países emergentes. Se trata de un juego donde todos ganan a costa del trabajador y de la sociedad del país donde se instalan este tipo de empresas. Por ejemplo, se anuncian con bombo y platillo los miles de empleos que las maquiladoras trasnacionales generan en una región, pero se omite que el trabajador sólo recibe una parte mínima de los beneficios económicos; que los empleados trabajan más de ocho horas diarias sin remuneración adicional y a veces sin día de descanso porque se les contrata por destajo; se omite que el costo de producción incluyendo sueldos y salarios es en ocasiones más de doscientas veces inferior al precio de venta del producto en tienda. Lo que realmente fomentan este tipo de empresas, es que sirven como un retén para disminuir el flujo de trabajadores ilegales hacia los países desarrollados (no es casualidad que se instalen predominantemente en las zonas fronterizas), donde además se aprovechan los menores niveles salariales de los países sede para bajar los costos de producción; se beneficia a las grandes cadenas comercializadoras, la mayoría también trasnacionales, a las que se les vende el producto para que estas les pongan su marca y aumentar el precio de venta dos, tres o hasta veinte veces más; se deteriora significativamente la capacidad de competencia del productor local cuando este no puede competir con las economías de escala de las maquiladoras, deterioro que a la larga acaba por eliminar dicha competencia con la consecuente pérdida de empleos directos y el deterioro social; se fomenta el contrabando y las prácticas desleales de mercado de marcas extranjeras con precios dumping, lo que contribuye al destrozo de la micro, pequeña y mediana industria nacional, a la perdida de empleos, al quiebre de proveedores nacionales, a impedir la sana competencia en prejuicio del consumidor y al crecimiento de la economía informal como alternativa de sobre vivencia. Esto es lo que representan las maquiladoras trasnacionales, las cuales con los raquíticos beneficios que aportan, no son capaces de resarcir el tremendo daño que ocasionan a las economías y medio ambientes locales.

No importa echar mano de inversiones extranjeras, no importa reducir a la nada las iniciativas locales modestas, no importa el deterioro ambiental, no importa la sobre explotación, ...no importa nada para mantener vivas y funcionales las herencias económicas, culturales, ideológicas y políticas del Sistema: el látigo y la mentalidad de clase tienen que pasar de una generación a otra para mantener esta irracionalidad que alimenta a una clase dominante cada vez más obesa y paradójicamente, más hambrienta e insatisfecha.

El objetivo de una sociedad avanzada y racional, debe ser que nadie carezca de todo lo que necesita para vivir, y para que esto sea alcanzable, tampoco nadie puede tener más de lo que necesita para vivir. Es un objetivo alcanzable si sabemos que en promedio, el 68% de la riqueza producida va a parar a manos del 7% de la población y que sólo el 12% de la riqueza acaba en manos del 80% de la gente, quedando el restante 32% de la riqueza en manos del 20% de las personas. Las herencias obligadas son el artífice fundamental para mantener esta tremenda desigualdad. Esto equivale a que de cada 100 dólares, a cada rico le tocan casi 7 dólares, a cada pobre le tocan menos de 14 centavos y a cada uno de la clase media, poco más de 1 dólar. Obviamente, quitando los promedios, hay ricos a quienes les toca mucho más de 7 dólares y pobres a quienes les toca mucho menos de 14 centavos. Cuando los poderosos encontraron esta forma de organización, la llamaron civilización y desde entonces se hereda generación tras generación para perpetuar el sometimiento de la mayoría. Estas herencias se sustentan en un trípode: el secuestro de la tecnología, las economías de escala, y el poder (económico, político y el social por la vía jurídica, bélica o programática pro inconsciencia). En el Capítulo IV, veremos como estos tres elementos crean una burbuja de competencia imparable que arrasa todo lo que encuentra a su paso.

Séptimo apartado

Los clanes


Dentro del sistema, los clanes son parte fundamental para simplificar el dominio sobre el grueso de la población y para el control de la versión y visión del Sistema vigente en cada sociedad, de tal manera que los métodos son más eficientes, más sencillos y menos costosos cuando se trata de la manipulación del pensamiento, del establecimiento de normas y la conservación de las costumbres y dogmas, que sobre un grupo de individuos aislados. Esto se debe a que los clanes son unidades que cumplen cierta homogeneidad entre ellas y entre sus miembros en al menos el punto que las define. Una de estas unidades, son las familias. Antiguamente, cada familia o grupo de parientes cercanos formaba un clan, como se les denominaba, mismo que podía llegar a crecer en tal magnitud que conformaba un pueblo entero con las mismas raíces culturales y en general algo que identifica a sus miembros.

La familia moderna, difícilmente puede llegar a formar un pueblo, pues el número de miembros que aglomera, ha sido acotado por cuestiones sociales, económicas y políticas inherentes a la civilización actual, donde además se restringe su libertad de acción y autodeterminación. Sin embargo, se ha conservado en gran medida el núcleo familiar interno, es decir, los parientes de nivel más próximo casi inalterable a lo largo de los siglos, a la vez que, la formación de clanes ya no depende exclusivamente de las relaciones de parentesco, sino de intereses comerciales. Es así, que el sindicalismo, basado en relaciones gremiales y laborales, surge como una forma de organización social en clanes, donde muchas veces basta con influir sobre los líderes para tener a toda la masa representada bajo el efecto de la misma influencia (por convencimiento o imposición). La dominación a través de los clanes, es una lucha de equilibrio donde por un lado, un sector social se agrupa para tener fuerza y defenderse mejor, y por el otro, el hecho de agruparse permite fenómenos como el de banco de peces, la enajenación en masa, etc. Por ejemplo, Juan Pérez, comerciante ambulante, intenta conseguir ciertas prerrogativas para ejercer su profesión en libertad. El resultado es que normalmente, no obtendrá nada positivo a su favor, pero si Juan Pérez se une a otros muchos como él, y forman una asociación civil legalmente registrada (cumple con los protocolos del Sistema), e intenta de ese modo lo mismo en lo que anteriormente fracasó, seguramente logrará algo a favor, pero el precio puede ser que a su vez, tenga que ceder a ciertos intereses de quienes tienen el poder de otorgar las libertades buscadas por la asociación. En ocasiones, si los grupos sociales con similitudes no son capaces de organizarse por sí mismos, el mismo Sistema los organiza para así tener una palanca de negociación y control, por ejemplo el gremio de taxistas, son organizados por el Sistema para tenerlos bajo control y se los identifica con una placa y otros elementos distintivos. Todo aquél que no pertenezca formalmente al gremio, no podrá dedicarse a la misma profesión en libertad o se hará acreedor a persecución hasta que logre regularizar su situación. Esto atenta contra las libertades más elementales del Ser Humano. Obviamente, una regla precede a otra, de modo que nos vemos atrapados en un entramado donde para cambiar una parte pequeña que nos afecta, a veces hay que cambiar un sin número de dependencias con lo cual se hace imposible cualquier cambio, de modo que la regla en cuestión, pasa a formar parte de la idiosincrasia de la gente, aceptada por omisión. Un ejemplo claro es cuando alguien intenta pasear desnudo en medio de un boulevard; la normatividad vigente sólo le acarreará persecución, así que para poder ejercer su derecho tendría que cambiar no sólo las leyes al respecto, sino la cultura de la sociedad donde se desenvuelve.

Como ya se ha mencionado, el anarquismo es un buen antídoto contra la influencia del Sistema, sin embargo puede considerarse sólo como un arma, más no como el camino a la solución final; al menos no como los principales ideólogos del anarquismo lo han propuesto: anarquismo libertario sostenido sobre un sindicalismo libertario con un gobierno que no gobierna. Este modelo, descentraliza por un lado las funciones administrativas, de control, gestión, etc., del núcleo del Estado para ponerlas en manos de los comités sindicales, y por el otro, al extenderse la organización social del Estado, crea nuevas necesidades que deben ser atendidas de alguna manera, sobretodo en los aspectos de las formas para ponerse de acuerdo sobre puntos de interés general, lo cual promueve la generación de comités y otras estructuras burocráticas centralizadoras del poder, que además suelen funcionar como un obstáculo para la libertad de pensamiento y la libre autodeterminación. Entonces, un anarquismo libertario es, en esencia, una versión ligera del Sistema, ya que mientras el poder de unos esté por encima de la mayoría, necesariamente habrá de ser fuente de injusticia social. Los términos de autogestión, autodeterminación, autonomía, igualdad, fraternidad, etc., son insertados en los sofismas que a manera de declaración de principios se enarbolan por los anarquistas que quieren tomar el control del Estado y con este, del Sistema. No deja de ser demagogia ofrecer una vida de igualdad para todos cuando las condiciones humanas y del ambiente hacen imposible alcanzar en los hechos tal condición, porque la igualdad basada en los bienes, en el nivel de vida, en las oportunidades de desarrollo y en los derechos, es la más grande falacia de la historia, siendo que de hecho, está vigente como un objetivo dentro del Sistema actual, aunque sólo como postulado, pues el objetivo nunca se alcanza; viene siendo la zanahoria delante del asno. Una civilización dependiente de un Estado, representa a una sociedad convertida a los intereses de los poderosos, por lo que aún dentro de un sistema anarquista, los controles para evitar la desintegración social, necesariamente conllevan el ejercicio del poder unilateral e intransigente de la minoría dominante.

La familia, tal como la conocemos, es por un lado, síntoma de una sociedad no evolucionada por su organización piramidal, y por el otro, cónclave o pilar del Sistema de dominación por ser modelo celular del sistema de clanes, cuyo funcionamiento es en gran medida, un fractal del Sistema. De hecho, el modelo familiar consolidado dentro de las primeras civilizaciones, proporcionó la base epistemológico - práctica del Sistema en sus comienzos. La sociedad civilizada, tuvo por núcleo primero a la familia, luego al clan, luego al Estado, condición que perdura hasta nuestros días, donde está en primer lugar sobre las conciencias, el Estado, luego el clan, luego la familia y finalmente el individuo. Una sociedad evolucionada, no tiene por núcleo a la familia, ni al clan y no existe el Estado; la base de la sociedad es el individuo desde el punto de vista de una cosmovisión que lo sitúa como el promotor consciente del desarrollo y evolución de todo cuanto le rodea y de sí mismo como especie e individuo. El hombre actual tiene la capacidad intelectual y los medios tecnológicos para situarse bajo esa perspectiva, pero más que promotor de desarrollo se ha convertido, a través del Sistema, en promotor de la involución de la especie y de su entorno. Un modelo familiar que no evoluciona, es debido no sólo a la influencia del Sistema, sino también porque el modelo es funcional dentro de ciertos límites y sobretodo porque funciona adecuadamente para los intereses sistémicos; es la primera escuela sistémica, luego viene el segundo nivel, que es la calle, el medio ambiente inmediato. En una sociedad volcada a la violencia como consecuencia de la injusticia social (pobreza, marginación, falta de oportunidades, falta de educación, falta de espacios, etc.), los sectores más agraviados, descargan su frustración primero sobre el círculo más cercano, la familia; luego sobre el siguiente y así hasta aquellos círculos donde logran de una u otra manera, tener acceso. En mi infancia, tuve un amigo que falleció a los ocho años de edad por inhalación de solventes. Había empezado a los cinco años. En la calle, se formaban clanes a manera de pandillas donde se defendía la territorialidad, sin caer en la cuenta que los rivales de un clan, eran exactamente iguales en esencia al otro clan: igualmente agraviados, igualmente violentados, igualmente marginados, pero el hecho de pertenecer a un clan distinto en apariencia, los convertía en enemigos. No se diga lo que pasa entre clanes de distinta clase social. Desde pequeños, el Sistema nos vende la idea de que la pertenencia a un clan es vital para hallar nuestra identidad, para llegar a ser alguien con un valor determinado, de otra forma no tenemos voz ni voto. El darwinismo social ha sido el arma para separar a la sociedad en clanes, en clases y en corrientes de pensamiento que se hacen irreductibles y por lo tanto, irreconciliables con otras. De ahí, y no de otra parte, surgen las condiciones para la organización vertical de la sociedad y sus fractales en todos los demás ámbitos, y con esta, la obtención de poder irracional, donde lo que importa son la ventaja táctica y la logística.

Algunos pensadores han hecho la acotación de que la globalización está determinando el fin del Estado como marco de referencia de la sociedad, y señalan que todo apunta hacia el ecologismo como marco de referencia emergente. Tienen algo de razón, pero se equivocan respecto al derrumbe del Estado, pues lo que promueve la globalización es la formación de un Estado Mundial (que ya existe pero sus cauces de acción chocan con los localismos) donde el poder se encuentre aún más centralizado y su radio de acción no conozca límites. Ahora bien, si el Estado no desaparece, sino más bien se globaliza, la ecología sufrirá grandes consecuencias y por esta misma razón, el ecologismo puede ser fuente de conciencia social. Un Estado globalizado, con todos los medios económicos, tecnológicos y políticos a su servicio, sería un gran nodo capaz de controlar a toda la humanidad hundiéndola en la más abominable etapa de su historia; condenándola primero al estancamiento y luego a un retroceso evolutivo de difícil solución. Un ejemplo claro de una organización globalizada, es la FIFA. Organizaciones de este tipo, representan ejercicios previos de globalización del Sistema. Con Milton Freedman, viene y se aplica una globalización de la economía basada en el progreso material, carente de humanismo y raciocinio.

Sin embargo, en la lucha contra el Sistema con un Estado globalizado, no se tiene como trinchera a la ecología, sino al individuo como ente individual y social. Es innegable la necesidad de proteger al medio ambiente, pero es más importante y decisivo proteger a la especie desde el punto de vista evolutivo, de dotarla de las herramientas filosóficas capaces de vencer al Sistema dentro de la propia mentalidad, que es la esencia de la humanidad, la que la coloca como un Ser Humano socialmente viable. Cuando la consciencia, no digamos completa, pero al menos sobre ciertos puntos se ha desarrollado, es entonces que se puede luchar por esos puntos. Por ejemplo, el proyecto internacional de privatizar el agua, representa un paso más hacia el control total de la humanidad, por lo que la gente consciente de este hecho, se organiza para protestar; si tiene éxito esta política, ya se irán sumando otras tendientes a sujetar al individuo cada vez más cerca del cuello, quiero decir, controlando sus satisfactores básicos y dosificando a conveniencia cosas que por principio pertenecen a todos y representan parte de nuestros derechos humanos. El pretexto, nunca falta y en este caso es la escasez. Ya vimos cómo el poder deviene de tener el privilegio y la ventaja de explotar la escasez, de concentrar el control de los bienes que les faltan a los demás en unas cuantas manos. Nos dicen, como siempre, que es “indispensable” la participación del capital privado para poder echar a andar proyectos de alta inversión. Al final, además del poder obtenido en base al control de los recursos que crean la necesidad, se acrecienta la riqueza de los inversionistas y con ello, su capacidad para imponer sus modelos y políticas a los Estados del mundo, formando un círculo vicioso cuyo objetivo final es no sólo adueñarse de la economía mundial, sino de sujetar a sus caprichos al mundo y a su gente tomando las riendas del control del Sistema globalizado. Desde el clan familiar y hasta el clan de las clases gobernantes, se conforma una pirámide donde la libertad crece hacia arriba y decrece hacia abajo, y donde a criterio de los poderosos, falta la cereza del pastel: un clan mundial con poder absoluto sobre todos los demás. Retomaremos este tema en el Capítulo cuarto.

Octavo apartado
La masa crítica

Para que el Sistema funcione en “automático”, se requiere de una masa crítica capaz de absorber y adaptar a los nuevos miembros de la comunidad social, sin necesidad de inducción, preparación, capacitación, etc. Los nuevos miembros son los recién llegados a la cultura sistémica, como son los recién nacidos y los individuos provenientes de etnias y grupos sociales marginados, o inclusive, provenientes de otras civilizaciones. Un ejemplo podría ser, los inmigrantes africanos que se incorporan a la sociedad europea; otro ejemplo, los indígenas que migran desde sus comunidades hacia las grandes ciudades; uno más, los latinoamericanos que ingresan a los EEUU. En estos ejemplos, los nuevos ciudadanos se adaptan más rápidamente a la versión del Sistema al que ingresan, por provenir de otra versión similar; los cambios básicamente son culturales y normativos, pero lo relevante, es que esos cambios, determinan un comportamiento distinto en el individuo al adaptarse a la nueva cultura, aunque sin perder rasgos distintivos de su cultura original. Otro ejemplo muy claro, es la adaptación que el pueblo japonés ha experimentado, principalmente a partir del fin de la SGM, donde no se han perdido sus rasgos culturales originales, pero su actitud social responde a los intereses de la eficiencia del Sistema, no a la tradición cultural.

Sin embargo, el ejemplo más claro y natural, es el del recién nacido, que desde el momento de nacer, ya está sujeto a las herencias del Sistema (controles que determinan sus posibilidades de desarrollo, restringen sus libertades y determinarán su forma de pensar) que lo pondrán en contacto con una masa crítica (la sociedad que le rodea, empezando con la familia) de la cual absorberá los elementos que le permitirán adaptarse a la cultura sistémica.

La masa crítica es pues, la cantidad de personas que comulgan en los mismos intereses, circunstancias y tradiciones (cultura), y que es capaz de absorber, para esos mismos intereses, circunstancias y cultura, a nuevos individuos (externos o internos), por simple contacto prolongado, aprovechando la capacidad adaptativa del individuo. Es una fuerza de influencia de la que pocos pueden quedar al margen al entrar en contacto con ella, de hecho, todos somos absorbidos por el Sistema al estar en contacto con él, por lo que el Sistema depende de una masa crítica, y así del mismo modo, de una masa crítica depende su fin.

Cuando la masa crítica ejerce su influencia, el nuevo miembro consciente o inconscientemente, al percibirla, reacciona ante ella como condición de sobrevivencia: busca seguridad y aceptación, desestimando los inconvenientes y centrando su razón en los beneficios. Esto resulta natural en una especie social y determina diferencias a veces insalvables entre los miembros de un pueblo respecto a otro pueblo. Cuando un Ser Humano nace en Medio Oriente, no difiere en nada respecto a otro Ser Humano nacido en Norteamérica, salvo las diferencias naturales consecuencia de la diversidad de especie. La versión del Sistema a la que cada uno será sometido, marcarán en definitiva su forma de pensar y de actuar; sus fobias, sus gustos y sus ideas religiosas, políticas y sociales. Pero ¿en verdad este marcaje es definitivo? Ciertamente, si se dejan llevar por la corriente de pensamiento de sus respectivas culturas, así será. La consecuencia de abandonarse por seguridad y pertenencia a determinada cultura, no importa su nivel de desarrollo racional, implica necesariamente perder la autonomía en muchos aspectos de la personalidad, desde la forma de ver al mundo, de comportarse, de pensar y de actuar; se entra en una dinámica donde el individuo y la sociedad a la que pertenece conforman un mosaico de fractales donde las diferencias no escapan al marco de referencia vigente. La salida es posible ciertamente desde una perspectiva individual, pero requiere alcanzar cierto nivel de consciencia poco accesible y a veces inalcanzable bajo las influencias sistémicas; el otro camino es por medio de la influencia de la masa crítica, específicamente de un grupo liberado. Existe un tercer camino, pero ese involucra la pérdida de la razón o de la salud mental.

Veamos cómo funciona esto en el ámbito de las organizaciones, sean privadas o públicas. Para que el nuevo empleado absorba y se adapte a la cultura de la organización con el fin de alcanzar los objetivos de la misma, se implementan cursos de inducción, preparación, adiestramiento y capacitación, porque la organización no alcanza la masa crítica para que esto se de en automático. Sin embargo, dentro del sector público, por ser generalmente organismos de gran dimensión, la masa crítica está presente, para mal, influenciando a los nuevos empleados en la ineficiencia, la corrupción, la falta de responsabilidad, etc. Entonces ¿de cuántos individuos que confluyen en los mismos intereses estamos hablando para determinar que se ha llegado a la masa crítica?. La masa crítica es una cantidad variable que va desde un individuo, hasta miles. Un líder capaz de mover a un pueblo entero, cualquiera que sea la justificación empleada, es una masa crítica de un individuo; un grupo de cuatro músicos capaz de absorber y adaptar a uno más sin perder su esencia y su estilo, es una masa crítica de cuatro individuos. Entonces la masa crítica depende del nivel de influencia que puede alcanzar. Por ejemplo, el mismo grupo de cuatro músicos, si intenta absorber y adaptar a toda una orquesta, encontrará serias dificultades para hacerlo, porque su influencia no alcanza el nivel necesario; necesitará echar mano de otras formas de inducción y en general, forzar la situación, pero de esa manera ya no representará una masa crítica. Los Beatles, por su enorme influencia social, representaban una masa crítica de cuatro individuos capaces de absorber momentáneamente a toda una orquesta. Especialmente, este fenómeno social, gracias a la comercialización masiva, se hace de alto consumo y representa la comprobación de las teorías sobre el control de la población a través de los medios masivos de comunicación, dogmatizándola, dándole una idea de rechazo sistémico ceñido a una contra cultura ligth, que si bien puede tener argumentos efectivos para justificar tal rechazo, la misma comercialización de la nueva cultura, le hace perder su espíritu y al final todo queda en una moda que se sincroniza con la temporicidad de la moda: cambia la moda y cambia la cultura con todo y su base ideológica. Dicho en otras palabras, las ideologías se vuelven desechables al ceñirse a la moda que las representa, misma que le da velocidad de crecimiento a la ideología y a la vez, la que determina su decaimiento. Toda forma de cultura que se hace dependiente de la economía, pierde su espíritu original y queda como elemento de museo.

La masa critica se enfrenta regularmente a su vez, a otra masa critica que se opone. Cuando ambas fuerzas son de dimensiones e influencia similares, podrán pasar toda la vida intentando absorber una a la otra sin lograrlo (perpetuo conflicto). En cambio, cuando una de las masas tiene mayor peso específico, tarde o temprano terminará absorbiendo a la de menor peso. En el ejemplo del cuarteto que intenta absorber a la orquesta, puede terminar siendo este el absorbido o quedar en conflicto. Otro ejemplo es el de la cultura occidental: han triunfado en muchos campos logrando imponer parte de su cultura e intereses al resto del mundo y este triunfo se promueve como un signo del progreso y la civilidad. No resulte extraño el eterno conflicto en Medio Oriente, donde los musulmanes, no acaban de ser absorbidos por la masa crítica del mundo occidental y entonces, sólo quedan dos caminos: la imposición por la fuerza de las armas, y / o la imposición de un sincretismo cultural basado en introducir la “funcionalidad” del modelo occidental de comercio para que este conviva con el tradicionalismo social, lo vaya cubriendo y con el tiempo lo deje en una práctica ritual, similar a como ha sucedido en Japón, sobretodo después de la SGM. Para que una masa crítica funcione como tal, es decir, que su influencia sea efectiva, se requiere en los individuos un determinado potencial de susceptibilidad a ser absorbidos que depende de una o varias identidades; la compatibilidad del individuo con estas identidades determina el nivel de influencia que puede ejercer sobre él una masa crítica. De esta manera, los gobiernos de los Estados seudo democráticos, constantemente están buscando y explotando esas identidades atractivas para seducir a los votantes. Las engañifas, los mitos, los dogmas y la mal información abundan alrededor de los discursos resultantes. El Sistema, primero prefabrica identidades con las cuales el individuo se habrá de identificar; utiliza o fabrica ideales humanos que muy pocos puedan rechazar; después, simplemente conecta unos con otros por medio de la cultura y la historia de los pueblos; maneja conceptos como Patria, nacionalismo, raza, civilidad, libertad, progreso, modernismo, etc. El resultado es una masa mansa y dispuesta a defender lo que cree suyo desde la perspectiva del Sistema, que se vuelve en extremo fácil de manipular y, ante los excesos de los poderosos, tiene la certeza de que “así es, ya no sólo el mundo, sino la vida misma y nada se puede hacer”.

Sin embargo, el Estado, además de que la sociedad que representa ejerce influencias de masa crítica, necesita de posturas y estructuras impositivas para asegurarse de tener todo y a todos bajo control y, en muchos casos, recurre a acciones represivas cuando la influencia no alcanza el nivel necesario para absorber y adaptar a todos los individuos de la sociedad, es decir, no se alcanza el nivel de masa crítica para someterlos a su hegemonía. La última opción, que en ocasiones es la primera en los hechos, es la exterminación de los disidentes.

En la historia del Sistema, desde su creación fue necesario que un grupo social alcanzara el nivel de masa crítica para el establecimiento de la primera civilización. Desde ahí y hasta nuestros días, este elemento es condición de la permanencia y de los cambios del Sistema; de cambios en lo accesorio y de permanencia en lo sustancial, es decir, de cambios en los modelos, las formas de convivencia, los métodos, las formas de gobierno, las culturas, etc., y de permanencia en que el interés comercial que crea y preserva privilegios especiales está por sobre todos los demás. No hay que perder de vista lo comercial, como fin máximo del Sistema y que para ello requiere del poder político, económico y con estos, del social, pero que estos no son su fin, sino sus medios. Es cierto que estos poderes son el fin de los que nos gobiernan, pero ellos no son el Sistema, pues la estructura de poder, que es la parte tangible del Sistema, no son las personas que entran en esa estructura. La estructura del poder, existe inclusive sin miembros. ¿Cómo puede ser esto posible? Dos ejemplos simples: la figura presidencial es una parte de la estructura y existe aún sin una persona que ocupe el cargo de presidente; la Secretaría de Economía, sigue existiendo sin un Secretario. Se dice que las organizaciones existen porque hay quienes pertenecen a ellas. Esto es válido sólo fuera de las estructuras básicas del Estado, pues estas existen previas a que los cargos sean ocupados, llámense como se llamen. En un cambio de gobierno, donde las Secretarías del Estado son renovadas, puede haber el caso de que uno o varios cargos queden sin ocuparse por un tiempo, y esto no quiere decir que dejen de existir. Esta forma de organización es conocida como institucional, es decir, las instituciones permanecen a pesar de quienes las ocupan o de que nadie las ocupe. Entonces quienes tienen el control de las instituciones son los mismos que tienen el control del Sistema en lo estructural.

Ahora bien, la masa crítica como detonador de influencia social, puede operar en sentido inverso a como el Sistema lo tiene previsto, es decir, que su influencia sobre la sociedad sea en contra del Sistema. Esto puede ser posible si un número determinado de personas se liberan de los dogmas sistémicos y llegan a ser en tal cantidad y con tal nivel de alcance, que lleguen a conformar una masa crítica. Bajo esta condición, puede generarse una reacción en cadena que destruya los ligamentos entre la estructura básica del poder y el stablishment, propiciando la desintegración del Sistema; el condicionamiento mental y social que el Sistema ejerce sobre la población, dejaría de tener efecto al instante mismo de abrir una puerta capaz de mirar más allá del Sistema. Gandhi, logró la independencia de la India y Paquistán gracias a que supo aprovechar el rechazo a lo establecido formando una masa crítica unificando a la población. En lo personal, pienso que la independencia era sólo un requisito previo para alcanzar un objetivo final más ambicioso: liberar a los hindúes y paquistaníes del Sistema; obviamente, se tuvo que recurrir al fanatismo para detenerlo. El Sistema puede tolerar y asimilar la independencia económica, militar o política de un pueblo, inclusive a la anarquía, pero no tolera la independencia de ese pueblo respecto al Sistema.

Ahora bien, la anarquía desencadenada a partir del derrumbe del marco de referencia social establecido, deja de ser anarquía cuando la referencia que así lo califica deja de existir; no se pueden violar leyes si no hay leyes; no se puede ir contra lo establecido cuando no hay nada establecido. La anarquía es de todas formas un modelo definido desde la perspectiva del Sistema como lo que no se ajusta a sus reglas (las de ese momento, cuando prevalece una versión del Sistema impositiva). Entonces es como un nuevo comienzo y en muchos sentidos así lo es, pero en realidad se trata de una nueva etapa histórica que, como hemos visto, es igualmente sistémica. Algunos podrán decir, sobretodo desde el punto de vista del dogma sistémico, que muchos grupos sociales o inclusive la sociedad toda, caería en vandalismo y pillaje, al no tenerse medios de control y represión, pero esto es una verdad a medias, ya que bajo una masa crítica donde la consciencia de especie prevalece, la influencia se encamina hacia una postura de justicia y libertad; el resultado de este despertar no se trata de una versión retrógrada del Sistema, sino de su abolición como marco de referencia y por ende, de encontrar otro marco de referencia, que a todas luces apunta hacia la satisfacción de las necesidades de supervivencia humana retomando el camino correcto de la evolución de la especie y estableciendo la diversidad como norma racional del nuevo mundo. Los grupos de resistencia a la influencia de esta nueva masa crítica, en unas cuantas generaciones no tendrían una razón válida que justifique su rebeldía y serían absorbidos por el nuevo orden. La diferencia entre la anarquía definida por el Sistema y el nuevo orden (no me refiero a lo económico), es que en el primer caso se atiende a las necesidades propias inmediatas mientras que en el segundo, se trata de atender a las necesidades propias de la especie sin menoscabo de la individualidad. Pero ¿qué pasaría con las empresas y en general con las estructuras económicas del Sistema? ¿quiénes serían los que produzcan para satisfacer las necesidades de vida de la población? Estas y otras preocupaciones nacen ahora del dogma sistémico porque son enclaves en la forma de vida y organización tal como las conocemos, pero no tendrían sentido sin el Sistema. No se pueden hacer observaciones objetivas de una sociedad no sistémica, sobre la base de juicios sistémicos. En los capítulos II y IV se analiza más a fondo esta cuestión.

La existencia de empresas viene a ser un elemento de seguridad sistémica, por lo que su mantenimiento y promoción es necesario para el Sistema y se sustenta en un trípode: el dogma que crea inseguridad y miedo, el poder económico y político para imponerlas y, el secuestro de la tecnología. Una clave importante que tiene que ver con los dogmas sistémicos, es el asunto de la seguridad. Muchas civilizaciones pasadas vinieron a pique cuando sus sistemas de seguridad fallaron. Un factor importante de todo sistema de seguridad, es la alimentación. Si un Estado no es capaz de garantizarla a la sociedad subyacente, entrará en crisis y dependiendo de su capacidad de respuesta, puede inclusive llegar a la autodestrucción de las estructuras de poder y con estas, a falta de consciencia de especie, la desintegración de la civilización desde el punto de vista político organizacional. Por ejemplo, se sabe que la civilización teotihuacana, se desintegró precisamente porque el Estado no previó alternativas viables y suficientes ante el agotamiento de los recursos locales. Cuando el comercio se establece en una sociedad como principal forma de vida, se engendra una inercia difícil de contener o al menos, no resulta prudente contenerla pues de esta contención se originan gran parte de los conflictos sociales que normalmente derivan en el debilitamiento de las estructuras básicas del poder. Es así que los Estados del mundo, buscan a toda costa mantener el crecimiento comercial en al menos la misma medida que el crecimiento de las necesidades de la población.

Como resumen del capítulo, podemos decir que el funcionamiento del Sistema se basa en el control de las instituciones sociales (simbolismos de masa crítica) por los grupos de poder económico y político; y en una herencia cultural que aparentemente no requiere del uso de la razón para encontrar su validez. Además, como ligámenes, el lenguaje, las formas de pensar, las tradiciones, los sistemas sociales, políticos y económicos, la estructura familiar de subordinación, las formas de organización productivas de corte piramidal, los clanes con liderazgo corrompido, las religiones, la CC, etc. El establecimiento y crecimiento del nivel de influencia de las instituciones internacionales, acerca a los poderosos sin fronteras al control del mundo por medio del control de estas instituciones. Ejemplos de ellas, hay muchos, pero aún no son suficientes ni con el nivel de influencia que querrían sus dueños, aunque con el tiempo han ido ganando terreno. Están la FIFA, la OMC, la ONU, el BM, la OECD, el FMI, entre otras.


8 El Sistema, utiliza este método de condicionar nuestras respuestas y formas de pensar, como la forma más efectiva de asegurar su permanencia como rector de nuestra sociedad. (nota del autor)
9 Muchos de los conflictos sociales se derivan a partir del enfrentamiento entre grupos de fanáticos. La defensa de los dogmas, por ser enteramente irracional, impide conciliar intereses generándose, necesariamente, la violencia. (nota del autor)

10 La verdad vista desde dos ópticas: la relativa, que es un modelo de interpretación funcional de la realidad en base a la historicidad de Hegel, y; la absoluta, que es funcional independientemente de la historicidad. En el volumen segundo se hace un análisis más detallado de este término. Sólo diremos que la verdad absoluta es la misma cosa que la realidad.
11 Cuanta verdad hay en el dicho: “cada pueblo, tiene el gobierno que merece”. Nosotros, los civilizados, seguiremos mereciendo estar bajo el control de la desigualdad mientras no despertemos nuestra consciencia de lo que realmente somos y lo que representamos como especie pensante. (nota del autor)

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